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Carta de agradecimiento para los aficionados del País Vasco

Carta de agradecimiento para los aficionados del País Vasco

Esta carta va para todos los aficionados vascos, que siempre están ahí. Siento que he tenido una estrecha relación con los vascos durante los catorce años de mi carrera profesional. Tengo unos recuerdos muy buenos del País Vasco, ya que algunos de mis mejores momentos han ocurrido en las colinas del País Vasco. Mi primera victoria como profesional fue en Vuelta al País Vasco en 1998. Yo lucía todavía el maillot azul y blanco del equipo Gan. Esta victoria cambió mi carrera profesional para siempre y para mejor.

También fue la primera vez que tuve la suerte de vivir la pasión y la equidad de los aficionados vascos. Fue un día frío y lluvioso, a pesar de ello muchos de ellos vieron en vivo el final de la etapa y un gran número de ellos se quedó a la ceremonia del podio. Éste fue el momento que empezó mi amor y respeto con el País Vasco y la gente que vive allí.

Desde entonces, siempre he firmado para correr la carrera a pesar de que es una de los mas difíciles y complicadas de la temporada. Sin embargo, me encanta volver a mi querido País Vasco.

Recuerdo también cuando tuve el maillot de mejor escalador en el Tour de Francia de 1998, pero solo por un día porque me caí dos veces en la primera etapa de los Pirineos. Casi no podía llegar a la meta y lo perdí, pero los aficionados vascos, una vez más, me apoyaron y me dieron ánimos hasta la meta. Las montañas estaban tapadas con sus banderas y sus camisetas de color naranja, típicas de la afición. Un mar rojo, verde y blanco de sus famosas banderas nacionales. Y si la afición vasca es famosa por algo, es por ser justa y animar a todo el mundo, incluso a los que se caen y apenas pueden aguantar más. No les importa. Te animan igual seas el mejor ciclista del mundo o si vas en el grupito. Realmente me gusta y lo agradezco.

A lo largo de mis catorce años como ciclista profesional siempre he visto a los aficionados vascos como los fans más apasionados y leales del ciclismo. A veces parece que están casi llorando "¡venga! ¡venga!" y "¡ánimo! ¡ánimo!". Nunca he tenido ningún problema. Siempre hay espacio para que los corredores puedan pasar. Nunca abuchean a nadie. Siempre justos y apasionados. Nunca he visto a un aficionado vasco causar problemas ni bloquear la carretera, ni hacer tonterías. Sois unos fans llenos de pasión por este deporte, los fans más leales, más informados y más apasionados. Entendéis y apreciáis el trabajo duro que hacemos en nuestro deporte.

La de la semana pasada puede haber hecho mi última Vuelta al País Vasco. Quería regalarles, una vez más, una victoria, pero estaba haciendo otro tipo de trabajo. Estaba allí para ayudar a mis capitanes, para ponerles en una buena posición para la ultima subida. No tuve ni fuerzas, ni la oportunidad de dar más.

Pero, como siempre, estaban allí. No importa si hay cinco grados con nieve ni con lluvia, ni sol de verano, siempre son fiables y están prestos para echar una mano cuando sufres.

Así que, después de catorce años dando todo encima de la bici, solo quería tomarme un momento para decir: ¡¡¡Gracias, mis queridos aficionados vascos!!! ¡¡¡Gracias de todo corazón por estar ahí y haber sido tan agradables y maravillosos conmigo durante mi carrera!!!

MILA ESKER!