Jamie Cullum había prometido una fiesta para su concierto de la playa de la Zurriola, el de inauguración popular del 60º Jazzaldia y sublimación del jazz band ball. Con gafas de sol y saltando de su piano en los primeros compases, ha arrancado con Get Your Way, con la banda al completo en el escenario, al mismo tiempo que una nube tímida amenazaba la velada.

La llovizna ha durado poco, pero ha refrescado el ambiente. El pianista, por su parte, ha ofrecido un repertorio parecido al de la jornada anterior, con otro orden en el setlist, y mucho más picado, limitado por los 90 minutos de duración máxima establecidos por la organización. Ha eliminado aquello que en el Kursaal fue intimista. Paradójicamente, prescindiendo en la playa de lo que mejor le ha funcionado en el auditorio, sus interpretaciones en solitario, ha dotado a la banda de un empaque diferente, mejor. Han repetido Loz Garrat (bajo), Brad Webb (batería), Tom Varral (guitarra), Rory Simmons (trompeta y guitarra) y Tom Richards (órgano, saxofón y percusión).

Ha empalmado Get Your Way con What’d I said, de Ray Charles, que ha contado con el aplauso rítmico cómplice del público y con el que ha brincado-en este caso, metafóricamente- a Work of art, con el siempre afilado apoyo coral de de Aisha Stuart y Marc Henderson.

“Me gustaría que vieseis lo que estoy viendo yo. La Zurriola es uno de los lugares más bonitos del mundo para interpretar música. Estamos enamorados de esta ciudad”, ha dicho antes de lanzarse con los aires rythm n’ blues de These are the days, publicada en Twentysomething (2003), el álbum que lo catapultó a la fama. “I feel fine!”, ha pedido que repitiese al respetable que, efectivamente, ha contestado afirmando que sí, que también se sentía “bien”.

Ha podido haber aprovechado la efímera precipitación de los inicios cantado Singin’ in the rain, pero lo ha hecho a la media hora de repertorio , cuando ya no era (climáticamente) necesario. Ha golpeado el piano como elemento de percusión, hizo scatting e introdujo esa reverberación y delay para la voz que ya utilizó en el bolo del Kursaal del martes. Ha acabado llevando el tema a muchos paisajes musicales, incluyendo el rock, del que nunca ha renegado, con especial presencia de Varral con la guitarra.

Ha aprovechado el solo del intérprete para hacer lo que mejor sabe hacer, meterse al público en el bolsillo. Ha saltado la barrera de seguridad y caminando entre el público Ha deleitado con Mankind, algo que es uno de los momentos cúlmen -cullum, quizá- de su propuesta. Da igual que se hubiese visto ya en el auditorio, ha sido igual de emocionante.

Twentysomething, una composición de mucho clasicismo, ha llegado a renglón seguido, antes de una sección de covers. Los donostiarras corearon Upton Funk!, de Mark Ronson y Bruno Mars, y, por supuesto, Come together de The Beatles, con una buena intervención, en este concierto sí, del trompetista Rory Simmons.

Ha vuelto a su repertorio habitual con una marchosa When I Get Famous, con salto incluido. La fiesta de Cullum se ha acabado de desatar con una versión de Nina Simone, Sinnerman, ritmos afro-cubanos y timbales, bailes, call and response, scat y petición desde el escenario para romper con la timidez vasca y lanzarse a una danza desenfrenada.

Y con You and me are gone ha llegado otro de los momentos cumbres de este show, el solo de clarinete de Tom Richards, con Cullum haciendo de animador e, incluso, sustituyendo al propio Richards en la percusión, para gozo de los asistentes. El pianista ha acabado el tema con distorsiones que ha aplicado desde una mesa de mezclas, cubriendo el ambiente de una sonoridad oscura que ha rematado con una sección de Killing in the name, de Rage Against the Machine y antes de volver al tema principal, publicado en The Pursuit (2019).

Para el encore, al que esta vez a diferencia del Kursaal, ha vuelto con toda la banda, preparó la popera Mixtape, con el agregado de su propio paisaje jazzístico. “Quiero que toda la ciudad nos oiga cantar”. Toda la playa ha saltado, mientras él lanzaba su taburete por los aires.

Ha concluido con el único momento de piano solo de la noche. Ha hecho un medley íntimo con All at sea y con What a Difference a Day Made y se ha despedido agradecido.

Esta es la quinta vez que el británico participa en un festival que le parece “de los mejores del mundo”. Hasta la fecha ha venido en 2009, 2013, 2015, 2019 y, en esta ocasión, para celebrar los 60 años del Festival de Jazz. Vista su respuesta y, lo que es más importante, la del público, no tardaremos en volverlo a ver. En una nueva fiesta, seguro.