1º Tony Martin (Highroad) 32:16
2º Andreas Klöden (RadioShack)a 9
3º Marco Pinotti (Highroad)a 24
GENERAL
1º Andreas Klöden (RadioShack)22h12:11
2º Chris Horner (RadioShack)a 47
3º Robert Gesink (Rabobank)m.t.
Zalla. Como en Azkoitia en 2000, la Vuelta al País Vasco volvió a hablar alemán en Zalla, la lengua de Andreas Klöden, que se volvió a calar la txapela, y también de Tony Martin, que se levantó la etapa. Pese a Erik Zabel y Jan Ullrich, hace once años este idioma aún resultaba un tanto exótico en el pelotón que finiquitó aquella edición en Madarixa, y aún convivían la peseta y el marco alemán. Ahora, con una década de vigencia del euro, el ganador final de la ronda vasca vuelve a ser el mismo, aunque ahora tenga más pasado que aquel prometedor futuro que el ahora ciclista del RadioShack vislumbraba con solo 24 años.
A Klöden, que en junio cumplirá los 36, le escoltaron en el podio su compañero Chris Horner, camino de los 40 en octubre, y Robert Gesink, aún con 25 y una evidente progresión en la contrarreloj, la disciplina que era su caballo de batalla hasta hace poco más de un año, lo que despeja su porvenir hacia empresas mayores. En cambio, sigue siendo el talón de Aquiles del hasta ayer líder, Joaquim Rodríguez. Purito padeció lo que temía la víspera, cuando aventuró que sería complicado sostenerse entre los diez primeros. Acabó undécimo de la general, tras Vasil Kiryienka, el único que rompió la hegemonía de los once más fuertes de Arrate.
La Vuelta se ha decidido en estas dos etapas, que secaron el goteo de segundos que salpicó La Antigua. Como en 2006 y 2009, las otras dos ediciones que la Vuelta echó el telón en Zalla, la crono ha resultado definitiva. Incluso, demasiado larga y determinante para el pelotón actual, que convive bajo una igualdad extrema en la montaña y el reloj cobra demasiado peso en la balanza.
Tony Martin venció con un tiempo de 32:16. Solo el 31:59 de Alberto Contador en 2009 le supera en las tres ediciones que Zalla echó el telón a la Vuelta. El 32:25 de Klöden es el cuarto mejor registro en el dentado circuito encartado, tras el 32:21 de Toni Colom hace dos años. La diferencia entre ambas ediciones la marcó el viento, decisivo en la crono de ayer. Sin restar mérito al alemán del HTC-Highroad, que fue el vigésimo corredor en tomar la salida, dos horas antes de los favoritos, se encontró con algo menos de aire, que sopló de cara o lateral en los momentos más exigentes de una contrarreloj ya de por sí dura. La velocidad media del ganador expresa la complejidad y dureza de la etapa: 39,373 km/h.
De hecho, los gallos acabaron montando un plato de 54 dientes, tras descartar el de 55 que dio el triunfo a Gómez Marchante en 2006, aunque al madrileño le dijeron entonces que montaba un 56 y el efecto placebo debió de empujar lo suyo. El 54x11 era más que suficiente ayer. A los Movistar les costó moverlo al final, cuando la reserva de fuerzas expiraba, lo que les supuso perder un podio que Beñat Intxausti, brillante un año más, y Xavier Tondo acariciaban en la cima de Bezi.
Eso sucedió antes del despertar de Robert Gesink, de menos a más, que endulzó una semana agridulce para el Rabobank al subirse al cajón tras los RadioShack. Sin embargo, el colofón bien pudo resultar maquiavélicamente amargo, cuando el espigado holandés se salió a la cuneta en un tramo recto en la parte final. Ahí pudieron estar las 176 milésimas que le separaron del segundo lugar de Horner. Los hombres de Erik Breukink, vencedor en 1988 cuando sorprendió junto a Julián Gorospe en Zegama, cumplieron su objetivo de subir a su jefe de filas al cajón, tras acariciar dos victorias de etapa con Óscar Freire. El cántabro, descalificado la víspera, no partió ayer.
La otra cara de la moneda naranja fue Samuel Sánchez. El asturiano se cayó del podio al igual que le sucedió en el mismo escenario en 2006, aunque entonces partía de amarillo. "Con el tiempo que hice en 2009 (32:44), habría estado ahí", puntualizó. Pero se fue a 33:33. "Con la victoria en Arrate es para estar contento, pero me habría gustado el podio".
Klöden, desde el inicio Para el kilómetro 5, en el alto de Avellaneda, Klöden, que solicitió salir con el buzo de su equipo en lugar del blanco que le correspondía como líder de la regularidad, ya había bordado más de media txapela. Marcó el mejor tiempo (7:44), por 7:47 de un Martin descartado desde Zumarraga. El resto no bajó de 8 minutos. A partir de ahí, el ciclista del RadioShack se dedicó a asegurar el triunfo en Bezi, donde el viento seguía entrando de frente, y minimizar riesgos desde la bajada hasta la meta. Experiencia le sobra para ello.
La contrarreloj de Klöden y Horner confirmó la seguridad que ambos ciclistas han mostrado durante toda la semana para jugársela el último día. Se han movido lo justo y nunca se han encontrado a contrapié. Quizá, su mayor rival fue el bochorno, que en el mes de abril siembra de incertidumbre la respuesta de cualquier organismo.
Quien no carburó ayer fue el impetuoso Alexandre Vinokourov, que en las etapas previas parecía presentar su candidatura al podio, pero ayer rodó sin alegría. El kazajo no se caracteriza por mantener cadencias muy altas, pero ayer no movía el desarrollo con eficacia y fue octavo.
La Vuelta al País Vasco repitió su ganador once años después. Con seis de diferencia venció José Antonio González Linares entre 1972 y 1978, pero entre medias el cántabro también triunfó en 1975 y 1977. En el año 2000, Klöden era un corredor que emergía y venía de ganar la París-Niza, en la que este año fue segundo precisamente tras Tony Martin. De los quince primeros de aquella edición, solo siguen también en activo Danilo Di Luca (2º, perdió el entonces maillot blanco de líder en la cronoescalada a Madarixa), Vinokourov (13º) e Iñigo Cuesta (14º), quien no pudo brillar para un Caja Rural que situó vigésimo a José Herrada. El alemán cumplirá 36 años en junio. "Por suerte, no te piden el carnet para poder correr", suele bromear. "Si te portas bien y entrenas fuerte, se pueden ganar carreras a mi edad. Y Horner demuestra que también se puede a los 40", apuntó ayer.
Pese a su calidad, por el camino no ha sumado muchas victorias, apenas 23. Las más importantes, París-Niza (2000), País Vasco (2000 y 2011), Tirreno-Adriático (2007) y Vuelta a Romandía (2008). Debutó en 1998 con el Telecom, y en catorce años no ha disputado más que trece grandes vueltas: siete veces el Tour, cinco la Vuelta y un Giro. Fue segundo en París en 2004 (tras Lance Armstrong) y en 2006 (tras Óscar Pereiro). En 2009 fue sexto. "No siempre he logrado llegar en la mejor condición", se disculpa el germano, tan metódico que roza lo maniático. No se justifica en el trabajo hacia Jan Ullrich primero, Lance Armstrong después y, por último, Alberto Contador. Incluso, quita trascendencia a este hecho. "He trabajado para muchos otros buenos corredores. A mí me gusta pasar desapercibido en el pelotón". Pero, a veces, le resulta inevitable erigirse en ganador.