El pianista Abdullah Ibrahim ha subido al escenario de la plaza de la Trinidad en la noche de este domingo apoyado sobre Cleave Guyton, encargado de los instrumentos de viento metal del trío que dirige el sudafricano. Miguel Martín, director del Jazzaldia, se ha encargado de presentar a "uno de los más grandes músicos de África", que ha sido condecorado con el premio honorífico que otorga el Festival de Jazz de Donostia. 

Con 88 años a sus espaldas y más de siete décadas volcadas al jazz, el pianista ha comparecido a las tablas de la Trini aquejado de la enfermedad que un día nos atrapará a todos: la edad. Sentado ya en el piano, con apenas perceptibles movimientos de cabeza ha dirigido durante todo el recital a sus dos acompañantes, el ya citado Guyton y Noah Jackson (contrabajo y violonchelo), que han seguido las órdenes sobre cuando hablar y cuando callar con sus instrumentos. Durante varios tramos del concierto -como el primero, cercano a la música clásica-, el pianista se ha mostrado en un discreto segundo plano, sosteniendo apenas unas pocas notas, mientras Guyton y Jackson arrancaban la mayoría de la atención y de los aplausos.

En los escasos momentos en los que el sudafricano ha tomado las riendas de su propio espectáculo, ha hecho gala de su buen hacer con paisajes delicados, conmovedores y entrañables. Con voz quebrada, ha concluido el concierto cantando a capella una emotiva canción, con aire a despedida, sobre los esclavos que ansían volver a una África que "está lejos", algo que interpela a la propia historia de Ibrahim, que durante años vivió exiliado debido al Gobierno del apartheid. Pena que no haya habido más.