La 58ª edición del Jazzaldia, que concluyó el martes, ha batido “todos los récords”, no sólo en cuanto a cifras se refiere, sino también a la calidad de sus propuestas. El alcalde de Donostia, Eneko Goia, y el director del Festival Internacional de Jazz, Miguel Martín, han comparecido este miércoles en el Consistorio de la capital guipuzcoana para ofrecer el tradicional balance de la edición, que el primer edil ha calificado de “espléndida”, y que concluyó en alto este martes –“un cierre con broche de oro”– en la plaza de la Trinidad con la doble propuesta de Bamba Wassolou Groove y Joss Stone.

En cuanto a las cifras, la organización ha dado a conocer que durante los cinco días que ha durado el festival, 191.000 personas han llenado los 90 conciertos celebrados en 16 escenarios repartidos por la ciudad. Según ha comentado Martín, los datos históricos de asistencia de espectadores habían rozado con anterioridad los 175.000 , pero nunca habían llegado a replicar prácticamente el número de habitantes que tiene Donostia. 

El éxito ha sido tan rotundo que, en lo que se refiere a la propuesta de pago, se agotaron las entradas para quince de los 21 recitales con taquilla. De hecho, todas las noches en la plaza de la Trinidad se colgó el cartel de No hay entradas, a excepción de la del lluvioso lunes, protagonizado por Enrico Rava y Austrian Syndicate. En el Kursaal, algo parecido: Norah Jones, Ben Harper y Path Metheny actuaron con el recinto lleno. Lo mismo ocurrió con todos los conciertos del ciclo de pianistas japoneses que acogió San Telmo y también con los dos recitales que contactaron la sala Club del Victoria Eugenia con el Corredor de la Muerte en el que Keith LaMar espera su ejecución. En total, el Jazzaldia vendió 18.882 entradas a un público venido de 40 países del mundo. 

La mayor cantidad de espectadores se congregó, por su parte, en el programa gratuito, que reunió en sus distintos escenarios hasta 172.000 personas, algo que fue palpable desde el mismo día de la inauguración, con una playa de la Zurriola abarrotada como nunca para ver a Village People.

De cualquier modo, Martín ha subrayado que, aunque las cifras son importantes, lo que él destaca es el gran “éxito artístico” de los conciertos que se han ofrecido durante las cinco jornadas y la implicación de los artistas con el público donostiarra, como en el caso de la mezzosoprano Joss Stone, que ofreció en Donostia un concierto que, seguro, pasará a la historia del Jazzaldia. Así, ha añadido que la “fiesta” en el Escenario Keler de la Zurriola se mantuvo durante cuatro días, dejando en la retina de los espectadores conciertos memorables y “extraordinarios” como los que dieron la gran mayoría de los ocho artistas que actuaron en la playa. Asimismo, ha asegurado que las cinco sesiones del Kursaal fueron cinco “triunfos” incontestables.

Lo mismo ha opinado de las ocho actuaciones de la Trini, “absolutamente extraordinarias”, ha dicho, aunque matizando que, quizá, la del pianista Abdullah Ibrahim fue la más floja de todas, si bien su figura es indiscutible. De hecho, ha explicado que el sudafricano, debido a su edad –88 años– no se encontró cómodo con la amplificación del concierto y el retorno del monitor, algo que justificaría su aparente incomodidad sobre el escenario.

La autocrítica

El director del Jazzaldia, Miguel Martín, también ha querido hacer un ejercicio de autocrítica. Por un lado, ha explicado que los problemas de sonido que hubo durante el concierto de inauguración de Village People se debieron a que un miembro de la banda estadounidense se inmiscuyó en el trabajo de los técnicos de sonido del festival, entorpeciendo su buen hacer. Asimismo, ha lamentado que después de tantas ediciones la organización no consigue acallar durante los conciertos de la plaza de la Trinidad los molestos ruidos provenientes de los extractores que rodean este espacio. “Es frustrante”, ha reconocido.