a aparición de los programas matinales en las programaciones de las teles de hace más de dos décadas, desató una batalla dialéctica entre los que pensaban que el fracaso estaba anunciado y los que vieron una nueva posibilidad de expansión del consumo televisivo. Las teles de la mañana están en manos de tres periodistas-conductoras, Susana, Mónica, Ana Rosa y un varón guerrero y pendenciero, Antonio. La mañana se reparte entre los cuatro, con pequeña ventaja de Quintana con un millón de espectadores más menos en cada zurrón.

A la pelea de la competencia en la mañana de los días laborables se ha sumado una tal Mónica López, conocida/desconocida entre el gremio de los conductores de magacines de largo recorrido temporal, acercándose a las cinco horas de matraca televisual.

La decisión de encomendar el matinal de TVE a una presentadora de la información meteorológica no está exenta de riesgos, y hay que destacar la valentía y el coraje de la mujer del tiempo, cambiando isobaras y huracanes por entrevistas políticas y conexiones con la actualidad. Vistos los pocos días que lleva en antena La hora de la 1, podemos decir que el asunto está poco claro, el acierto de los modos de presentar son escasamente satisfactorios y la innovación del programa luce escasa de frescura y creatividad.

La mezcla de información de actualidad con claros perfiles políticos, el entretenimiento y la crónica de sucesos y prensa del corazón tan demandados en los medios actuales se prodigan por igual en los magacines mañaneros a excepción de La Sexta. La tal Mónica necesita el plazo de cien programas para decantar estilo, personalidad y modos narrativos. La competencia es dura, hacerse un hueco no parece tarea posible para la tal Mónica López.