Naturaleza, arte e historia también se funden en una localidad como Eskoriatza, enclavada en una comarca que por tradición está más asociada a la industria. Numerosos rincones invitan a descubrir los secretos del pasado y la belleza de su entorno. Y, con este objetivo, se ha puesto en marcha Eskolore, una iniciativa para “sentir, gozar y aprender” que tiene como plato fuerte “los caminos de siempre”: aquellos que, sin irse lejos de casa, ofrecen la oportunidad de sumergirse en pleno pulmón verde.

A través de este proyecto, el Consistorio propone tres recorridos homologados. Así, a los pies de Atxorrotx arranca la ruta Mandobide (PR-GI 99), que conduce al paseante hasta los barrios situados en la ladera de la sierra de Zaraia para ir encadenando Bolibar, Mandobide, Mendiola, con una hermosa panorámica de Urkulu, y Lete. En sus doce kilómetros de distancia y un tiempo estimado de tres horas y media, este itinerario permite contemplar la parroquia de San Miguel del barrio de Bolibar, con su bóveda de madera, y la de San Juan Bautista en la anteiglesia de Mendiola. Además, no hay que olvidar que en la zona de Axtroki se descubrieron dos cuencos de oro datados entre los siglos VII y VIII antes de Cristo.

Mientras tanto, Apotzaga y Gellao son las anteiglesias protagonistas del recorrido Latabide (PR-GI 170), de doce kilómetros (4 horas y 15 minutos), que transcurre por la ladera de Murugain, envuelta en unas impresionantes vistas que atraviesan la torre de Galartza hasta la sierra de Aralar, y por los límites de Aramaio. En este sendero cabe destacar la parroquia de San Miguel y el particular cementerio circular de Apotzaga, declarado Conjunto Monumental del País Vasco, sin olvidar la interesante puerta románica de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Gellao.

De 25 kilómetros de longitud (algo más de siete horas) es la tercera ruta que incluye Eskolore. Las elizateak de Mazmela, Zarimutz y Marin se unen en esta ruta (PR-GI 100), que sigue el trazado del viejo ferrocarril para recalar en la ermita de San Martín de Leintz Gatzaga. Una vez que se alcanza este municipio, el caminante desciende suavemente a Eskoriatza pasando por la ermita de Santa Columba, en el barrio de Gaztañadui. Entre otros puntos de interés, en Zarimutz puede observarse el monolito erigido al término de la Guerra Civil en recuerdo del teniente Blankenagel (lo levantaron sus compañeros), que pilotaba el avión alemán derribado el 1 de abril de 1937.

más propuestas “Eskolore. Betiko bideak crecerá con la participación de todos los eskoriatzarras. Todos tenemos algo que aportar para fomentar hábitos saludables, para reforzar los valores ecológicos del valle y para divulgar la sabiduría popular”, remarcan los impulsores de la iniciativa.

Pero aún hay más. Eskoriatza cuenta, asimismo, con un recorrido urbano saludable marcado con el símbolo Eskolore (una flor), y otras propuestas como son las rutas de El castillo de Eneko (la fortaleza de Atxorrotx y el entorno que le rodea) y la de los Túmulos. Ahora solo falta saborearlas.