La artista vasca de moda Izaro, está en plena gira de presentación de su disco Cerodenero. Llegada de Nueva York y con nuevas fechas recién publicadas, actuará el Jazzaldia junto a Garzi Esnaola (teclado), Iker Lauroba (guitarra), Julen Barandiaran (bajo) y Mattin Arbelaitz (batería).

Este 24 de julio ofrecerá un concierto en el Keler Gunea a las 20.45 horas.

De Pamplona a Nueva York. ¿Cómo ha sido la experiencia? 

Ha sido súper buena. No tenía ninguna expectativa porque era la primera vez que iba al festival LAMC, pero realmente fue muy bonito. Se agotaron todas las entradas antes de que fuéramos. Además, hemos podido conocer a un montón de gente de la industria y todos nos han dado un feedback muy bueno.

¿El público neoyorquino conocía las canciones? 

Cantaban algunas canciones y fue un flipe para mí y para los organizadores. Había un montón de gente de origen euskaldun que vivía allí desde hace muchos años o gente con padres o madres euskaldunes que habían nacido allí. Personas con un poco de morriña por la tierra. 

Es un gran paso para su carrera. 

Es un gran paso y es reconfortante. Te pica más el gusanillo. Ves esos lugares como imposibles y cuando se abren otras puertas te apetece coger velocidad y cruzarlas todas.

Las montañas de 'Cerodenero'

¿Qué recepción está teniendo 'Cerodenero'? 

Muy buena. Para mí era muy importante y me hacía mucha ilusión presentar el disco. No me esperaba que fuera mal, pero tampoco que fuera tan bien. He conseguido conectar con la gente, la gente conecta con sus montañas, y me parece que se está haciendo una cordillera preciosa de gente subiendo y bajando sus propias montañas. Me hace mucha ilusión poder ser sherpa de todas estas personas y compartir mochilas. 

¿Ha tenido mejor 'feedback' que las anteriores? 

Creo que todo ha ido creciendo. Siempre pienso que no puede ir a mejor hasta que sucede. Yo he dado el último toque de maduración como persona. He cambiado mucho desde los 20 hasta los 30 y creo que todo mi público también está en sus propios procesos. Tal vez por eso Cerodenero está siendo más íntimo. Estoy sintiendo mucha conexión. Hay mucha gente nueva, pero con el público que viene de hace tiempo hay mucha intimidad y afinidad. Al fin y al cabo, el año que viene van a hacer diez años desde los comienzos.

¿Considera que ha marcado un 'boom' en la música femenina vasca?

Creo que sí pasó algo. Se abrió alguna veda. Recuerdo los momentos del inicio muy solitarios, ahora hay mucha más gente. Me sentía bastante despegada.

Cercanía e inspiración

¿Qué es lo mejor de las giras?

Lo que más me gusta es poder cogernos una casita y, al despertarnos, hacernos el desayuno los unos a los otros, mirarnos y querer llorar de lo que hemos conseguido. Además, ver a los compañeros contentos, mandando fotos a sus madres y que ellas estén tan orgullosas me hace llorar.

¿Cuál dirías que ha sido tu escenario favorito en lo que vas de gira? 

Los tres primeros, que fueron el Euskalduna y los dos conciertos en el Kursaal. Les tengo mucho cariño porque fue la primera vez que salimos. Creo que para el público es muy bonito de ver, pero también es donde más tambaleas o te atascas. Me lo pasé especialmente bien en el Zeid Fest. También les tengo mucho cariño a los conciertos que hice en Donibane Lohizune y en Sestao. Texas también… Todos tienen lo suyo.

¿Cuál es el próximo concierto que esperas con ansias? 

Me apetece mucho el Jazzaldia, en la playa, con la puesta de sol, en la ciudad donde puedo ir caminando o en bici…

¿Diría que se siente donostiarra? 

Me siento todo, de Donostia y de Bizkaia.

¿Cuál es su inspiración artística actual? 

Tengo un montón. Me gustan muchísimo Silvana Estrada, Valeria Castro, Rosalía, Dua Lipa… Me gusta cómo llevan sus carreras. Miro mucho qué caminos cogen o no cogen. Sobre todo me gusta cuando no me fijo en qué están haciendo y veo que en nuestros caminos hay alguna similitud. Siento que hay artistas contemporáneas femeninas muy buenas y es un privilegio.

Bajada de la cordillera

Ha anunciado un último concierto en el BEC.

Me hace mucha ilusión estar en el BEC y tocar sola. Mientras subía la montaña de Cerodenero no veía un horizonte y hablando con el equipo pensamos que tenía sentido poner un final, verlo y bajar hasta casa. Va a haber colaboración especiales y muchas sorpresas que, por ahora, son secreto.

Ya se tomó un respiro anteriormente y acaba de anunciar que se tomará otro descanso, ¿a qué se debe?

Creo que hace falta respirar, no todo el mundo puede parar, pero yo intento tomar una distancia de girar para poder respirar, mirar la vida y escuchar al cuerpo a ver qué quiere decirte para luego poder hacer las cosas bonitas y bien. Respecto al descanso anterior, ya estoy bien, maravillosamente de hecho. Igual este tiempo es más largo o menos, todavía no lo sé. 

Pero volverá a la música. 

Volveré. No sé cuando pero volveré.

Un concierto junto al atardecer

¿Qué puede esperar el público de su actuación en el Jazzaldia?

Va a ser muy bonita, sólo espero que no llueva. Todavía habrá luz del día y se verá el atardecer. Tocaré tanto canciones de Cerodenero como de algunos discos anteriores.

¿Qué supone para una autodidacta como usted tocar en ese escenario?  

Es súper guay. Quiere decir que es importante estudiar y que la música es vital. Es una parte nuestra que está dentro y luego, obviamente, hay que madurarla y practicarla siendo constante. No es algo elitista. Eso me da esperanzas de que la música está en la vida. Soy consciente de que es un escenario gordo y me siento bendecida de poder cantar ahí, quiero aprovecharlo. 

¿Al principio de su carrera se imaginaba llegando a un escenario de ese calibre?

Ni de palo. Ni siquiera pensaba que en algún momento de mi vida pudiera grabar una canción o editar un disco. Para mí era ciencia ficción. No conocía a nadie que supiera hacer eso y no tenía cómo llegar a esta tecnología. Ahora, poder estar aquí y vivir de cantar, de hacer música y que a la gente le guste tu trabajo, es como un sueño. En Nueva York me preguntaron cómo estaba ahí sin discográfica y cantando en euskera. Sinceramente, no lo sé, pero no me cerréis puertas.

Ha colaborado con Merina Gris y ahora van a actuar en el mismo escenario.

Me hace muchísima ilusión. Verlos crecer tan rápido también me ilusiona. Además, lo están haciendo muy bien y me alegro un montón. 

¿Algún concierto que vaya a ver en el Jazzaldia? 

Me gustaría ver a Silvia Pérez Cruz.