sta ruta circular nos servirá para conocer los barrancos y lugares ocultos de Arantzazu. Nos adentraremos por parajes muy poco transitados del parque natural de Aizkorri-Aratz y, entre otras curiosidades, veremos los campos de fútbol de los antiguos seminaristas del centro religioso.

El recorrido parte del aparcamiento del santuario de Arantzazu. Ascendemos junto a la basílica hacia el restaurante Sindika, por el mismo camino de inicio hacia las campas de Urbia. En cuanto llegamos al cruce donde por la izquierda, y pasando por la puerta de hierro, encontramos el camino de ascenso hacia Urbia y Aizkorri, pero nosotros debemos descender por el camino de la derecha siguiendo las indicaciones de Iturrigorri. Todo el itinerario está balizado por las marcas amarillas y blancas del sendero local.

Vamos caminando paralelos a la regata Urkulu entre hayas y algunos tilos, bajo la atenta mirada de la impresionante peña de Gazteluaitz. Pronto llegamos a los antiguos campos de fútbol de Iturrigorri, que fueron construidos por los jóvenes seminaristas para disfrutar en sus horas libres. Los cruzamos por la pista que circula a su lado y, en la bifurcación, seguimos por la izquierda a través de un puente. Alcanzamos un cruce importante donde tenemos que seguir por la derecha y en ascenso hacia Begiolatza. El otro camino continúa hacia Urbia y Gordoa. La pendiente por el pinar es fuerte pero corta. Tras un primer descenso, cruzamos otro puente y, enseguida, tomamos un pequeño sendero por la derecha que desemboca en una pista más ancha antes de tomar la dirección del caserío que vemos delante.

En nuestro recorrido estamos dando la vuelta a los montes Gazteluaitz (927 m.) y Erbizaskun (879 m.), y es este último el que apreciamos íntegramente por encima de las praderas y caserío Bellostegi. La pista sigue entre alambradas alejándose de las casas y en el cruce junto al puente, seguimos en dirección hacia Arantzazu. En este punto nos sumamos al sendero GR- 121, conocido como la Vuelta a Gipuzkoa, ya que transcurre por la periferia de este territorio. Enseguida llegamos al asfalto, por donde continuamos hasta meternos debajo mismo del barranco bajo el monte Aitzabal (761 m). Allí arriba vemos el Centro Cultural Gandiaga Topagunea y la pared por la que tenemos que ascender.

Junto a un puente de piedra, abandonamos la carretera para atacar por la derecha el histórico sendero por donde ascendían los fieles que venían de lejos. La senda, labrada con gran maestría, va ascendiendo por la escarpada ladera hasta alcanzar el aparcamiento desde donde hemos iniciado el itinerario.

Una vez que hemos recorrido los rincones más secretos de este espectacular paraje, es el momento de disfrutar con una visita al santuario y saborear la huella que los artistas contemporáneos vascos más relevantes como Oteiza y Chillida han dejado en él.