donostia - La primera y única vez que se estrenó la obra maestra perdida del compositor Tomás Garbizu fue el 22 de mayo de 1960 en el Teatro Victoria Eugenia. Más de medio siglo después, los músicos e investigadores de Musikene Jon Makuso y Josu Okiñena presentaron ayer por primera vez el manuscrito original y una partitura editada del Concierto mágico para violín y orquesta del prestigioso artista lezoarra. Se trata de una pieza “única” debido a que es del primer concierto para violín y orquesta que existe en el repertorio musical vasco. Además del primero del Estado de la segunda mitad del siglo XX.

El descubrimiento de esta “pionera joya” es el resultado de más de tres años de investigación que, además, sirvieron como trabajo de fin de máster a Masuko, alumno de Musikene. Un máster titulado Una edición crítica del concierto Mágico y dirigido por Okiñena. Masuko comenzó a estudiar la trayectoria musical de Garbizu en 2016, con la determinación de “realzar su figura” y de que se reconozca el trabajo de uno de los grandes compositores vascos, “un genio” del siglo XX.

Al ser violinista, Makuso reparó en la existencia del “valioso” concierto, del que el único borrador y manuscrito provisional e incompleto está en Eresbil, el archivo vasco de la música. Además, otra de las obras que centran su trabajo es el Concierto caprichoso, una reducción para piano del Concierto mágico, que le fue concedido por la heredera de Garbizu. Primero se encargó de transcribir “nota por nota” la partitura a un software informático. Después, junto con Okiñena, realizó piezas adicionales para corregir los “errores” de la partitura. También tuvo que informarse sobre la edición de este tipo de revisiones y así desarrollar su crítica.

El rescate del borrador, las partituras originales que se tocaron el día del estreno y la reducción para piano, se presentaron en una edición final con motivo del 30 aniversario del fallecimiento del compositor. Según Okiñena, esta publicación supone “una satisfacción muy grande” porque les ha permitido profundizar en la obra de Garbizu, incluso “hasta llegar a verlo en sueños”. Tardaron tres años en descifrar la “durísima” escritura del concierto, analizando más de 300 documentos y experimentando con instrumento para comprobar las sonoridades y armonías de cada una de las distintas copias con el violín, el piano y, posteriormente, con la reducción de orquesta.

Okiñena reconoció sin complejos la “genialidad” de Tomás Garbizu como concertista, no solo a nivel estatal sino también europeo. Añadió que la obra coral del artista vasco es “inmensa y exquisita” y, en particular, sus escritos “impresionan” por los arreglos que introduce en torno a las danzas y los temas vascos. Y cómo “con cuatro pinceladas” crea verdaderas obras maestras.

El concierto de Garbizu es un obra “muy heterogénea”, con claras alusiones a las composiciones francesas del siglo XX, con esos “toques” de Ravel, del que el lezoarra era gran admirador, indicó Makuso. Una obra que también incluye elementos del folclore vasco “de manera impecable”, acompañada de un “silencio enorme” y una fragmentación “maravillosa”. La orquestación es “muy rica” y el tratamiento de la armonía, “espectacular”.

Esta obra es “pionera” por varias razones. Destaca por su “novedad”, al tratarse de una composición “absolutamente” sinfónica y de vanguardia, además de que no hay ningún concierto como precedente. Okiñena opina que “no se ha hecho justicia” al nombre de Garbizu y que su figura debería viajar por el mundo como “uno de los grandes” de su época. Asimismo, Masuko calificó de “magníficas” todas las piezas utilizadas para su estudio, que no solo fueron los conciertos. A su juicio, el repertorio coral de Garbizu es de “un valor inmenso” y él se lo encontró almacenado en cajas, por lo que expresó que a la música “hay que sacarla, tocarla, cantarla y vivirla; porque si la música no es interpretada, se muere, y muerta no sirve”.

Primer estreno. El único debut registrado del concierto data del 22 de mayo de 1960 en el Teatro Victoria Eugenia, a cargo de la Orquesta del Conservatorio de Donostia.

Pionero. Se trata del primer concierto vasco de esta categoría. El único a nivel estatal que pertenece a la segunda mitad del siglo XX y uno de los cinco primeros de los siglos XX y XXI.

Características. Una obra “heterogénea”, con claras influencias de las composiciones parisinas del siglo XX y toques de Ravel. Además, contiene elementos musicales “impecables” que aluden al folclore vasco.

Edición. Jon Makuso y Josu Okiñena, músicos e investigadores de Musikene.

Compendio recuperado. Después de tres años de investigación, se presentó como trabajo de fin de máster de Makuso, Una crítica del Concierto mágico

Incluye el manuscrito original, la partitura editada del autor y una reducción para piano.

Presentación. En homenaje a la memoria del compositor vasco, en el 30 aniversario de su muerte.

Fuentes. Concierto mágico para violín y orquesta, del archivo Eresbil, en Errenteria. Además, el Concierto caprichoso, del fondo familiar de Garbizu.

Nuevas presentaciones.

Lezo, fecha aún por determinar.

Québec (Canadá), segundo semestre de 2020.