as empresas radiofónicas parecen vivir tiempos de aparente calma chicha con un mercado repartido de tal manera que satisface las necesidades económicas y de audiencia de las emisoras en unos momentos de poderoso crecimiento de las redes digitales y nuevos modos de comunicación gracias al espléndido desarrollo de los podcast, amenaza real para el mantenimiento de las cuotas de mercado de la radio convencional que de momento alcanza cifras millonarias de oyentes.

La radio de hoy ha desarrollado un formato asentado en un ejercicio de copiarse unos a otros en una dinámica que parece no tener fin. De tal manera que los grandes comunicadores se diferencian poco entre sí, cada uno feliz con su rebaño mayor o menor, repitiendo modos de presentar y entrevistar muy semejantes.

En este horizonte de paz, amor y felicidad se está desarrollando en paralelo un modelo comunicativo nuevo que ha prendido en el segmento juvenil, que consume con demanda creciente podcast de contenidos y estilos diversificados, competencia real para la radio generalista.

Frente al manido modo de informar con voz y sonidos, el podcast ofrece la novedad de la especialización, la construcción singular de cientos y cientos de productos sin limitaciones de temas, enfoques y variaciones, y el desarrollo de la innovación y creatividad que han enganchado en las generaciones digitales.

La radio actual con su monótona repetición de estilos, modos y modelos está amenazada por este nuevo producto tentador que se usa a demanda del consumidor, perdida la carrera de la inmediatez informativa. Los jóvenes sienten la llamada de lo digital frente a la pachanga repetitiva de la radio generalista y eso hace incierto el futuro de la radio. El relevo generacional no está garantizado para la radio de siempre.