"HAY territorios que predican la innovación, y otros que la practican. Este es el caso de Gipuzkoa, que dedica a este aspecto el 2,4% de su Producto Interior Bruto, muy por encima de la media europea del 1,9%". Son palabras pronunciadas ayer por Iñaki Galdos, diputado de Deportes y Acción Exterior, representante de un ente foral "orgulloso de haber estado al lado de los impulsores" de Wavegarden. Se trata del proyecto creador de una tecnología para la generación de olas artificiales para la práctica del surf, presentada ayer en el Palacio Foral de la capital donostiarra, y que permitirá a Gipuzkoa disfrutar de un centro de tecnificación de este deporte.

El gerente de Wavegarden, Igor Barandiaran, explicó que "el proyecto nació en 2005, y hoy nacemos como empresa", ante el lanzamiento de la nueva tecnología. José Manuel Odriozola, director de ingeniería y cofundador de Wavegarden, agregó que "desde hace tres años estamos experimentando en un pequeño lago ubicado en Aizarnazabal, dos de ellos generando olas. También hay piscinas de este estilo en algunos aquaparks, pero en el fondo no tienen nada que ver. En nuestro caso las olas son en forma de tubo y se mantienen así durante todo el recorrido. Además, nosotros trabajamos en medio de un entorno natural, y la maquinaria se encuentra bajo el agua, por lo que el impacto medioambiental es bajo".

condiciones inigualables

Una ola de tubo de 30 segundos

Durante la presentación se emitió un vídeo con imágenes de las pruebas realizadas en el mencionado lago de Aizarnazabal, en las que participó Aritz Aranburu. "Nunca había visto una ola artificial que se parezca tanto a las originales", declaró el zarauztarra, también en una grabación de vídeo, ya que se encuentra compitiendo en Brasil. Los experimentos llevados a cabo se han realizado con olas de entre ocho y diez segundos, y de un metro de altura, aunque estas cifras pueden verse incrementadas.

"En un lago de 300x100 metros, lograríamos que una ola de tubo durara 30 segundos. No hay ninguna ola artificial o natural de este tipo en el mundo que se prolongue tanto", explicó Barandiaran. Odriozola agregó que "nosotros recomendamos a quienes apuesten por estas instalaciones generar olas de entre un metro y 1,60. La energía necesaria para generar una ola crece exponencialmente con su tamaño, y a determinados niveles la explotación ya no resulta rentable. Con olas como las descritas, se pueden dar clases de iniciación y también se pueden disputar pruebas internacionales. Eso sí, desde el punto de vista tecnológico no hay límites. Podemos hacer olas más grandes. Pero, claro, para cualquier explotación a nivel municipal no resultarían rentables".

La ola se genera a través de "un perfil hidro-dinámico bajo el agua que proyecta ese agua hacia las orillas, en forma de tubo. Nos ha llevado años lograr que todas las olas sean iguales. En ellas se dan variaciones sensibles a nada que la fuerza que las genera varíe en un 2%, o a nada que la profundidad del agua cambie en un 10%", expuso Odriozola.

¿cuándo y dónde?

En Zarautz y sin fecha

Tras explicar las características de su proyecto, los responsables de Wavegarden se enfrentaron a las dos preguntas del millón. ¿Cuándo y dónde? "El dónde es complicado especificarlo, hay que hacer estudios medioambientales, pero en un principio será en Zarautz. Respecto al cuándo, asumimos que se acerca un periodo electoral y que los ritmos se van a ralentizar. Pero la corporación municipal de Zarautz nos ha dejado claro que está por la labor".

El coste de instalaciones como las descritas es "variable en función de la ubicación, del tamaño, y de si ya existe una balsa de agua o hay que crear una artificial. Todo puede ascender, a un nivel básico, a tres millones de euros. Si hablamos de lagunas con más capacidad, nos vamos a los cinco o seis millones de euros. Pero, claro, a eso hay que añadir el coste de las edificaciones anexas que se quieran crear: tiendas, restauración...", explicó Odriozola. A la hora de colaborar con el proyecto, la Diputación ha contribuido con diferentes partidas económicas a lo largo de los últimos años (Galdos recordó una de 97.000 euros), y ha aprobado en sus presupuestos la destinación de 500.000 euros para la primera instalación que se realice en Gipuzkoa.