Los artistas guipuzcoanos Helena Elbusto y Eduardo Larrasa nunca habían trabajado juntos. Lo hacen por primera vez en Resonancias, una exposición que se inauguró ayer en el Aquarium donostiarra, en la que confluyen para interpretar y para sugerir el mar.
Los dos trabajan en la comarca del Bidasoa y cuando a Elbusto le plantearon en febrero preparar esta muestra, pensó en que las pinturas de Larrasa podrían convivir con sus esculturas en la Sala T de paredes negras del oceanario donostiarra.
Hasta el 1 de septiembre
Bajo la tenue luz y el mismo silencio con el que suelen discurrir las visitas entre las grandes peceras, se pueden contemplar ahora las obras de ambos creadores, que permanecerán expuestas hasta el 1 de septiembre.
Son trabajos muy distintos los que presenta cada uno, pero en la búsqueda del vínculo marino a la que se han dedicado en los últimos cuatro meses han encontrado la manera de complementarse: ella, yendo a las profundidades para arrastrar a la orilla lo que el mar no quiere y él, dando protagonismo a la superficie, al océano impetuoso y también al agua en calma.
"Caminos paralelos"
“Llevamos caminos paralelos en distintas alturas”, señaló Elbusto sobre sus respectivas obras. La artista ha dado forma a sus esculturas con materiales como el papel de periódico, el alambre de cobre y bronce y la acuarela.
El resultado son formas abstractas con evidentes resonancias de los fondos marinos, de materia viva y de desechos que expulsa el mar. “No busco que se parezca. Yo voy haciendo y ellas me hablan, se produce un lenguaje entre materiales”, explicó.
"Fuerza" de las pinturas
De Eduardo Larrasa admira la “fuerza” de sus pinturas, ese mar en movimiento que se contrapone a la visión más “onírica” de sus esculturas. “Edu va por capas. A partir de la macha de acrílico recupera la superficie de sus cuadros que luego cubre con resina”, indicó.
Larrasa, admirador de Anselm Kiefer y discípulo de Georg Baselitz, con quien estuvo un año en Alemania, emula el mar con su gama cromática, aunque ha recurrido a los tonos tierras para un único cuadro, el que ha creado con su propia pintura y con una obra de Elbusto, que ha deconstruido para que sus diferentes partes emerjan dispersas por el lienzo.
Resina
A este artista le gusta el brillo de la resina porque “emula el mar”, pero a la vez no busca el realismo de la obra, quiere “que se aprecie que es pintura”, aseguró el creador guipuzcoano, que trabaja tanto el cuadro en vertical como en el suelo para perseguir los “accidentes” de los materiales.
Los dos están muy satisfechos de esta primera colaboración. “Nuestras obras se ayudan, no se molestan”, concluyó Elbusto.