Ihir en gaélico irlandés significa tierra y es esa palabra con la que la coreógrafa tolosarra Amaia Elizaran y el músico dublinés Liam Ó Maonlaí han bautizado su nuevo espectáculo, que se estrenará mañana martes en la sala Club del Victoria Eugenia, dentro de la programación de dFeria, y que el próximo mes de junio saltará a Irlanda. Elizaran y Maonlaí se conocieron en 2020 en Galway, cuando aquella ciudad ostentaba la Capitalidad de la Cultura Europea. El encuentro se tradujo en una pulsión artística que, por ahora, ha resultado en la confección de dos espectáculos, Arima y la nueva Ihir. La bailarina viajó a través del Instituto Etxepare para participar en un encuentro de artistas procedentes de naciones con lenguas minorizadas. Allí conoció al músico que la acompaña ahora, líder de la banda de rock irlandés Hothouse Flowers. La “conexión” entre ambos fue tal, ha contado este lunes Maonlaí en la rueda de prensa que ha tenido lugar en el teatro Victoria Eugenia, que descubrieron que compartían la capacidad genuina de hablar el mismo “lenguaje”, pese a que cada uno lo hace desde una disciplina distinta. Ese lenguaje, el arte en definitiva, es el que los enraíza, lo que les conecta a la tierra.

Por lo tanto, Ihir es un ejercicio telúrico y abierto que, en cierta medida, sigue los pasos de la anterior Arima. “La improvisación es nuestra base”, ha comentado Elizaran sobre su proceso creativo. En el estudio, el músico y la bailarina apenas intercambian palabras. Los movimientos de ella y las notas que él imprime con el arpa celta, el piano o su propia voz son las que “dialogan”, creando “viajes emocionales” que se traducen en coreografías, melodías y sonidos algo más estructurados, siempre con la “libertad de ver qué es lo que pasa en cada momento”. Pese a todo, el Ihir que se represente mañana en el Victoria Eugenia, no será igual al Ihir que lleven a Irlanda dentro de unos meses.

La pareja se otorga en los directos un margen para la improvisación que hace que la obra nunca esté acabada al cien por cien y siga evolucionando, que siga viva mientras se representa, que se transforme a medida que avancen con la gira. De hecho, el desarrollo de la vida, desde la tierra, como ocurre con las flores, era una de las cuestiones que Elizaran quería abordar en esta pieza corta que está pensada para espacios no convencionales como museos, claustros, iglesias, anfiteatros o la misma calle. No en vano, el clima musical que genera Ó Maonlaí, alejado en esta ocasión del rock y ofreciendo un paisaje musical por la tradición irlandesa, imprime a Ihir un aire de inequívoco misticismo que casa con dichos espacios.

El lenguaje del arte

Ó Maonlaí, que a finales de septiembre ofreció en el Altxerri un recital basado en las formas tradicionales de la música de Éire, ha arrancado a cantar durante la rueda de prensa para intentar trasladar a los presentes la atmósfera que invita a Elizaran a bailar en escena. Así, el líder y cantante de Hothouse Flowers ha narrado como desde su más tierna infancia, en la Dublín de comienzos de la década de 1960, además de gaélico irlandés, le fue inculcado otro “lenguaje”, el de la “música y el sonido”. Un idioma que “procede de la tierra” y que aprendió de su padre, con el que siempre mantuvo una relación “tensa”; una distancia que se acortaba cuando padre e hijo “conectaban” a través del canto en gaélico. El enlace entre el lenguaje y la tierra que sintió desde joven, ha confesado, fue el que sintió cuando conoció a la tolosarra en Galway, cuando comprobó que ambos entendían el arte de la misma manera.