Como en la mayoría de aspectos de la cultura patriarcal, en la mitología también lo femenino ha solido quedar a la sombra de lo masculino. Si bien es cierto que en el panteón vasco la gran diosa es Mari, entre sus hijos e hijas, algunos tienen más peso que otros. Ocurre con Basandere, la contraparte femenina de Basajaun, que, mayormente, ha quedado relegada a una nota al margen. Con el objetivo de darle visibilidad, en un proyecto en colaboración con la ONG Mundu Bat, la compañía NODE de artes escénicas presentó ayer en Tabakalera la última iniciativa del programa de desarrollo LABO GO un preestreno de su más reciente trabajo, que se titula como el propio ser de leyenda, Basandere, en la que esta emprende una pequeña “revolución” ante su pareja. Ion Estala se encuentra tras la idea y la dirección de esta pieza corta, de 20 minutos, pensada para calle o para espacios no convencionales y que tendrá su auténtico estreno, “en su poderío más absoluto”, en una sesión en calle, dentro de la programación del Festival Portas do Sol, en Portugal, el próximo día 3.
La pieza se enmarca de la campaña de Justicia Climática que promueve Mundu Bat, con la que intentan visibilizar la problemática del cambio climático y su afección a comunidades rurales y feminizadas. No es la primera vez que NODE y esta organización trabajan conjuntamente en un espectáculo. Su anterior colaboración fue en Emakumeak, una pieza que funcionó muy bien, acumulando más de 70 representaciones. “Estamos encantados de colaborar con Mundu Bat y de abordar una cuestión tan de actualidad como el cambio climático, desde la danza y de nuestra humilde posición”, comentó ayer Estala, en una conversación con este periódico.
Así, la compañía quiso valerse del folclore vasco, en el que encontrar un personaje femenino que pudiese representar “un cambio de poder y de actitud”. El director reconoció que no conocía a Basandere, una figura “bastante denostada y siempre a la sombra de Basajaun”. Este representa el “poder de la naturaleza y de los bosques, un guardián vigoroso y fuerte”, mientras que su pareja, en los pocos cuentos en las que se la cita, se dibuja como “romántica, lujuriosa y vengativa”. “Queríamos darle una vuelta y representar cómo, a través de la mitología vasca, la mujer en el entorno rural puede ser poderosa y llevar la voz cantante”, comentó.
“Contraste”
En esta pieza de danza contemporánea, Basandere es encarnada por Marina Eskisabel, en su primera colaboración con NODE. Al otro lado, Borja Bordonabe es la tercera ocasión que trabaja con la compañía donostiarra y, además de bailar, se encarga de la dirección coreográfica. Se trata de un dúo, “que ha empastado a la perfección” y que representa un cambio de los poderes, “un contraste” entre las figuras, las danzas y los tiempos. Lo orgánico de la naturaleza se traslada mediante el baile a la contemporaneidad, explicó el director.
El viaje de la protagonista, por supuesto, también se levanta sobre el contraste. El personaje de Bordonabe comienza la danza controlando el espacio, mientras que Eskisabel siempre permanece detrás. En determinado momento, ella decide hacer su pequeña “revolución” para revindicar su propio lugar. Una lucha entre ambos culmina con Basandere y Basajun avanzando de forma conjunta. “Otro de los aspectos de la pieza, además de que Basajaun entienda de que no pasa nada por ceder espacio, es que no hace falta destruir al hombre para que la mujer esté en primer plano, sino que existe espacio suficiente para que ambos vayan de la mano”, añadió.