afa Gorrotxategi ha hecho realidad uno de sus sueños: abrir su propio museo del chocolate. El artesano tolosarra, gran amante de la etnografía, la antropología y la historia del País Vasco vinculada al cacao, al igual que su padre, ha conseguido reunir en su obrador de Usabal una de las mayores colecciones de chocolateras y a través de los enseres y la maquinaria que se expone el visitante puede conocer la evolución de la fabricación del chocolate. Una visita irresistible, apta para los amantes del chocolate.

Rafa Gorrotxategi lleva mucho tiempo recopilando metates, chocolateras y todo tipo de utillería. "Quería crear un museo diferente; es pequeño y original, y muy enfocado a la evolución de cómo se fabricaba el chocolate", explica el artesano, al tiempo que avanza la próxima publicación de un libro sobre historia del chocolate en Euskal Herria.

En el nuevo espacio expositivo de Rafa se puede comprobar que el cacao arraigó en el País Vasco de la mano de un oficio milenario: el de la cerería. Sobre una que data del siglo XVI fundó, precisamente, su padre, Joxe Mari Gorrotxategi, el primer museo en la calle Letxuga en los años 80, que documentaba cinco siglos de historia cerera, confitera y chocolatera.

El museo que Rafa Gorrotxategi ha abierto en su obrador de Usabal presenta un nuevo formato, presidido por una sala de catas y proyecciones, abierta a nuevas experiencias y la interactividad. De espacio en espacio, ordenados temática y cronológicamente, en el txoko de la cera y la miel el visitante puede encontrar colmenas horadadas en troncos de roble donde tejía sus paneles la abeja negra, ruedas para la elaboración de velas y argizaiolas centenarias.

En el apartado del cacao presiden la entrada metates precolombinos y otros que se labraron en el País Vasco. Entre morteros, molinos y molinillos, que aún preservan su aroma, les acompañan tostadoras y más de 300 chocolateras, tahonas y refinadoras, moldes, balanzas, y todo tipo de utillería que abastecía a los obradores legendarios.

Una de las joyas del museo es un obrador artesano de 1915, perteneciente a la familia de Ignacio Garmendia, el padre del etnógrafo tolosarra Juan Garmendia Larrañaga. Estuvo en funcionamiento de 1915 y 1950 y Rafa Gorrotxategi lo ha recuperado y puesto en funcionamiento ahora en su museo.

El museo está abierto en agosto por las mañanas y por las tardes, en el caso de querer concertar cita previa debe hacerse a través del teléfono 943 890 306 o en el mail info@rafagorrotxategi.eus).