El 20 de enero de 2022 el donostiarra Fernando Erre estrenó en el Teatro Lara de Madrid la obra Hernani, una comedia construida sobre un encuentro restaurativo entre un exmiembro de ETA y el hijo de una de las víctimas a las que secuestró. Curtido en el humor coordinando guiones de programas como Vaya Semanita (2005-2008 y 2010-2014), Euskadi movie, Irrikitown y, más recientemente, los últimos especiales de Nochevieja de José Mota, Erre viajará a su ciudad natal para presentar en dFeria esta obra protagonizada por Daniel Ortiz y Jordi Aguilar, y que ya ha llamado la atención de la industria del séptimo arte.

Un exmiembro de ETA y el hijo de una víctima entran a un bar... ¿Habría que terminar el chiste?

Sí, claro. Habría que terminarlo, ¿no? Con cuidado, pero habría que terminarlo.

¿Terminar el chiste hubiese sido más difícil antes de 2011, antes de que ETA anunciase su cese definitivo?

Probablemente hubiese sido mucho más difícil. Probablemente no se podría haber hecho o hubiera sido mucho más delicado, porque la situación también era distinta. El contexto siempre es importante en el humor. Habría que haber tenido cuidado pero, sí, quizá también se podría haber terminado.

Se lo preguntaba porque parece que hoy en día las costuras del humor se resienten más fácilmente.

Es verdad. El humor ha tenido problemas en diferentes épocas. Cosas que en la actualidad nos parecen clásicas y que vemos con ojos de hoy también tuvieron problemas en su día. Polémicas siempre ha habido. En los 80, en los que parecía que era todo libertad, recuerdo algunos sketches de La Trinca que tuvieron unas polémicas de narices. Mucha gente piensa que el chiste conlleva una humillación o un intento de hacer daño y no es así. Cada época, claro, tiene sus tabúes o cuestiones que pueden herir sensibilidades en diferentes momentos.

Le proponía ese ‘juego’ con el chiste porque no se aleja mucho del comienzo de la obra de teatro ‘Hernani’.

No se encuentran en un bar, sino en una cárcel, pero se le asemeja. La obra, incluso, comienza sin parecer una comedia y se va introduciendo poco a poco en ese terreno, quizá, de forma inesperada. De momento, parece que la comedia entra bien, por lo que he podido comprobar en Madrid. Veremos mañana qué tal entra en Donostia

¿El humor puede ser restaurativo?

Por supuesto. Se suele hablar de que el humor es catártico y yo creo que tiene ese valor. Hablar de ciertas cosas importantes a través del humor es una buena manera de curar heridas o, al menos, de tratarlas.

El drama muchas veces es mucho más impactante o cala más cuando se toca desde la comedia.

El humor no es el yodo que te cura la herida pero sí que es una forma de que pueda ir sanando. El humor tiene un componente que te permite, a veces, acercarte a cosas de una manera más audaz. Es un ejercicio que te permite estrujarte las meninges para pensar cómo tocar algo dramático o algo que puede ser una tragedia.

¿Cómo se le ocurrió escribir ‘Hernani’?

Como vasco, he vivido de cerca la realidad de ETA activa. No recuerdo cómo prendió la mecha, pero sí que me gustaba mucho esa idea de que las víctimas nunca se hubiesen vengado. Me preguntaba qué pasaría si una víctima quisiera vengarse pero, claro, no podía ser una venganza común y corriente. Se me ocurrió una venganza peculiar. Otra cosa que siempre me ha parecido muy positiva fueron los encuentros restaurativos de Nanclares. Había leído sobre el tema y, luego, a la hora de escribir la obra, me documenté más, pero siempre me había parecido una experiencia muy interesante. Se unió todo y me pregunté: ¿Cómo sería un encuentro restaurativo entre dos personas que, en teoría, se encuentran para acercarse o para comprenderse y, de repente, una de ellas no está por la labor. Y quien no está por la labor no es quien esperas que sea.

¿Le preocupaba meterse en un jardín?

Mi intención nunca es la de meter dedos en llagas, intentar empatar o buscar la provocación. Me preocupaba que el público pudiera asumir una premisa como esta y aceptarla, no por una cuestión de autocensura, sino por hacerlo digerible al espectador; que pueda entrar y pueda empatizar con los personajes, además. La preocupación venía en ese sentido, no tanto por el temor a decir algo que fuese a molestar. Me preocupaba mucho que el espectador, independientemente de su forma de ver la vida, su ideología y su sentir, pudiera identificarse o, al menos, entender a ambos personajes.

"Hablar de ciertas cosas importantes a través del humor es una buena manera de curar heridas o, al menos, de tratarlas"

Siendo de Donostia, ¿por qué titular la obra ‘Hernani’?

En la obra tiene una explicación interna y una presencia simbólica. Hernani es una especie de territorio mítico. Tiene una explicación de por qué hay una especie de expectativas respecto a Hernani, que quizás luego no se cumplen. Se juega como si fuera un territorio equis y luego no es así. Me gustaba jugar con los prejuicios. Hernani, por otra parte, es un nombre precioso y me parecía que queda muy sonoro y bonito. Siempre me han gustado, no sé por qué, las obras que tienen nombre de territorio, de localidad.

La obra se ha estado representando en Madrid, al principio con el donostiarra Josean Bengoetxea en el papel del exmiembro de ETA, y luego con Jordi Aguilar.

Para que la obra saliese adelante el papel de Daniel Ortiz, el otro actor de esta obra, fue clave en todo momento. Josean Bengoetxea también se involucró a muerte, pero otros compromisos laborales le llevaron a tener que dejar la obra. Jordi Aguilar hace un gran papel, está estupendo.

Daniel Ortiz interpreta al hijo de una víctima que secuestró el personaje de Aguilar.

Interpreta al hijo de un industrial que su día fue secuestrado por ETA. A priori aparenta que tiene unas intenciones, pero tiene otras. Daniel Ortiz lo hace muy bien, pero ¡qué voy a decir yo! (ríe). Los actores tienen una gran dificultad porque se trata de una obra con mucha tralla, hay mucha réplica y contrarréplica. Están ellos dos y tiene mucho mérito, porque mantienen la obra todo el rato con mucho interés.

¿La venganza es buena materia para hacer comedia?

Depende. No lo sé. La comedia surge del contraste de dos sujetos que no tienen que ver y chocan. No quiero hacer spoiler, pero el tipo de venganza que pretende llevar a cabo el familiar de la víctima me parece muy divertida. No puedo contar más porque es uno de los puntos importantes de la obra.

El estreno en Madrid tuvo lugar el 20 de enero del año pasado pero la escribió hace ya unos años.

En torno a 2016, aunque luego he hecho cambios. La moví tímidamente por Euskadi pero no conseguí encontrar un hueco. En Madrid fue más fácil. La ayuda de Daniel Ortiz, como digo, fue clave. Fue el que contactó con el director, Juanma Gómez, que ha entendido perfectamente el texto y lo ha trasladado muy bien a escena. De repente todas las piezas cobraron sentido. En Madrid tuvo una primera ocasión en la que iba a estrenarse pero, finalmente, no pudo ser. La empresa que la iba a llevar a escena se cayó por la pandemia. Tardamos otro año en poder hacerla. No ha sido fácil, no.

Por fin llega a su ciudad.

Me hace mucha ilusión y, a la vez, me genera impresión porque nadie es profeta en su tierra (ríe). En Madrid han venido muchos vascos a verla pero, bueno, tengo mucha curiosidad por ver pues cómo reacciona el público de aquí. Creo que hay cosas que se van a entender mejor aquí. Me refiero a pequeños detalles, la obra se entiende bien en todas partes.

¿Temía que alguna arista de ‘Hernani’ no se entendiese en Madrid?

Hay detalles, como palabras en euskera, que en Madrid se entienden por contexto. Me interesaba mucho que fuera verosímil. Cuando una persona cuenta algo que no ha vivido, se nota. En la ficción se han visto aproximaciones a Euskadi, al conflicto vasco o a la situación vivida con ETA en las que se percibe, claramente, que quien lo narra no lo ha vivido en primera persona. Me acuerdo de que en la novela de Celda 211, en la que luego se basó la película, se hablaba de varios militantes de ETA que estaban en la cárcel y no resultaba verosímil. No estaba bien, se notaba que faltaba un poco de cocinado. Me preocupaba que Hernani fuera verosímil. Que fuera comprensible pero, a la vez, que te la creyeras.

¿Qué espera de su paso por dFeria?

Me encantaría, primero, que guste al público y también a los programadores para que podamos hacer una gira. Sería una satisfacción enorme que la obra gustara allí.

"Estoy en conversaciones de trasladar 'Hernani' al cine, pero son conversaciones arduas; veremos qué pasa"

Usted también ha trabajado mucho en televisión. ¿Sería posible ‘Hernani’ en la pequeña pantalla?

Televisión no lo sé, pero estoy en conversaciones para trasladarla al cine. La vio un productor y le interesó, le veía posibilidades para llevarla al cine. Pero este tipo de conversaciones son arduas y ya iremos viendo.

Por lo pronto, ‘Hernani’ parece que le está dando muchas alegrías.

Sí, porque cuando te pones a escribir no sabes nunca cómo va a acabar. Lo haces porque quieres hacerlo y punto. No sabes si la vas a poder estrenar. Además, me hizo especial ilusión que el estreno fuese en el Teatro Lara de Madrid, un templo del teatro, uno de los clásicos. Estaba que no me lo creía. Estrenar un 20 de enero en el Teatro Lara de Madrid. Pensaba que estaba soñando.

La sala Club del Victoria Eugenia también le hará ilusión.

Claro, me cuesta creer que vayamos a estrenar en una sala y en un teatro al que he ido tanto (ríe).

¿Está escribiendo algo nuevo?

Hice hace unos años un pequeño monólogo que se llamaba San José hecho un Cristo; tuvo una buena respuesta pero era cortito, no llegaba a media hora. Lo que he hecho es una especie de espectáculo de bíblico con Eva, Noé y San José en el que mediante una especie de monólogos cuentan la Biblia desde el humor. En principio se va a titular La Biblia, llena eres de gracia. También tengo otra que estoy ultimando ahora y también espero que se produzca, pero es más compleja y más grande. Vamos a ver qué pasa con ellas.