Arde Bogotá es una de las más prometedoras bandas de indie rock del Estado. Esta noche, a las 21.00 horas, el grupo liderado por Antonio García se subirá al Escenario Keler del Jazzaldia para presentar su segundo disco, Cowboys de la A3, que ya desgranaron con notable éxito en la última edición del BBK Live.

¿Qué es la carretera para Arde Bogotá? 

Un sinónimo de trabajo pero también de aventura, compañerismo, amistad, alegrías y también alguna desventura. La carretera es un sinónimo de que cosas que ocurren y también del mismo camino hacia ciertas cosas.

¿Las giras y la carretera dan pie a la inspiración?

No sé si ocurrirá siempre, pero en nuestro caso, ha ocurrido. De ahí el disco que ahora presentamos, en el que recopilamos las vivencias, los sonidos y la música que nos trajo estar tanto tiempo viajando y estar tanto tiempo de camino a las cosas.

Arde Bogotá ha articulado el álbum ‘Cowboys de la A3’ como si fuese una historia.

Sobre todo en la parte audiovisual, sí. A mi juicio, tal y como creo que se consume la música actualmente, los discos tienen un poco menos de sentido. Eso sí, si estás dispuesto a hacer un disco, quizá lo lógico sea tratar de armar a su alrededor un universo audiovisual, sonoro, temático que haga que tenga sentido sacar un proyecto de doce canciones, en vez de sacar doce canciones por separado. Ahí entra la ambición de hacer un marco audiovisual que cuente una suerte de historia.

Habla del consumo musical. Teniendo en cuenta que la banda plantea un rock con influencias anglosajonas, ¿qué opina de esa idea que dice que el rock se está muriendo?

Creo que es falso. Es cierto que hace décadas que dejó de ser la música mainstream, pero creo que goza de muy buena salud. Hay muchas bandas y muchos proyectos haciendo música basada en la guitarras, basada en los esquemas clásicos del rock, pero evolucionándolos y creo que están saliendo propuestas superchulas, así que no, no me atrevería a decir que está muriendo.

También es cierto que el rock sigue teniendo su lugar en los grandes festivales.

A quien le gusta el rock sabe que se disfruta más en directo. Unas personas con sus guitarras, gritando encima de un escenario y armando jaleo es comparable con pocas emociones. Al que le guste una banda como la nuestra, sabe que si quiere disfrutarlo, nos tiene que ver en directo. Eso justifica que la gente que nos escucha venga a los conciertos o que tengamos sitio en los festivales y en las iniciativas que apuestan por la música en directo.

La carretera y este circuito de festivales les ha traído hasta el Jazzaldia.

Estamos bastante emocionados y sorprendidos por estar en un sitio así.

Es cierto que en ‘Cowboys de la A3’ no hay, precisamente, jazz, pero sí que se han movido algo de las clásicas estructuras del rock.

Lo hemos intentado. Nuestra ambición, sobre todo, era hacer un disco lo más heterogéneo posible en comparación con el anterior, La noche (2021), en el que apostamos por algo más homogéneo. Queríamos intentar ir a otro sitio, buscar la forma de cambiar todas las estructuras y generar nuevos matices. Eso nos ha llevado a tratar de indagar en los sonidos que nos gustan, pero estudiando qué podíamos aportar de nuevo.

Las letras recogen una especie de malestar generacional...

El disco habla mucho de las cosas que nos han pasado, de lo que hemos sentido y también de la forma de relacionarnos. Por eso aparecen canciones de queja por la forma de relacionarnos, por la situación emocional de la gente que nos rodea, por el futuro que nos toca afrontar...

En ‘La salvación’ dicen que esta se encuentra “en un beso, una caricia y un espigón”, que representa un recuerdo. ¿Es ahí donde nos salvaremos?

No lo sé (ríe), pero la reflexión que que hago es que, al final de todo, cuando te falta la gente y cuando te faltan cosas importantes, lo que echas de menos son los momentos pequeños que vives con la gente que te quiere y te rodea, no las grandes cosas de las que se hablaba en las películas de Hollywood.

Aludiendo al nombre de la banda, ¿tienen intención de volver a Colombia?

Ojalá. La intención es que la carretera nos lleve muy lejos y a muchos sitios; de eso se trata. A día de hoy no hay un proyecto cerrado y serio para saltar de nuevo el Atlántico pero ojalá que sí, ojalá que volvamos a viajar y nos lleve muy lejos.