En su tema Taller, canción principal del disco homónimo publicado en 2019, el jazzman Jamie Cullum canta que desearía ser más sabio y más alto. La cantó ayer, en la inauguración del 60º Jazzaldia en el auditorio del Kursaal, en tercer lugar del setlist, con la banda recién entrada en el escenario, fuera de sus puestos y solo acompañado por el contrabajo, la guitarra y la percusión. Quizás siga siendo una declaración de intenciones –es uno de los temas que ha abierto varios de sus conciertos de la última gira–, un aviso de que, como todo artista, aún le queda camino que recorrer. De hecho, en la rueda de prensa que tuvo lugar por la mañana llegó a afirmar que la actual es “la mejor versión” de sí mismo, lo que invita a pensar que sí, que sigue “evolucionando”.
Setlist
1.- I've got you under my skin. 2. Don't stop the music. 3. Taller. 4.- Get your way. 5. Work of art. 6. These are the days. 7. Everybody wants to be a cat. 8. Singin' in the rain. 9. Next year baby. 10. Mankind. 11. Twentysomething. 12. Cry me a river. 13. When i get famous. 14. Frontin. 15. You and me are gone. Encore: 16. All at sea. 17. Gran Torino.
El británico atesora no pocos conocimientos. Sabe bien meterse al público en el bolsillo. Desde el principio, por ejemplo, con el call and response, que antecedió a I’ve got you under my skin, al piano solo y con notas disonantes que buscaban la armonía y a capella.
También demostró este tipo de conocimiento cuando a mitad del concierto se lanzó a cantar subiendo y bajando las escaleras del patio de butacas, acercándose a la gente, mientras interpretaba Mankind, después de haber encarado Next Year Baby o cuando pidió al respetable que se desatase durante la eternizada When I get famous.
El pianista se encuentra en Donostia en su quinta visita al Jazzaldia. Dijo “sentirse orgulloso” por haber sido invitado a la 60º cumpleaños del Festival de Jazz donostiarra. En ese saber adquirido con la edad, supo también cómo seguir encandilando al presente. Ayer bebieron y comieron, aseguró, y disfrutaron de esos “magníficos platos en miniatura”.
En cuanto a lo musical, quizá le falto, ahí sí, algo de altura. No fue una cuestión propia, fue más bien algo de propuesta de conjunto. Aunque la intensidad del concierto fue de menos a más antes de llegar al bis, lo más interesante siempre se dio con él solo en escena, tanto al principio del recital como en el bis, cuando de nuevo y como al principio del concierto, se volvió intimista. Solo al piano, tocó con suma delicadeza y verdad All at sea y Gran Torino, escrita en 2009 para la película homónima dirigida por Clint Eastwood.
Mención especial merece, la interpretación del segundo tema que tocó, Don’t stop de music, de Rihanna, que inició golpeando la caja del piano cual percusión y en la que llegó a aporrear las cuerdas del instrumento directamente, mientras usaba, sin abuso en este caso, efectos de sonido como algo de reverb o procesos cercanos al loop station.
Es cierto que Cullum se mostró enérgico en las dos horas que duró el concierto, en el que cantó casi 20 canciones incluyendo una versión al ralentí de Singing in the rain, así como el tema Cry me a river, que el propio Cullum reconoció como una anomalía en su repertorio y de los que dispuso solo del contrabajo y el batería.
Y es que en la banda fue donde más falló el concierto. Si bien Loz Garrat estuvo correcto al contrabajo, Rory Simmons a la trompeta parecía estar en un universo distinto al del concierto. Se notó, especialmente, durante Everybody wants to be a cat, el famoso tema de la película de Disney Los aristogatos –su primer acercamiento al género, según Cullum–, donde la falta de groove era más que notable. Y aunque se intentó acabar con una explosión en alto, era ya demasiado tarde. Volvió a ocurrir en Twentysomething, canción del disco homónimo que catapultó al británico a la fama, en Frontin o en You and me are gone, en los que pareció que la banda no era capaz de empastar completamente con el pianista.
Por cierto, si alguien se lo pregunta, solo saltó dos veces de su piano. Quizás hoy en la “fiesta” de la Zurriola, lo haga más veces.