- “La microliteratura me gusta como lector y, por lo tanto, también me atrae como autor”, apunta el escritor Xabier Olaso. Eso sí, redondear lo que uno quiere transmitir en poco espacio y con los elementos justos, es una tarea que no tiene nada de sencilla. Todo lo contrario. Aún así, el gusto por contar mucho con muy poco está presente, así como el humor, en las dos nuevas obras destinadas al público infantil que el creador ha publicado, Hanka, moko eta buztan. Animaliekin dantzan (Ikaselkar) y Esna irauteko ipuinak (Denonartean).

En el primer caso, el autor, junto a la ilustradora Sandra Garayoa, toma parte en el proyecto Kimu que impulsa Elkar con la intención de dirigirse a lectores del primer ciclo de Primaria para estimular la competencia lectora. Hanka, moko eta buztan. Animaliekin dantzan se adentra en un mundo habitado por animales reales pero también en unos cuantos nacidos de la imaginación.

Junto a estos protagonistas se crea un gran puzle de escritos que tienen autonomía propia. Así, quien se asome a estas páginas se podrá dejar llevar por adivinanzas, microrrelatos, fábulas, poemas, refranes, haikus, trabalenguas y más géneros.

Desde la idea de la oralidad, de esa tradición que no se debe perder pero que el escritor actualiza para hacerla propia del hoy, se genera un libro que quiere ser dinámico, que busca dar pie al juego, que es, además, un objeto con el que interactuar. En este sentido, también se experimenta con las formas de los textos. Es decir, hay poemas que nacen a partir de acrósticos, trabalenguas que parecen árboles, textos que solo se pueden ver reflejados en el espejo, o adivinanzas que hay que leer de derecha a izquierda.

A todo ello se suma el trabajo llevado a cabo por Garayoa, ilustraciones sin las que Olaso asegura que ahora mismo no entendería su propia obra. “Me ha dejado alucinado”, confiesa mientras despliega la portada y su contra, que configuran un gran mural dibujado, la mejor invitación para que lectores y lectoras se dejen llevar por estas píldoras literarias, estos textos cortos que al autor tanto le atraen. “Uno es un poco lo que lee. Y creo que este gusto por la microliteratura está también relacionado con el tiempo que tengo para la creación. De hecho, soy de los que saca la pequeña libreta y el pequeño lápiz para escribir cuando voy en el autobús, por ejemplo”, dice con una sonrisa.

Ese gusto por ir a lo concreto queda patente asimismo en Esna irauteko ipuinak, donde el dos veces Premio Euskadi de Literatura Infantil y Juvenil propone una colección de 57 cuentos cortos y otras tantas greguerías, esas frases cortas que expresan “una realidad con un toque humorístico. De hecho, el libro quiere ser una invitación a hacerlas, a percibir el mundo desde un punto de vista diferente. Se trata de descontextualizar con imaginación”.

“He querido despojar a los textos de la retórica literaria. He buscado ir a lo sencillo”

“He usado una forma de escribir muy vinculada a la oralidad para que los críos lean a gusto”

Escritor