Hace tres años, tras la publicación del disco Limones de invierno, la vida personal y profesional de Izaro Andrés se transformó por completo. “Se convirtió en algo para lo que no estaba preparada”, confiesa. La fama le generó un rechazo a las redes sociales, a la prensa, a tocar e incluso a salir a la calle y ser reconocida. Empezó entonces un proceso de “depuración y sanación” lejos del foco mediático que se materializa en su quinto disco, cerodecero, que verá la luz este viernes y presentará desde este miércoles en la Durangoko Azoka.

“Es un disco de autojusticia y de alta montaña”, ha señalado este lunes la cantante en la presentación del trabajo en el espacio 2deoa de Tabakalera, en Donostia. Grabado entre los meses de febrero y marzo de este año, la de Mallabia empezó a idearlo durante la pandemia, con el comienzo de la desescalada. “Generé un gran rechazo a todo, no quería tocar, ni hablar con la prensa, ni que nadie me conociera por la calle. Necesitaba entender lo que me pasaba y ponerlo todo al cero”, ha señalado.

Para ello, ha necesitado sacar “toda la rabia que no sabía que tenía”, depurarla y alcanzar la cima antes volver a descender. “El disco es la subida y la bajada de una montaña. Los limones me dieron mucho, pero también me trajeron mucho cansancio. He mandado un mensaje a la Izaro del futuro”, ha contado la artista, quien ha trasladado ese ascenso y descenso a los doce temas que componen cerodenero.

Con ellos, el oyente es parte de una expedición que comienza con la intro zero, un tema que deja de lado los instrumentos en favor de los teclados y que da paso a iparraldera, en clave folk-pop, antes de abordar esa rabia contendia en un primer tema, edzzddh (ez dakit zenbat denbora daramadan hemen). “Para sacarla lo mejor era la electrónica. Me ha permitido ir poniendo a cero todos mis traumas”, ha confesado sobre un ascenso musical y personal que continúa con aguacero, los singles x eta besteak y campamento base y con el colofón ixildu mese y que bebe de artistas como Tom Odell, Billie Eilish, Zahara y el pop más clásico. 

Con el mundo no es un buen lugar, un tema tranquilo en el que se apoya en la guitarra, Izaro comienza su proceso de sanación, regresa al pop con limoiondo, un guiño a su anterior trabajo, y con udara, udara; a los ritmos latinos con las llaves de tu casa, dedicada a su pareja; y finaliza con todas las horas que quedan, interpretada a piano junto al coro Akelarre y la Orquesta Sinfónica de Bratislava con arreglo de Pascal Gaigne. Para este segundo bloque, más intimista y místico, se ha fijado en nombres como Taylor Swift y Bon Iver.

El baile como desahogo

La composición del disco ha ido acompañada, además, de un trabajo audiovisual importante, ya que ha condensado los doce temas en un vídeo de 30 minutos en los que el baile toma gran importancia. “Es algo que hago mucho. Estoy muy conectada con mi corporalidad. Siempre me ha gustado hacer playbacks y ver musicales, así que era un reto para sacar lo que hasta ahora no había sacado”, ha comentado la artista.

“Para mí es muy importante lo sensorial”, ha añadido sobre un trabajo audiovisual que se extrapolará al directo, donde no faltarán el baile y las referencias a su último año. “Quiero llevar todo el setlist del álbum tal cual al directo y añadir canciones de otros discos, pero buscando los lugares claves donde encajen en ese ascenso y descenso”, ha apuntado.

La gira de presentación de cerodenero comenzará el 2 de enero en el Palacio Euskalduna de Bilbao y continuará con doble fecha en el Kursaal de Donostia (3 y 4 de enero) para, a continuación, viajar a Las Palmas, Pozuelo de Alarcón, Hazparne, Gasteiz, Barcelona, Sevilla, Iruña, Santander y Donibane Lohitzune. Antes, desde mañana, la propia Izaro presentará el disco en la Durangoko Azoka, donde ya se podrá adquirir antes de su llegada a las tiendas físicas a partir del próximo lunes. 

“Es un disco muy importante para mí porque es un regreso para demostrarme que sé que puedo decir o no y que puedo mostrar de mi vida o no”, ha puntualizado, asegurando que tras germinar este álbum ha conseguido recuperarse: “Ahora estoy bien”.