Carmen Mola vuelve a ser líder de ventas. Y lo hace con su última novela, El infierno, donde sus autores, Antonio Mercero, Jorge Díaz y Agustín Marínez, realizan una nueva disección de la maldad y de la violencia. Sin embargo, su historia alude a muchos infiernos: la esclavitud, las atrocidades que se cometen en una hacienda de azúcar en la Cuba colonial, el abuso de poder, la desigualdad social… Pero, para que haya infierno, tiene que haber paraíso, así que también hay momentos de luz en esta inquietante historia, aseguran. 

¿Qué tal es eso de hacer la promoción entre tres? 

-Antonio Mercero: Lo llevamos muy bien. Es mucho mejor hacer la promoción los tres juntos porque nos lo lo pasamos muy bien juntos. Nos reímos mucho y eso creo que se nota también en nuestros libros, que hay buen rollo. 

-Agustín Martínez: Sí. Entre los tres tenemos mente colmena para todo.

-Jorge Díaz: Está muy bien porque así no nos encontramos con esas noches de soledad en el hotel típicas de los viajes de promoción. Yo he venido de promoción a este hotel muchas veces solo y al final del día no sabes qué hacer, si salir a tomar unos pintxos, quedarte en el hotel, ver la tele… Y sin embargo, nosotros tres nos vamos a cenar juntos, nos tomamos una copa y lo disfrutamos más. 

Y luego cada uno cierra la puerta de la habitación y así encuentra su privacidad… 

-A. Martínez: ¡Qué va! Pedimos habitaciones triples, con tres camas de diferentes tamaños y a uno siempre le toca la supletoria… [risas].

¡Parece casi como si estuvieran de vacaciones más que de trabajo! 

-A. Martínez: Bueno, empezó siendo vacaciones hace dos años, pero ahora más bien nos preguntamos cuándo se acaban estas vacaciones [sonríe].

Justo hace dos años que ganaron el Planeta y conocimos quién era Carmen Mola en realidad… 

-J. D.: Sí, causó impacto (risas).

¿Han tenido ocasión de leer las novelas premiadas este año? 

-J. D.: Sí. He leído a Sonsoles Ónega muchas veces porque la conozco hace muchísimos años y hemos coincidido muchas veces en diversas ferias del libro, en presentaciones y en en todo tipo de actos, y es una escritora estupenda.

-A. Martínez: Y que el finalista del Planeta de este año, Alfonso Goizueta, tenga 23 años… es envidiable y es toda una sorpresa.

Siempre se pregunta si los premios cambian la vida, pero en su caso, es más que evidente… Ganar el Planeta les obligó a abandonar el anonimato que da el pseudónimo.

-J. D.: Sí. La vida te cambia, claro, eso es así, y nos cambió aún más a nosotros, porque al ser desconocidos, pasamos de ser anónimos a tener que mostrarnos. Antes no teníamos que hacer nada de promoción y ahora ya tenemos que hacerla. Cuando empezamos, acabábamos un libro y nos tomábamos una semana de vacaciones… Ahora, acabamos un libro y tenemos tres meses de viaje por España, por Sudamérica, por tal y por cual. Nuestra vida se ha complicado de alguna manera, porque tenemos muchas más obligaciones, pero también tenemos la ventaja de que ahora podemos hablar con los lectores, acudir a las firmas y que nos expresen su cariño, y eso también es bonito.

-A. Martínez: Lo que dice Jorge lo suscribimos Antonio y yo totalmente.

Carmen Mola. Jose Mari Martinez

¡Está claro quién es el más hablador de los tres! 

-A. Mercero: Sí. 

-J. D.: A veces ya me dicen que qué tabarra les estoy dando… [sonríe].

Lo malo es que tuvieron que repartir el dinero del premio no solo con Hacienda, sino también entre los tres. 

-A. Mercero: ¡Eso es lo malo, sí!

-A. Martínez: El premio nos cambió la vida de cara al público, pero la verdad es que los tres vivimos de la escritura desde jóvenes. Terminamos la carrera y ya empezamos a escribir en series de televisión. ¿Qué nos ha dado el dinero? La posibilidad de rechazar trabajos, principalmente. Sobre todo antes, uno tenía que hacer lo que le cayera, y ahora, en cambio, puedes seleccionar lo que haces. Ese es el mayor cambio. 

Da gusto decir que no de vez en cuando, ¿verdad? 

-A. Mercero: Da mucho gusto decir que no, porque el autónomo está acostumbrado a decir que sí a todo. El escritor dice que sí a todo, pueda o no pueda, por el miedo a que le falte el día de mañana o porque la experiencia dice que de los cinco proyectos que tienes hay tres que se van a caer por su propio peso. Entonces, miras siempre para que te quede algo y como no sabes qué es lo que se va a caer, tú dices que sí a todo y al final te cargas de curro y terminas escribiendo todos los fines de semana, en vacaciones…

Por si acaso…

-A. Mercero: Los autónomos somos jefes de nosotros mismos, pero somos jefes muy tiranos. Y ahora, poder decir que no está muy bien. Puedes gestionar mucho mejor tu vida, hasta tener vacaciones e incluso irte a la playa y estar 15 días descansando y no pasa nada, el mundo continúa… 

Como guionistas de oficio, ¿qué piensan de la huelga de Estados Unidos? ¿Creen que esto aquí podría tener la repercusión que ha tenido allí, donde ha contado con el apoyo de estrellas de primer nivel?

-J. D.: Aquí no tenemos esas relaciones sindicales. Hay un sindicato de guionistas, pero no tenemos todavía la fuerza, y sobre todo, no tenemos una fuerza como industria, por lo que veo muy difícil que los guionistas consiguiéramos parar la industria. Tampoco sé si tenemos motivos, aunque supongo que sí, que muchos…

-A. Martínez: Sí, claro que los tenemos… Se sigue cobrando lo mismo que hace treinta años. El precio del guion está estable desde entonces, pero bueno, lo que estaba diciendo Jorge es cierto. No hay un sindicato, no hay una fuerza sindical, no existe esa capacidad, lo que tiene su parte buena y su parte mala, porque en Estados Unidos si no estás sindicado, no puedes trabajar como guionista. Tienes que sindicarte a la fuerza. Y lo bueno que tienes es que cuando deciden parar, pueden parar la industria. Aquí no, pero todas sus reivindicaciones tienen mucho que ver con las reivindicaciones del sector en España. Regular la inteligencia artificial, cobrar los derechos o royalties de las emisiones de las plataformas... Lo audiovisual ha cambiado mucho, pero el reparto del dinero no ha cambiado, y eso debe suceder aquí también. Y luego, hay otras cosas que son del sistema americano de trabajo de guion que nada tienen que ver con el sistema español. 

Carmen Mola. Jose Mari Martinez

¿Creen que aquí también se van a producir cambios pronto? 

-A. Mercero: Bueno, aquí se ha mejorado mucho la consideración del guionista. El sindicato Alma ha hecho una buena labor. Ahora, por ejemplo, se exige que en las informaciones periodísticas sobre las series y películas se diga quién lo ha escrito, nombrando desde el primer hasta el último guionista, no solo al coordinador de guion. Eso antes no se hacía y estábamos invisibilizados. Además, se hacen un montón de charlas y de mesas redondas ocupándose de las inquietudes del sector. Creo que sí, que están haciendo cosas que están bien. Viendo el prestigio de los guionistas hace diez años, te diría que han pasado como tres glaciaciones, de verdad. Ahora al showrunner se le respeta y tiene voz y mando sobre la serie, sobre el producto final. Antes no era así en absoluto, había una enorme distancia entre su propuesta y el resultado.

DEL PAPEL A LA PANTALLA


La novia gitana y La red púrpura. Dos de las novelas de Carmen Mola se han convertido en series de televisión. “Se están preparando ya los guiones de La nena y con La bestia y El infierno se está negociando aún, pero nos encantaría que pasara”, explican sus autores. 


Libertad de adaptación. ¿Se llevan las manos a la cabeza cuando ven sus novelas trasladadas al lenguaje audiovisual? “No, nosotros ya sabemos que una película o una serie va a ser distinta de lo que escribes”, advierte Jorge Díaz. “Hemos destrozado novelas de otros, así que sabemos que la nuestra también la destrozarán”, dice entre risas Agustín Martínez. Y Antonio Mercero excalama: “¡No nos importa nada, la verdad!”