¿Qué música hacía Lou Reed antes de liderar a The Velvet Underground como la primera gran banda de culto de la historia a finales de los 60? Nos lo muestra Words & Music. May 1965 (Light in the Attic), disco de maquetas que muestra al autor de Heroin, apoyado en ocasiones por el también velvetiano John Cale, ofreciendo rarezas y algunos himnos de su próximo grupo en formato acústico, en tono folk y hasta con armónica, en la onda del Bob Dylan juvenil. La última pareja de Reed, la también artista Laurie Anderson, ha dado vía libre a estas grabaciones que han permanecido escondidas más de medio siglo.

Portada de la maqueta.

Reed, fallecido hace nueve años, sigue de actualidad en 2022, año en el que habría cumplido 80 tacos. Entre los proyectos para celebrar la efeméride sobresale Words & music, may 1965, álbum que incluye sus primeras grabaciones. El origen del proyecto es una cinta que el músico registró en parte junto a John Cale y que contiene maquetas de temas de The Velvet Underground como Heroin, I’m waiting for the man o Pale blue eyes.

Varias curiosidades rodean a esta cinta de casete, que ha permanecido escondida en su sobre original durante 52 años. Su última pareja sentimental, Anderson, la descubrió hace un lustro, al revisar el material dejado por el músico que iba a donar a la Biblioteca Pública de Nueva York. Y luego está otra excentricidad, que no lo es tanto: el sobre con la cinta, fechado el 11 de mayo de 1965, tenía como remitente a Lewis Reed –su nombre verdadero– y contaba con la firma de un notario. Por si fuera poco, Reed presenta y se cita como autor de cada canción incluida, para dejar claros los derechos futuros de su obra y sus posibles ganancias.

Lou, un rebelde nacido en el seno de una familia judía de clase media, tenía 22 años cuando grabó esa maqueta. En ella y sus canciones volcó su pasión por la música y la escritura, y en ellas se advierten los múltiples conflictos que vivió desde su adolescencia. Fue un pionero en casi todo –drogas, sexo...– y su carácter siempre resultó ambivalente, ya que podía mostrarse tanto romántico y tranquilo como provocador y violento.

Provocador y bisexual

Mientras estaba en la universidad, en la que se graduó en Literatura inglesa, recibió tratamientos de electroshock, algo común en la época entre adolescentes que se salían de la ortodoxia y que le provocaron problemas de retención inmediata durante toda su vida, para curarse de una supuesta homosexualidad. Él siempre se declaró bisexual. Su primera banda fue L. A. and The Eldorados y también trabajó como compositor para la discográfica Pickwick, un sello pequeño en el que emuló a los escritores del Brill Building. Allí ya mostró su “predisposición” por crear y tocar lo contrario a lo que la audiencia demandaba. Él era un poeta influenciado por William Burroughs, Allen Ginsberg y Hubert Selby, hasta que se encontró con su profesor, el escritor Delmore Schwartz, a quien consideraba una estrella del rock.

Reed, que buscaba encajar sus letras en canciones, estaba lejos de hacer música para bailar. ¿Y qué era más subversivo que el rock en aquella época? “No soy una persona normal, soy especial, muy diferente. Debo ser bastante raro. ¿Acaso no me tienes miedo?”, solía decir, según recoge el libro Lou Reed. Una vida, de Anthony DeCurtis. Convencido de su talento y de la necesidad de tener que esforzarse más, optó por sacar adelante su carrera musical tras conocer a John Cale, escocés que tocaba la viola, provenía de la música clásica.

Quien conozca la obra de Lou, con la Velvet o en solitario, se sorprenderá al escuchar Words & Music. May 1965… a no ser que haya oído ya lanzamientos previos como 1971. I’m so fine. RCA Demos. Tiene sonido maqueta, apenas se oyen dos guitarras acústicas, armónicas –a veces chirriantes y desafinadas, lejos del virtuosismo–, la voz de Lou, doblada con la de Cale, alguna broma y risas… Y todo en un tono folk, el de la escena del Greenwich Village de la época, que tenía al frente a Bob Dylan, autor fetiche para Lou.

Eso sí, mientras Dylan escribía temas protesta y utopías hippies embellecidas por una lírica desbordante antes de colgarse la guitarra eléctrica a mitad de los 60, Lou incluye en este rescate varias de las canciones que luego popularizó la Velvet, temas urbanos, descarnados y crudos que le cantaban al sexo turbio, la degradación y la adicción, caso de I’m waiting for the man –esperaba al camello con 26 dólares en la mano– o la brutal Heroin, reducida su duración a la mitad, pero ya con sus versos inolvidables: “Cuando pongo la aguja en mi vena, te aseguro que las cosas no son lo mismo… he tomado una gran decisión, voy a tratar de anular mi vida... heroína, sé mi muerte/es mi esposa y es mi vida”.

Como contraste incluye también el primer esbozo de la bellísima balada Pale blue eyes, dedicada a su primera novia oficial, Shelly Albin, quien, curiosamente no tenía los ojos azules. Lou y Cale empastan sus voces en ella de forma escalofriante.

Resulta curiosa la versión que hace Cale de Wrap your troubles in dreams, que luego grabaría Nico y suena la más experimental del lote, como un salmo con percusión extraña, monocorde y minimal. El álbum adelanta también Men of good fortune, que Lou incluyó en el desolador Berlín, con su tono de balada folk británica, y varios inéditos.