Aunque parezca mentira, muchas veces la creatividad culinaria y la innovación han estado hasta cierto punto reñidas con los grandes productos, o sea, con las joyas gastronómicas, como pueden ser el jamón ibérico de bellota, las ostras, el caviar, las trufas, las kokotxas de merluza, las becadas o incluso el foie gras. Y es que a muchos creativos les impone mucho manipular estas perlas. Como que se dice en otros ámbitos, tienen “miedo escénico”, no sea que la joya en vez de mejorar, empeore y se convierta en bisutería. Frente a esta actitud un tanto “segurola”, la prestigiosa conservera mutrikuarra Yurrita ha organizado el I Campeonato de Tapas Yurrita Group.

El objetivo ha sido “generar y potenciar la creatividad entre los cocineros utilizando productos de alta calidad”. En este caso, con cualquiera de los magníficos ejemplos -que son muchos- que oferta esta casa, mostrando con ello una posición nada conformista que respondía a lo dicho anteriormente.

¿Se pueden mejorar unas anchoas gourmet de Yurrita, las llamadas “mariposa”, con 20 meses de curación y con magnífico aceite de oliva virgen extra arbequina, que comerlas tal cual, con tan solo pan para untar? O, ¿qué hay más suculento que un maravilloso y sostenible Bonito del Norte procedente de la costera del Golfo de Bizkaia con tan solo, por ejemplo, cebolleta fresca? Afortunadamente, la cosa dio mucho más de sí en el plano gastronómico. Y es que los participantes, todos ellos reconocidos cocineros profesionales, se estrujaron el coco teniendo que preparar un pintxo con un coste máximo de cinco euros y que entre sus ingredientes debía contar obligatoriamente con un producto de Yurrita Gourmet(bonito del Norte, anchoa y boquerones del Cantábrico, pasteles de pescado, etc.), tras una reñida fase previa (con cerca de medio centenar de cocineros hispánicos en liza).

El recientemente celebrado Salón Gourmets de Madrid acogió la final de este campeonato, a la que llegaron tan solo seis finalistas que elaboraron durante toda una tarde sus brillantes y casi siempre vistosas creaciones, en directo, en el stand de la conservera guipuzcoana. Conviene señalar que el jurado, aparte del menda, lo formaban los estupendos cocineros Chema Soler Pastor, de La Gastro de Chema (Madrid), y Félix Manso, del Félix Manso Ibarla irundarra, contando además con el asesoramiento técnico de Rafael Torres, director comercial de la empresa organizadora, y de Juan Yurrita, director gerente de la misma.

minilasaña ganadora Pero vayamos al palmarés. Rubén Sánchez Camacho fue el ganador. El acreditado chef de Salones Epílogo de Tomelloso (Ciudad Real) se alzó con la máxima distinción con su tapa Anchoa crujiente. Así definía él su propia creación: “Ha sido como una minilasaña; anchoa, guacamole, una crema de mango y anchoa, lo hemos envuelto con obulato, un airbag de patata, lo hemos frito y le hemos puesto un poco de alga codium y la tapa ya está lista”. Un pintxo crocante y delicioso de máximo dos bocados. Con una presentación (sobre un soporte metálico con palillos entrecruzados) aparentemente sencilla, pero bella y minimalista.

La plata fue para el joven gasteiztarra Iñigo Gordobil Novella, representando a la Bodega Donostiarra de Donostia con su pintxo llamado Cogollo Yurrita. Así describía el joven chef su paciente elaboración: “Marcar el cogollo a la plancha, hacer un fumet con anchoa fresca (para luego salsearlo), inyectar un vinagre de arroz, poner gelatina de aceituna gordal en la punta, mayonesa de anchoa en salazón y bonito, así como anchoas, boquerones y piparras, todos picaditos y cebolla morada. Terminar el pintxo con el crujiente de la propia espina de la anchoa”. Su gran mérito fue recordar plenamente a los bocaditos más emblemáticos (de encurtidos y buen laterío) de la mítica Bodega (hoy al mando de Miguel Montorio), pero en este caso vestido de modernidad. En la base, como soporte del pintxo, de dos o tres bocados, una pequeña maqueta de un precioso y colorista barquito pesquero.

canelón marino El tercer premio del concurso fue para Aitor Martínez Ros, del restaurante Can Ros de Burriana (Castellón), con su estética propuesta de Canelón marino: un pequeño canelón de langostino y gamba, relleno de un arroz meloso de anchoa. Y aprovechando la anchoa para ponerla encima, así como dentro un ajoaceite de pastel de cabracho (también Yurrita), acompañado de una mousse de bonito del Norte. Decorado además con la cabeza del langostino (apta para chupetear) en la punta de un soporte, colgando encima del canelón.

Los otros tres finalistas fueron Máximo Sánchez Cruz, del restaurante Pando de Sevilla, con Canelón de aguacate con piriñaca de Anchoa, emulsión de higos chumbos con confitado de nopal y brotes, más plato que tapa, pero muy estético y mestizo; Sergio Jiménez Gallardo, del restaurante Kume Club de Benalmádena (Málaga), con una peculiar versión en tapa de la clásica Ensalada César (con costrones, yema de huevo curada, migas especiadas, crema de escabeche de pollo, queso Payoyo y?anchoas) servida sobre un cogollito; y José Melero Amate, de la Etrusco Gastro Taberna de Martos (Jaén), con su plato (también más que tapa) Yurrita en concha. A destacar en su barroca puesta en escena la interpretación de una tradicional salsa italiana (con bonito, anchoas, alcaparras pepinillos, mostaza etc.) conocida por el plato festivo transalpino Vitello tonnato, además de la pasta lumaconi (con forma de caracola), de un excelente AOVE jienense, y otros detalles.

Juan Yurrita, director gerente de la empresa organizadora del evento, destacó que “nosotros producimos con cariño y con la más alta calidad y es un orgullo ver cómo estos profesionales manipulan y convierten nuestros productos en auténticas maravillas gastronómicas”. Además de todo lo dicho, cabe reseñar la estimable organización del concurso, que estuvo en manos de la empresa Baseclick, especializada en importantes eventos gastronómicos. ¡A por el segundo campeonato!