Jamás hubiera podido imaginar el eskoriatzarra Teodoro Martínez Ansorena que mientras se afanaba en retirar el desprendimiento de tierra que bloqueaba unos de los caminos cercanos a los barrios de Eraña y Bolibar, en las faldas de la peña Axtroki, iba a desenterrar las dos piezas arqueológicas de oro más extraordinarias encontradas en Euskal Herria. De aquel casual y sorprendente hallazgo se cumplirán 50 años el próximo 17 de agosto, y, aprovechando la efeméride, el museo Ibarraundi de Eskoriatza exhibe dos réplicas de los cuencos de Axtroki de entre finales de la Edad del Bronce y la Primera de la del Hierro.

Mari José Telleria, Zubizarreta, Zupiria y Agirre Mauleón en la inauguración de la muestra.

“Para los eskoriatzarras estos preciados objetos son un orgullo. Nos cuentan algo que ocurrió hace 3.000 años, que aún no sabemos qué fue. Este año se cumple medio siglo de aquel descubrimiento y, desde entonces, se ha investigado mucho. Contamos con numerosos elementos sobre nuestros orígenes e historia, y esto es importante para tener una memoria y conservar los símbolos de nuestra identidad, nuestro patrimonio”, manifestó el Consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, en la puesta de largo de la exposición que puede visitarse en Ibarraundi museoa.

Axtroki urrearen magia (La magia del oro) es la carta de presentación de la muestra que, en ocho paneles, traza el relato de cómo se sacaron a la luz “las piezas de oro más espectaculares de la historia de la arqueología vasca”. “En ellas se observa al máximo detalle la habilidad de quienes realizaron estos trabajos de orfebrería”, destacó el secretario general de Aranzadi, Juantxo Agirre Mauleón. Con motivo del 50 aniversario de su hallazgo, la sociedad de ciencias expone en esta localidad de Debagoiena las réplicas de gran calidad que custodia. Las auténticas están en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid, dependiente del Ministerio de Cultura. Que su descubrimiento se produjera en 1972, en un escenario de dictadura franquista, y que hasta siete años más tarde no se aprobara el Estatuto de Gernika, que recoge como competencia de la Comunidad Autónoma Vasca todo lo referente al patrimonio arqueológico, condicionó que estos objetos fabricados con metal precioso acabaran fuera de Euskal Herria, tal y como recordó Agirre Mauleón.

Sin contexto arqueológico

Uno dentro de otro, sin contexto arqueológico ninguno. Así fueron descubiertos los cuencos de Axtroki, a golpe de casualidad que terminó brindando fantásticos resultados. “Juan Kruz Abarrategi, el párroco de Bolibar-Ugazua, hombre de gran sensibilidad científica y conocimientos culturales, se hizo cargo de las piezas llevándolas a analizar a un laboratorio químico de la fábrica Patricio Echeverría de Legazpi, donde se confirmó que el material era oro de gran pureza. Consciente de que se trataba de un hallazgo excepcional, Abarrategi se presentó en Irun, en cuya ermita de Xantalen se desarrollaban excavaciones arqueológicas. En presencia de los investigadores Jaime Rodríguez Salís, Fermín Leizaola e Ignacio Barandiaran descubrió las reliquias que trasladaba envueltas en papel de periódico y en una caja de zapatos. El asombro de los investigadores fue unánime y constataron su importancia”, narra la historia que se desgrana en la exposición.

De forma semiesférica y realizadas en oro laminado bastante puro (88%) cuentan con una decoración trabajada en falso repujado por martillado desde el interior. Ambos cuencos poseen un tamaño y morfología similar: Axtroki 1 tiene 9,5 centímetros de altura y 19,7 de diámetro, y Axtroki 2, 10,5 por 21,3 centímetros. “Teniendo en cuenta la calidad y exactitud de su repertorio decorativo, podríamos pensar que son piezas creadas en un taller de orfebrería especializado, por parte de artesanos con considerables nociones de grabar estructuralmente las series ornamentales”, explicó Agirre Mauleón, que ejerce como comisario de la muestra.

El origen, función y significado de las decoraciones han dado lugar a un mar de interpretaciones e hipótesis. Tradicionalmente, han sido considerados como recipientes que formarían parte de una vajilla de lujo. “Sin embargo, investigaciones posteriores han propuesto que serían cascos o tocados utilizados en algún rito desconocido. Siguiendo esta interpretación, estas piezas habrían sido enterradas intencionadamente en las faldas de Axtroki, habiendo existido en su alrededor un supuesto santuario astrológico. Los grabados geométricos se han interpretado como símbolos del sol, la luna, las estrellas o las aves”, detalla la exposición que alberga Ibarraundi.

Tras estudiarlos, los cuencos de Axtroki se han asociado a fechas entre 800-500 años antes de Cristo. “Esa época se caracterizó por la integración progresiva de los grupos humanos de la Península Ibérica en la red de relaciones e influencias interculturales de Europa. A su vez, la estratificación social comenzó a hacerse patente y los objetos preciados elaborados en plata u oro se convirtieron en elementos distintivos de los sectores sociales más poderosos”, precisó el responsable de Aranzadi.

La presencia de estos ajuares, por tanto, manifiesta un comercio y una conexión cultural a nivel de toda Europa. Su aparición en Euskal Herria debe entenderse dentro de este contexto, ya que no corresponden a las características propias de la orfebrería prehistórica de la Península Ibérica. No obstante, y a pesar de la poca información que se dispone para comprenderlos, “se cree que estos cuencos son centroeuropeos”. “De hecho, se han encontrado numerosos objetos arqueológicos que comparten similitudes con estas piezas. Uno de ellos es el Cono de Oro de Avanton (Vienne, Francia). También se han comparado con el Casco de Leiro (Galicia, localizado en Rianxo) o con las embarcaciones de Villena (Alicante)”, cuenta la muestra.

Solicitudes para su recuperación

Y de Eskoriatza a Madrid. En 1973, la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura integró las preciadas y originales piezas en los fondos patrimoniales del Museo Arqueológico Nacional, donde fueron restauradas y depositadas. En aquellos años aún no se habían transferido las competencias en lo relativo al patrimonio arqueológico. El Estatuto de Autonomía se aprobó en 1979 y la primera Ley de Patrimonio Cultural Vasca es de 1990. “Hoy en día estas piezas hubieran sido gestionadas desde el País Vasco, asumiendo sus competencias. Estarían expuestas aquí”, recalcó Agirre Mauleón.

Han sido, de esta manera, reiteradas las ocasiones en que las instituciones vascas han solicitado el regreso de los cuencos de Axtroki sin obtener una respuesta favorable del Ejecutivo español. El Ayuntamiento eskoriatzarra, sin ir más lejos, ha llevado a cabo gestiones oficiales de cara a su recuperación y exposición en Euskal Herria.

Ahora, con motivo del 50 aniversario del fabuloso descubrimiento, Ibarraundi Museoa expone las réplicas de muy buena calidad que desde la fecha de su hallazgo han sido custodiadas por Aranzadi. “Una gran oportunidad”, en palabras del alcalde eskoriatzarra, Joserra Zubizarreta, para disfrutar de estos brillantes exponentes del patrimonio arqueológico. Con una vertiente al mismo tiempo didáctica, que de cara a septiembre acercará la magia del oro a los centros escolares.