Juancar García recibe a este periódico en Bloody Mary, su tienda de discos y vinilos de Irun, un templo y una de las últimas aldeas galas que resisten al embate de los nuevos tiempos del consumo musical. Además, es promotor de discos, conciertos y festivales. Hace 15 años arrancó un proyecto en Andoain que se ha convertido en un icono y lugar de peregrinaje para los amantes del buen rock, un género que, asegura, está lejos de estar muerto, tal y como algunos agoreros declaman. El Andoaingo Rock Jaialdia celebrará su 15ª edición pasado mañana en la Nafarroa plaza de la localidad con un cabeza de cartel indiscutible: Black Lips.

¿Todo listo para la XV edición del Andoaingo Rock Jaialdia? 

Todo listo. Estamos encantados. Haber hecho 15 ediciones no es fácil, pero siempre lo hemos hecho con mucha ilusión. Con el Ayuntamiento de Andoain tenemos esa unión con la que hemos podido tirar para adelante. Hemos conseguido un festival que no es el habitual, en una realidad en la que hay festivales a patadas y en la que siempre rotan los mismos grupos. Nunca me ha gustado eso. En cambio, siempre he buscado una línea que sé que existe. Llevo 33 años con Bloody Mary y siempre digo que lo que más cuesta es vender discos, y yo lo hago. Vendo a un público con ganas de buscar nuevas bandas.

¿Es de celebrar números redondos?

No soy de celebraciones pero sí que he notado que esta 15ª edición ha tenido su repercusión en prensa. Creo que la prensa nos quiere desde hace tiempo y se ha volcado mucho este año. Que un festival de estas características siga igual de vivo que en su primera edición es maravilloso. El público se está dando cuenta de qué es lo que se cuece aquí, sobre todo, el que es menos seguidor. Los que conocen las bandas ya saben lo que va a haber, pero los que no, se llevan sorpresa.

¿Recuerda cómo arrancó el festival?

Sí, hay cosas que no se olvidan. Las bandas que manejo son buenas y siempre he pensado que si me gustaban a mí, porqué no iban a gustar a otros. Así traje a Los Straitjackets con las Pontani Sisters y Kaiser George a las fiestas de Andoain; fue un show tremendo. Aquella fue la carta de presentación para seguir haciendo cosas. Luego hice el proyecto de Bastero Gauak y, entonces, montamos la primera edición con una serie de bandas brutales. Fue muy bien y ha continuado hasta hoy en día. Siempre he cuidado las bandas que hemos tenido, para que el nivel sea alto. Tengo muy buen recuerdo de los comienzos porque, como decía Rafa Berrio, fue “el comienzo de una buena racha”.

A la calidad se le añade otro factor, la gratuidad.

El Ayuntamiento de Andoain siempre ha querido que fuese gratis y me parece genial. Hay gente que no puede asistir a conciertos porque no tiene dinero y de esta manera conseguimos atraer a ese público. Además, permite acceder a otro público que, si fuese de pago, no iría porque desconoce las bandas, aunque no es del todo el caso de Andoain porque se ha creado una curiosidad por parte de un gran abanico de gente diferente. Al ser gratis, ha funcionado a las mil maravillas.

En quince años habrá acumulado múltiples recuerdos.

Muchos, por ejemplo, de cuando tocó Roy Loney, de los Flamin’ Groovies, con Señor No, que dieron un bolazo tremendo. En su momento tuve mucha relación con Roy, le organicé conciertos, le saqué un disco... Todos han sido muy majos pero Roy Loney en especial, muy humilde. Pese a ser mayor estaba en plena forma. Ese tipo de cosas me dan mucha energía para seguir. Ha habido muchas anécdotas y caras de felicidad en el backstage.

Haber llegado a las quince ediciones demuestra que la línea de trabajo funciona. 

Lo bonito es que cada vez hay más grupos jóvenes que se mueven en el rock. Mis hijos me suelen guiar por nuevas bandas, sobre todo, europeas. Podíamos haber hecho siete festivales sólo con grupos jóvenes haciendo rock, para que luego digan que el rock está acabado. Esos comentarios me hacen mucha gracia, porque este mundo está vivito y coleando. Que los jóvenes vengan tirando con rock de todos los estilos es maravilloso y yo estoy aquí para apoyar eso.

Por lo tanto, el rock no está muerto, ni es una cosa de ‘viejos’. 

Así se expresan los que están desinteresados: “El rock es para los viejunos”. Si me hablas de Led Zeppelin, AC/DC y todo eso... Eso es agua pasada. Hay que ir al presente, incluso, hay bandas actuales con sonidos como el de Lou Reed, que suenan maravillosamente. Los grupos de hoy en día tienen mucho más trabajo que el de antes, tienen que tirar hacia atrás para configurar el presente. Y también superar los prejuicios, claro.

"Que los jóvenes vengan tirando con rock de todos los estilos es maravilloso y yo estoy aquí para apoyar eso"

Habla de la escena joven del rock en Europa. ¿También existe en el País Vasco?

Están saliendo bandas, la verdad es que sí. Ahí están TOC, Tatxers, Siglas, Krin... Son los que nos dan energía a los que organizamos conciertos. Por supuesto, la mirada al pasado también es muy importante, porque es la esencia. No hay que olvidarse de ella, pero el presente es lo que marca. Bloody Mary siempre ha estado ahí, a estar atento a lo que sale, a las novedades.

Hablando de público, ¿qué público tiene el Andoaingo Rock Jaialdia? 

Siempre se ha pensado que es un público algo mayor. No obstante, desde que me he acercado a mis hijos, nos hemos enfocado a un público más jóven. Es algo que ya se vio el año pasado en conciertos como el de Melenas. Black Lips no son muy mayores y gustan mucho a los jóvenes. Me parece que este año el único carrocilla voy a ser yo (ríe).

Por lo tanto, hay renovación.

Hay renovación para largo. Veo que el público joven se está interesando, lo veo en la tienda. Vienen mucho. Muchos vienen a preguntar y a informarse, les recomiendo grupos. Me hace mucha ilusión que no sea un reducto sólo para carrozas.

El valor de una tienda como Bloody Mary será también esa, su carácter de prescriptora.

Siempre he dicho que no es una tienda al uso. Cuando abrí había tiendas a patadas. Yo vendía otras cosas y, sobre todo, recomendaba. Internet no llega a todo. A mí también me recomiendan cosas, amigos de Madrid, por ejemplo. Lo escucho, me emociono y traigo los discos. El recomendar es otra faceta diferente. Hay que saber hacerlo y eso se consigue con el paso del tiempo. Llevo desde crío emocionado. Recuerdo empezar comprando casetes de Lou Reed, Patti Smith, Bob Dylan; luego vino el punk, el garaje... Ahora descubro cosas que me recomiendan mis hijos, y también me apasionan. En realidad, sigo emocionándome con lo mismo. El día que no me emocione pasaré a un standby en el que no me sentiré a gusto.

Todo vuelve, hasta los casetes.

No sé si tiene mucho futuro porque tengo unos casetes en casa que meten un ruido... Es una moda y a mí las modas no me hacen mucha gracia (ríe).

¿Y el vinilo?

El vinilo es un formato muy bueno. Cuando se quisieron cargar el vinilo me pareció absurdo. Me han solido preguntar si el vinilo había desaparecido: no se ha ido en la vida, pero las multinacionales dejaron de hacerlo porque querían imponer el CD para hacer el negocio del siglo, poniéndole al triple de precio cuando producirlo salía más barato. Acabó cayendo por su propio peso y, ahora, de alguna manera, el vinilo ha vuelto a generar interés.

¿Lo nota en las ventas?

Los que no compraban han vuelto a comprar. De cualquier modo, mi mundo es descubrir bandas nuevas como el canadiense Whitney K, que es tipo Lou Reed, o grupos australianos que vuelven a salir a patadas. Me pelearé para traerles (ríe).

"Black Lips vienen con muchísimas ganas a Andoain, va a ser un 'show' de la leche"

Volviendo al festival, lo encabeza Black Lips.

Los primeros conciertos de Black Lips los organicé yo, en la casa del guarda de Donostia y en Pradejón. Eran unos locos con mucha energía y con muchas cosas claras. Este año cumplen 20 años en la carretera, que coincide con el 15 aniversario del festival. Han sacado un nuevo disco, con el que ya suman diez, y que no tiene nada que ver con los anteriores. Han hecho country rock, garaje y este nuevo va más allá: puede sonar a Beck, a The Clash... Ese abanico de estilos me parece muy interesante. Vienen con muchísimas ganas a Andoain, va a ser un show de la leche.

El cartel es muy variado.

Tenemos a The Schizophonics, de Atlanta (EEUU), una mezcla entre MC5 y James Brown. Una chica a la batería y un guitarrista que se mueve, se tira... Son una burrada en directo. Llevaba tiempo detrás de ellos pero es difícil cuadrar agendas. Vienen con un concierto único que será en Andoain. The Courettes, por su parte, está afincada en Europa, pero la cantante es brasileña. Hacen una especie de soul garajero, tienen una puesta de escena muy buena y ha cuajado muy bien en la prensa alternativa, con muy buena crítica. Por otro lado, reconozco que el garaje no está pasando por su mejor momento, pero The Giant Robot es a la banda a la que siempre sigo la pista porque son muy buenos. Les llamé y se animaron a venir. Sacan disco en breve y el directo es espectacular.

Chocolat Billy, por su parte, no es muy conocida.

Siempre me gusta meter una sorpresa. A los grupos conocidos ya los conoces, lo que le gusta a la gente es descubrir algo nuevo. Es una banda de Burdeos que descubrí en un festival de Bretaña y nos llamó muchísimo la atención. Es una mezcla de free rock y postrock, con un guitarreo a lo Sonic Youth. Se intercambian los instrumentos y ofrecen un espectáculo muy cinematográfico.

En Nafarroa plaza también hay espacio para lo local.

Nize es de Bilbao y hace una especie de noise rock guitarrero. Es una banda joven. Creo que viene una escena de jóvenes buscando estilos más rock.

En Aperitif, es decir, el programa de mediodía que se diseminará por varias plazas de Andoain, destaca la apuesta por esos grupos jóvenes y locales.

Viene Arima de Bilbao. Siglas son de Donostia, que facturan un pop francés con ecos a Teenage Fanclub. Por último, está Krin, una banda de Irun que parece una mezcla entre Zen Guerrilla y The Birthday Party, la primera banda de Nick Cave; muy atractivo.