- Imagino que con ganas de presentar de nuevo en Donostia, ¿no?

-Sí, estamos con muchas ganas y con la cuenta atrás para poder mostrarla.

¿De qué habla en este segundo trabajo?

-Es una película que parte del género negro y evoluciona hacia la tragedia. Es un trabajo cimentando sobre las miradas y lo que esconden y por eso hay una fuerte apuesta en las ausencias y en lo que suponen. Además, el filme pivota en un tiempo narrativo que se alimenta del pasado y del presente de forma análoga, por lo que hay una continuidad espacial poco coherente que genera cierto espacio de microcosmos en las escenas.

Y todo ello en euskera.

-Sí, claro. La novela original es en euskera, el escenario es el que habitamos y teatralmente es natural que sea así.

¿Se vio la producción afectada por el confinamiento?

-Prácticamente estaba acabada, pero nos encontrábamos en postproducción. Nos hemos tenido que adaptar. Probablemente seamos los que menos hemos sufrido los efectos del confinamiento, porque hay muchos rodajes que estaban a punto de empezar y se han quedado ahí.

Su segunda película y su segunda adaptación. ¿Es más sencillo producir un filme que parte de una novela?

-Es muy relativo. Al final, construir una película desde el guion mismamente siempre es el mismo trabajo. Una novela muchas veces es un punto de partida y el detonante para hacer luego algo que de alguna forma te ha impactado, pero que hay que llevarlo a otros códigos y otro tipo de narrativa y de forma. En este caso concreto más, porque hemos trabajado más la apuesta visual que la herencia más novelesca y literaria. Hay una transformación muy grande en lo que es el aspecto de imagen y sonido.

Y luego cuenta con un reparto de garantías encabezado por Itziar Ituño.

-Tenemos un plantel de actores muy bueno y maravilloso. Yon González, que es la primera vez que actúa en euskera y está muy bien o Eneko Sagardoy, que como es habitual en él está maravilloso, pero es cierto que Itziar es el pilar central de la película. No ya su mirada, sus ojos son el peso clave de la película. Es un trabajo que gira todo en torno a su dolor interno, a un rayo latente que lleva dentro y que hace que básicamente ella sea la película.

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