donostia - Aprovechando su 40º aniversario y 16 años después de su disolución, vuelve La Polla Records con el Quijote punkie de Evaristo al frente. Y lo hace con un disco con sus primeras canciones regrabadas, más un tema inédito, un libro, un documental y una gira con El Drogas que se pasará por Latinoamérica en 2020 y que este año ofrecerá cuatro conciertos en el Estado. El único vasco tendrá el 18 de octubre en el BEC. “Vamos a hacer unas risas”, explicó ayer Evaristo. Las entradas saldrán a la venta el miércoles próximo en la web del grupo.

“Y yo que estaba muerto me he levantado. La última batalla me está esperando”. Así anunciaron su vuelta los de Agurain hace días. Ayer, en el WiZink Center de Madrid, ofrecieron los datos de un regreso que celebra su 40º aniversario. La trituradora no ha funcionado con La Polla Records, que además de con Evaristo Páramos retorna con la última formación del grupo: Abel (bajo), Sume (guitarra) y dos miembros de Gatillazo, Txiki (guitarra) y Tripi (batería).

La discusión sobre “los derechos digitales” del grupo, ya recuperados, facilitó un regreso que se concretará en los próximos meses con múltiples noticias, ya que “la cosa se fue liando y, como en el sexo, una cosa llevó a la otra”. De entrada, se optó por registrar Ni descanso, ni paz!, un disco que “suena como un pepino”, que se publicará el 10 de mayo y en el que se han vuelto a grabar las 19 canciones “más significativas” de sus tres primeros discos: Salve, Revolución y No somos Nada.

El segundo paso, a la espera de una exposición itinerante y un documental que recogerá su historia y los conciertos de este año, es una gira de doce citas, cuatro estatales: Valencia (21 de septiembre, plaza de toros), Madrid (12 de octubre, WiZink Center), Barakaldo (día 19, BEC) y Barcelona (día 26, Palau Sant Jordi). “Si hay un pepinazo, se podría repetir alguna fecha”, indicó Polako, mánager de La Polla. El resto de recitales tendrán lugar en Argentina, Colombia, Chile y México en 2020.

“El Drogas es la hostia, un chaval muy majo”, indicó Evaristo sobre el músico invitado en la gira. “No me gusta que me manden”, indicó antes de asegurar que “no vamos a cambiar ninguna letra, ni los juramentos machistas o sexistas de las canciones”, advirtió el vocalista, que fue preguntado por las próximas elecciones. “Vamos a hacer los conciertos, gane quien gane. La relación de fuerzas solo se está reajustando. Monchito dice ahora lo que quiere Aznar”, explicó. “Es triste pero las cosas van hacia atrás. En el mundo hay un sistema de exterminio en marcha, a pleno rendimiento. ¡Es para creerse lo de los reptilianos!”, concluyó.

El libro El regreso coincide con Qué dura es la vida del artista (Desacorde Ediciones), libro firmado por Evaristo que va por su cuarta edición y que se presenta como “un anecdotario” de los de Agurain, no “como la historia de La Polla, ni siquiera la de un individuo dentro de un grupo”. Este compendio de “recuerdos manoseados por el paso del tiempo” ofrece historias de “un tiempo salvaje porque el que pasé casi sin enterarme”.

Evaristo escribe como es, de forma anárquica. Quien ganaba concursos en su niñez versionando a Camilo Sesto y Juan Pardo, vio su “adiós a ser una persona normal” al descubrir a Sex Pistols. “Nunca he sabido inglés, pero se entendía de puta madre. !Menuda rabia y cojones”, escribe sobre Rotten y compañía. Y ahí ya lo tuvo claro. “Para hacer un grupo no hace falta tocar ni cantar, hay que hacer letras que reflejen el lenguaje de la calle”, recoge el libro.

No es la única frase lapidaria del libro, que incluye también reflexiones como “la pasma no está para protegerte, ni los banqueros son nuestros amigos, ni las decisiones las toma el pueblo”. Evaristo, que tiene para todos, incluso para él mismo debido a “mi voz de rata afónica”, no deja títere con cabeza al hablar del Rock Radikal Vasco (“la etiqueta me perseguirá hasta la tumba”); los mánagers; las discográficas (de Soinua a Elkar y Maldito); la promoción (“solo la palabra me provoca arcadas”) y hasta algún colega.

“Éramos muy fáciles de timar”, reconoce al hacer memoria y relatar la multitud de veces que tocaron gratis. Cuando empezaron a tildarlos de “peseteros” y “vendidos”, optaron por evitar más “vaciles”, cobrando siempre, “sin ningún tipo de verguenza o paranoias” porque “punkys sí, pero no gilipollas”. Evaristo, que apuesta por la masturbación como mejor método para conciliar el sueño tras los conciertos, también analiza los discos del grupo, así como a sus integrantes. A Sumé le llama “el guitarrista del Salvaje Oeste”.

Conciertos salvajes El anecdotario se torna hilarante cuando hace acopio de anécdotas de los conciertos de un grupo que se autodenominaba Comando Paco Martínez Soria porque “somos de pueblo; y a mucha honra”. En esas giras por Euskadi, el Estado y países como Francia, Alemania, Italia, Argentina o Uruguay, Evaristo vio y vivió “cosas que harían desmayarse a una madre”.

De navajazos a robo de instrumentos y chupas; colocones con priva, speed y otras drogas; lluvias de piedras y botellas; cargas policiales; caídas de escenarios; peleas con fachas; y los inevitables escupitajos, que el cantante llegó a combatir con la sombrilla de un coche de niño con el lema ¿Por qué no vas a escupir a tu puta madre? Y todo ello lo cuenta Evaristo en el libro porque “mejor lo cuento yo que cualquier hijo de puta”.