Giorgio Bassmatti: “Es un concierto agridulce; festejamos la sala, pero hay una sensación de ‘Titanic”
La cita anual que ofrece Giorgo Bassmatti en Donostia será este jueves la penúltima actuación en la historia de Altxerri
El músico donostiarra Giorgio Bassmatti solo ofrece un concierto “en Donostia y en el mundo entero” al año. Por azar, el que dará en 2023 será el penúltimo que se celebre en la histórica sala Altxerri. Tras 40 años, el espacio cerrará sus puertas el domingo y dos días antes, el viernes (21.30 horas), el artista se subirá al escenario dispuesto a hacer pasar un buen rato a los asistentes con un repertorio pensado para la ocasión y compuesto por trece canciones. “Son las que son, así que que nadie me pida bises”, apunta entre risas.
El anual concierto que ofrece Bassmatti en Altxerri no se pudo celebrar este año en octubre, por lo que escogió la fecha de este viernes pensando en aquellos amigos que regresan por Navidad a la capital guipuzcoana. Por aquel entonces no se imaginaba que la suya sería la penúltima actuación de la historia en uno de los locales más emblemáticos de Donostia –el sábado tocará la banda instrumental Los Misterios y tanto el viernes como el sábado habrá DJs por la noche-. “Va a ser un concierto un poco agridulce. Se trata de festejar la sala, pero hay una sensación de Titanic en la ciudad”, apunta el artista.
Para el músico, el cierre de Altxerri es el reflejo de una dinámica mundial en la que las salas de conciertos van desapareciendo poco a poco de todas las ciudades. “Hace no mucho leí que de todas las salas en las que empezó a tocar Ed Sheeran han cerrado unas 180. Si pasa algo así en un país como Inglaterra en el que la música es casi una religión, cómo no va a pasar aquí“, reflexiona.
No obstante, para Bassmatti, más que el cierre, lo realmente doloroso es que Altxerri “se pierda”. “Ya nadie monta salas de conciertos. Personalmente, además, ya no va a haber sitios pequeños en los que pueda tocar. A mí no me importa, porque si hace falta el año que viene me junto con cuatro amigos y lo doy en la playa, pero hay una sensación de final”, apunta.
Nuevas canciones
A pesar de ello, para este viernes ha preparado un directo pensado para que la gente se divierta y se lo pase bien. “Si viene alguien y me dice que el concierto ha sido horrible tampoco me voy a enfadar. No soy alguien al que le vayan a escribir un tweet criticándole desde una cuenta con doce seguidores”, señala con su característica ironía y humor.
Precisamente, estos dos elementos son esenciales en una discografía propia en constante evolución, a la que suma entre cuatro y cinco canciones nuevas cada vez que vuelve a subirse a un escenario. De este modo, en esta ocasión, el público podrá descubrir ocho temas recientes -cuatro de este año y otros cuatro del anterior- sobre situaciones cotidianas que vive a su alrededor, “siempre ajenas “, nunca sobre él.
“Normalmente, nadie las conoce y parten de un punto de vista bastante particular. El año pasado funcionaron muy bien. Tampoco tengo discos que vender, solo hacer todo lo posible por crear diversión”, apunta sobre un setlist en el que hablará, entre otros temas, del viento del noroeste y “las tormentas y todo lo que acarrea”, para hablar de la negación; del hábito de silbar, “una costumbre que se ha perdido”; y de “los señores mayores que van a festivales y que ya no están para hacer las cosas que se hacen en los festivales”.
A estos temas puede que se sume una versión que, por el momento, no quiere desvelar a falta de dar con la tecla correcta. Lo que sí que está confirmado es la presencia del músico Asier Martín, que le acompañará sobre el escenario, y de “dos o tres colaboradores más” con los que interpretará temas seleccionados por ellos mismos. “Me gusta que si hay un invitado elija él la canción. Creo que así se nota más el entusiasmo de esa persona”, agrega.
Con este concierto, Bassmatti se despedirá hasta el próximo año, aunque desconoce dónde podrá actuar en una Donostia post-Altxerri. Tiene claro, eso sí, que lo hará en algún lugar, ya sea en otro local o “debajo del puente del Antiguo”, por lo que el de este viernes no será el último. “Tranquilos, que si algún día digo que me despido, lo haré, y no estaré luego como Izal despidiéndome durante doce años”, bromea.
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