donostia - El Centro Internacional de Cultura Contemporánea de Donostia “ha abierto sus puertas a la industria y a la empresa vasca”. La directora de Tabakalera, Edurne Ormazabal, encajó ayer de esta manera dentro de la programación del centro la exposición Orain diseinua! Euskadi eta industria, comisariada por Gillermo Zuaznabar y producida por la casa en el contexto de la II Bienal Mugak, en colaboración con la Diputación de Gipuzkoa y la Spri.

La muestra, que cobra sentido dentro del nuevo rumbo fijado por el Plan Estratégico de Tabakalera aprobado a principios de 2019, plantea el diseño como un “ejercicio de creación” que se enmarca en una industria “generadora de valor más allá de la economía”. Orain diseinua! Euskadi eta industria ha sido pensada para que sirva de germen para construir la historia del diseño vasco -“esperamos que sea un antes y un después”- que, tal y como recordó el curador, solo cuenta con cuatro publicaciones académicas, además de un precedente expositivo para el que hay que remontarse 23 años.

De esta forma, la instalación, compuesta por un centenar de artículos -muchos de ellos cotidianos- procedentes de unas 40 empresas de la CAV, está clasificada en tres “estratos”, al tiempo que “cuelga” de dos audiovisuales de miembros del Grupo Gaur: Operación H y Pelotari, ambos dirigidos por Néstor Basterretxea.

El estrato “histórico” toma como ejes a dos profetas en el “desierto”: el calígrafo vizcaino del siglo XVI Juan de Icíar -se exhibe uno de sus libros- y el modisto getariarra Cristóbal Balenciaga -pueden contemplarse varios de sus diseños-. El “estético”, por su parte, se basa en las “formas” y los “colores”, mientras que el “contemporáneo” echa una mirada al diseño actual.

El primer espacio de la sala 2 de exposiciones de Tabakalera se abre con las formas tradicionales. Una xistera o el diseño casi perfecto de un kaiku -“formas que nos pueden identificar”- sirven de aperitivo por un recorrido al que le siguen una Lambretta y una Velosolex construidas a partir de licencias de diseños extranjeros. Estos vehículos sirven de antesala a otro espacio en el que, además de los citados diseños de Balenciaga, pueden verse herramientas como brocas, maquetas de autobuses Irizar o bicicletas construidas por la empresa Orbea en la década de los 30.

La fabricación de este vehículo respondió, según el comisario, a una serie de “restricciones” en la industria armera de la época. Zuaznabar recordó que fue en el siglo XV cuando Soraluze comenzó a desarrollar esta industria que se extendió por toda la comarca hasta tener su “eclosión en Eibar”. No obstante, las limitaciones que se dieron en el siglo pasado sumergieron en una profunda reflexión a las empresas, que acabaron dándose cuenta de que con la tecnología que disponían “podían hacer escopetas o bicicletas”.

un regalo para el escritorio También diseñaron sacacorchos o grapadoras, como la conocida El casco. Precisamente, Ormazabal y Zuaznabar hicieron entrega al diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y a la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, de esta herramienta de oficina, diseñada en 1920 por Juan Sorozabal y Juan Olave, para que ambos representantes den buena cuenta del ingenio local ante las visitas que reciban.

Olano, presente junto a Tapia en la inauguración, recordó que en la base de nuestra sociedad se encuentra una “industria competitiva” y, en este sentido, alabó la capacidad de Tabakalera para “conectar a los creadores con las necesidades de la sociedad”. Es decir, el diseño vasco para una industria vasca.