Por cuarto año consecutivo, el Centro Internacional de Cultura Contemporánea de Donostia acogerá una nueva edición del programa Tabakalera Dantzan de la Quincena Musical, que incluirá cuatro propuestas coreográficas contemporáneas que dialogarán con los diferentes espacios de la antigua fábrica de tabacos de Egia. El director de la Quincena, Patrick Alfaya, la directora cultural del centro, Clara Montero, y los coreógrafos Blanca Arrieta, Dani Hernández y Olatz de Andrés, han presentado este jueves estos cuatro espectáculos.

Como novedad de esta edición, Tabakalera Dantzan ha contado con una labor de comisariado que ha recaído sobre De Andrés, que ha dispuesto de “carta blanca” a la hora de imaginar. La coreógrafa ha explicado que, en esta ocasión a diferencia de las tres convocatorias anteriores, los espectáculos dancísticos tendrán una naturaleza más performativa, apenas escénica, dialogando así con el “espacio arquitectónico donde se presentan”, favoreciendo otro tipo de cercanía con el público. De hecho, el respetable no se posicionará frente a las obras y los artistas, sino que deberá tener también una capacidad adaptativa para rodearlas o, incluso, pasear entre ellas. 

El primer encuentro tendrá lugar el 17 de agosto y correrá a cargo de la coreógrafa belga Vera Tussing, que presentará en la sala Patio –a las 18.30 y, de nuevo, a las 21.00 horas– la segunda parte de su propuesta The palm of your hands. Esta compañía lleva tiempo trabajando con el “tacto” como “investigación coreográfica”. Los asistentes se colocaran en una elipse en torno a los bailarines, delimitando el espacio escénico. El cuerpo de baile actuará dentro de esos límites “en una cercanía muy grande”, pero muy “sutil”, con los espectadores. 

Al día siguiente, la Plaza de Tabakalera será el espacio en el que se representen dos pases de Las cosas en la distancia –a las 12.00 y a las 19.30 horas–, de la creadora brasileña afincada en Madrid Poliana Lima. Se trata de una pieza que contará con la destreza de ocho bailarines, que trabajarán sobre la idea de la repetición como dispositivo coreográfico para hablar de “la resiliencia y la resistencia de las mujeres”.

El mismo día 18, a las 19.00 horas, Tabakalera vivirá una experiencia dancística “itinerante”, que arrancará en la escalera de la Plaza. El alicantino afincado en Bilbao Dani Hernández protagonizará un solo de danza, titulado Córdoba Drone, que irá conquistando distintos espacios del edificio, mientras revisita música del músico del siglo XIX Isaac Albéniz. Hernández, que originalmente procede de la danza tradicional española, ha descrito su espectáculo como “contemplativo” e “hipnótico”. En un “momento de madurez” en su carrera, después de haber transitado por lo contemporáneo, ha apostado por “intervenir” no sólo la música, sino también el vestuario, el formato y el cuerpo, en un proceso de deconstrucción de las tradiciones para pasarlas por un tamiz de modernidad.

Para ello, Hernández ha atravesado la pieza original de Albéniz, Córdoba, por el drone, un tipo de música experimental basada en la repetición. “Esto le da una gran fuerza a mi movimiento, que será poco y muy sostenido, creando una tensión con el público”, ha explicado el coreógrafo y bailarín, que ha añadido que cuando le propusieron actuar en Tabakalera para la Quincena apostó por la itinerancia: “Me gustaba la idea de ir moviéndome por el centro y que la gente, además de encontrarme, decidiera seguirme; que me convirtiese en el flautista de Hamelin”.

Residencia de creación

Otra de las novedades de la presente edición de Tabakalera Dantzan tiene que ver con una residencia de creación que logró Blanca Arrieta y que ha sido el germen de Eso, una pieza que navega dentro de la exposición That time, que ha traído a Donostia un buen número de obras del Bellas Artes de Bilbao. Eso, que se representará entre el 19, 20 y 22 de este mes –a las 20.30 horas–, es una coreografía “única”, dado que no puede desligarse de la propia razón de That time.

Se trata de un trabajo que nace de varias preguntas, de varios problemas coreográficos: “¿Qué presencia tiene el movimiento en una sala expositiva? ¿Qué fuerzas lo mueven? ¿Qué sentido tiene?”. Así, con Eso, Arrieta no ha querido establecer un diálogo temático con las obras, sino que ha querido introducirse en la conversación que ya existe, fruto de la organización de la exposición, enclavada en las tres voces de Samuel Becket: la vejez, la madurez y la juventud. “Se trata de intervenir el espacio, de generar un continuo de relaciones posibles que sólo será posible mediante la mirada del público”, ha dicho la autora, para concluir que “esto es Eso, todo lo que puede suceder”.