POR el paddock camina con una seriedad sencilla. No la de un superstar. Podría estar en el patio de un colegio; está trabajando. Son aires poco juveniles. Sorprende. El chico se lo toma muy en serio. Es su rostro el que delata una jovialidad extrema. A raudales para alguien que viene luchando por el Campeonato del Mundo y que ya lo ha alcanzado.
Además, su padre también viaja con él los fines de semana, pegadito, como el de cualquier otro a su edad. Eso también le delata. Pero es lógico: es menor de edad y por ello brinda con Red Bull sus victorias. No necesita cuchillas de afeitar y enamora hasta a los más veteranos con su osadía. Fuego en pista y hielo fuera. Marc Márquez (17-II-1993, Cervera, Lleida) es presente y futuro del motociclismo. Un diamante que empieza a ser pulido.
Quedar para la memoria por detrás de Loris Capirossi como el segundo piloto más joven de la historia en conseguir un campeonato del mundo -además de haber sido el segundo más joven de la parrilla de 125 en 2010- o conseguirlo empleando 46 grandes premios son cuestiones anecdóticas. Las expectativas que ha alimentado el joven leridano son descomunales, grandes como ochomiles. Ya hay quien dice: ¿El nuevo Rossi? Está por ver. Queda mucho tiempo y sudor. Desde luego, la progresión y los números hablan bien de Márquez. Para empezar, Marc ya quebró el récord de precocidad del italiano (1997) tras enlazar cinco victorias en 125, así como a la hora de firmar cuatro poles seguidas. Números de campeón de campeones. Si bien ayer no pudo arrebatarle a Il dottore su registro histórico de once victorias en un curso del octavo de litro; Márquez se quedó con diez. No obstante, la historia del joven de Cervera se remonta a cuando tenía cinco años.
El enduro fue su primera escuela y un año sobre dos ruedas suficiente para enamorarse. Desde entonces, los títulos de campeón de Catalunya se fueron sucediendo, liderando toda una generación. Hasta el punto de que Emilio Alzamora, ex campeón del mundo de 125, lo quiso para él como discípulo cuando contaba con doce febreros. Sin embargo, la campaña más fructífera en cuanto a aprendizaje llegó al dar el salto al Mundial de 125. Las deficiencias de su experiencia, el menor rendimiento de su KTM y su escaso peso -debutó en el Mundial con una moto lastrada con 17 kilos y más tarde llegó a ganar ocho gracias a la alimentación proporcionada por su madre- le obligaron a experimentar con las apuradas de frenadas y la velocidad del paso por curva.
estilo similar a pedrosa Una educación acelerada que le ha dejado un estilo de pilotaje similar al de Dani Pedrosa, su ídolo, tanto por el fino estilo de pilotaje como por su carácter introvertido. "La gente dice que tengo la cabeza de Pedrosa y un final de carrera como los de Lorenzo", dice, y, al igual que ellos, ya es campeón. "Algo que llevo buscando toda la vida", reconoce este sencillo chico que ocupa su tiempo como cualquier otro de su edad.
"Me levanto a las 7.30, a las 8.00 ya estoy en el colegio, hasta las 14.00.Y, más tarde, sobre las 16.00, entrenamos en con la bicicleta o voy al gimnasio. Luego, a las 18.00 estoy en casa haciendo cosas o suelo quedar con los amigos. También hago carreras de Slot, pues me encanta lo que huele a competición y las videoconsolas me facilitan bastante la memorización de los circuitos", ilustra. Pero también tiene manías, como las de cualquier adulto. Por ejemplo, lleva calzoncillos azules en los entrenamientos y rojos en las carreras. Aunque también regala frases que arrojan infantilidad: "Mis padres me dicen que corra? pero sin caerme" y sigue estudiando, lo hace en un Grado Medio de Administración. El automovilismo, el atletismo y jugar al scalextric son sus otras aficiones además de las motos, por supuesto. Un mundo por descubrir en profundidad todavía. Porque el chico está creciendo. Le está saliendo el brillo, pulido y por pulir.