Josemi Beltrán, director de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia, afirma que el cine de terror vive un gran momento con propuestas muy variadas en la que lo lúdico y el divertimento vuelven a estar de moda. No obstante, sigue siendo necesario llamar la atención de los jóvenes y, para ello, el festival ha creado una nueva sección dedicada al cine de animación japonés.
La novedad de este año es Animedon, que nace con el objetivo de llegar a nuevos públicos, ¿no?
Sí, el anime siempre ha estado en el festival y en la sección oficial con películas que tenían que ver más con el fantástico o el terror. Lo hemos convertido en una sección y hemos ampliado el criterio para abrirlo a la animación japonesa en general. No importa que sea un melodrama, una comedia o una historia romántica. Le hemos dado carácter de sección con más de una película y con actividades paralelas. Es un mundo muy rico. No queremos hacer un salón del manga ni nada parecido. El cine es lo importante. Hay muchos puntos de contacto entre los aficionados del anime y del terror y son pasiones paralelas en algunos casos, pero durante años nuestro festival coincidía con el salón del manga de Barcelona. Cuando lo movieron a diciembre nos animamos a crear la sección, ya que los posibles admiradores del género no van a estar fuera mientras hacemos las actividades.
Quizás la mayor diferencia radica en que el aficionado del terror es más asiduo a las salas de cine y al del anime le cuesta más.
En el terror tenemos una base del público que está educada durante muchos años al espacio público, pero también hay otro público joven de terror que ha empezado a consumirlo en las plataformas. En el anime sí que creo el consumo es sobre todo doméstico, más si lo llevamos al formato de las series, ya que no hay tanto cine de anime que se estrene en España con distribución, quitando los tres o cuatro nombres potentes como Miyazaki. El gran reto, tanto en el terror como en el anime, es llevar al espectador al espacio público y al visionado colectivo.
"No queremos hacer un salón del manga ni nada parecido. El cine es lo importante. Hay muchos puntos de contacto entre los aficionados del anime y del terror y son pasiones paralelas en algunos casos"
¿La idea es que se acerquen por algo en concreto y descubran el resto de las propuestas?
Sí, que las conozcan. El año pasado tuvimos a chavales de 16 y 17 años que, con la película El castillo a través del espejo, entraron por primera vez en su vida al Teatro Victoria Eugenia. Queremos expandir y es un trabajo de medio-largo plazo. Si tenemos una base del terror de 200 personas que compran el abono es porque llevamos 35 años. Iremos paso a paso con esta sección.
Este año no coincide, pero ¿plantean proyectar las películas de anime tanto en el Victoria Eugenia como en el Principal?
En un festival lo normal es que tengas varias sesiones a la vez, por lo que tener dos o tres salas, como cuando hacemos proyecciones en Tabakalera, para públicos diferentes me parece totalmente lógico. De momento, mantendremos el formato de la sección de anime en el Victoria Eugenia y dedicar el Principal a la mayoría de los cortometrajes y la sección oficial.
¿Hay inquietud por si el espíritu del público de la Semana podría contagiar las proyecciones de Animedon?
Habrá gente que prefiera ver la película de anime que la del Principal. Hemos intentado que puedan elegir en las mismas tramas horarias entre películas diferentes. Puede haber puntos de encuentro, pero creo que entre la mayoría es público diferente.
"Llevamos un año en el que cada quince día se estrena una película de terror. Es un momento superbueno. Un ejemplo o es que, de nuestra sección oficial, prácticamente todas tienen distribución"
¿En qué estado de forma se encuentra el cine de terror este año?
Llevamos un año en el que cada quince días se estrena una película de terror. El propio verano, que suele ser época de sequía, ha tenido varios estrenos comerciales. Y en festivales de cine ha estado La sustancia en Cannes. Es un momento superbueno. Quizás decir que es su edad de oro es exagerado, pero hay cine comercial norteamericano, cine europeo diverso... Un ejemplo claro de ello es que, de nuestra sección oficial, prácticamente todas tienen distribución o han sido compradas de alguna manera y esto no siempre pasa. En los catorce años que llevo tengo el recuerdo de muchos años en los que gran parte de la programación no estaba comprada.
Por lo tanto, el terror ha vuelto a ser atractivo comercialmente.
Este año ha habido fenómenos de taquilla de público joven, que es el que está yendo al cine a ver las películas de terror. Ahora, en Estados Unidos, Terrifier 3 se ha comido al Joker con patatas. Es un ejemplo de que un cine muy visceral, de divertimento y lúdico, vuelve a tener sentido como goce más superficial, que no quiere decir exento de calidad, y que hacía años que no se veía.
En la sección oficial hay mucha presencia de cine español y, sobre todo, vasco, con tres películas.
Sí, volvemos a inaugurar y clausurar con dos películas vascas y entre medias está Rich Flu como película potente. Son películas con producción vasca implicada y que son muy distintas. Tenemos dos películas rodadas en inglés, una en Madrid, otra ambientada aparentemente por todo el mundo y una tercera rodada en el entorno de Bilbao, pero las tres con un ambiente muy internacional. Una ballena es ciencia ficción, Daniela forever es uno de los viajes oníricos espacio-temporales de Vigalondo y Rich Flu es una distopía muy ambiciosa con cierto mensaje social.
"Hay un cine muy visceral, de divertimento y lúdico, que vuelve a tener sentido como goce más superficial, que no quiere decir exento de calidad, y que hacía años que no se veía"
Ha pasado de ser complicado encontrar una película vasca para la sección oficial a tener tres.
Los creadores tienen menos prejuicios que antes y el género también sirve para contar otras cosas. La otra película española, Bodegón con fantasmas, por ejemplo, es una producción supermodesta con actores amateurs y profesionales y pequeñas historias en un pueblecito que tira de la España más costumbrista que está conectada con la idiosincrasia del país.
¿Hay sorpresas en la programación?
Quizás la china Escape from the 21st Century, que es imagen real muy influenciada por cómo se cuentan los animes y los videojuegos y que es una historia de viajes temporales muy para público joven. Va a ser un subidón de adrenalina. Luego la irlandesa Oddity, de Damian McCarthy, que ya ha estado en el festival y que aquí da un salto cuantitativo y se ha llevado los piropos de Mike Flanagan, o nuestro espacio para el cine argentino con 1978, una película ambientada en la dictadura paramilitar, pero con elemento de terror.
"La marca de ciudad de Donostia es muy atractiva para mucha gente y hay quienes asumen el viaje de su propio bolsillo, aunque eso luego también nos haga complicado conseguir las plazas de hotel y los costes para el propio festival"
En cuanto a presencias, ¿a quién se espera?
Tendremos equipos de todas las películas españolas. Vigalondo y Aura Garrido presentarán la película de inauguración; vendrá Morihito Inoue, un director japonés que presentará una película de tiburones en balnearios; Nicolás Onetti, director de 1978; el norteamericano Michael Felker, director de Things Will Be Different; Ingrid García-Jonsson y Pablo Hernando estarán con Una ballena... Aparte de eso, Álex de la Iglesia, imagen de nuestro cartel, Caye Casas, Paul Urkijo, Ángel Salas... Vamos a tener bastante animación a lo largo de la semana.
¿Cuesta que la gente de fuera venga a presentar las películas?
La marca de ciudad de Donostia es muy atractiva para mucha gente y hay quienes asumen el viaje de su propio bolsillo, como el director de Japón y el norteamericano, que en unas condiciones normales no habríamos invitado. Les llama también el festival, por lo que es una suma de varias cosas que nos ayudan a que vengan, aunque luego también nos haga complicado conseguir las plazas de hotel y los costes para el propio festival.