donostia - Los hermanos Auserón se han ganado un hueco destacado en la historia del pop y rock estatal tras su paso por Radio Futura. Santiago, el mayor, rescata a su alter ego, ese can enamorado de Iberia y Cuba llamado Juan Perro, para presentar El viaje (La Huella Sonora), un disco desnudo y solitario, grabado a guitarra y voz, mientras que su hermano Luis opta por el rock de influencias negras y letras críticas y de resistencia en su regreso, Lógica y proporción (Sony Music).
Zaragozanos de nacimiento, los Auserón pusieron primero color y desparpajo a la Movida Madrileña a inicios de los 80 y después, profundidad, profesionalidad, calidad y aperturismo desde aquel artefacto inolvidable llamado Radio Futura, que dejó discos incontestables para la historia como Música moderna, De un país en llamas o La canción de Juan Perro. Responsabilidad directa de los hermanos fueron temas como Un africano por la Gran Vía, Semilla negra, El tonto Simón, En el chino, Han caído los dos, A cara o cruz, La negra flor, Annabel Lee, Luna de agosto...
Santiago, filósofo y pionero en la conexión de Iberia con “los cantos de ultramar” ya antes de utilizar en solitario su alias Juan Perro y de promocionar a músicos cubanos como Compay Segundo, acaba de regresar con El viaje, el séptimo disco de este perro ya no tan flaco, sabio y maduro aunque tan aventurero como en su juventud. El músico, que en su última gira repasó su carrera con ayuda de una orquesta, recurre ahora al formato más desnudo, de guitarra y voz.
exigente y valiente “La crisis me ha obligado a aligerar los formatos y a presentarme hasta en solitario”, reconoce Santiago. Ahora, como Juan Perro edita 15 canciones “pacientemente elaboradas y rodadas antes de registrarlas en formato mínimo, buscando el núcleo en el que el canto germina”. Son temas compuestos entre 1997 y 2005, grabados en 2016 junto a Jorge Gómez en La Tapia de Pozuelo.
Premio Nacional de Músicas Actuales en 2011, el excantante de Radio Futura comparte un traje de crooner y cantautor en un disco exigente y valiente, de melodías y letras esquivas. Un álbum sencillo (que no fácil), sin artificios, solos ni trucos pirotécnicos; sobrio y sabio, donde cada inflexión y modulación de la voz surge natural y honesta sobre una instrumentación espartana de guitarra y puntuales silbidos, palmas y chasquidos de dedos. “Al oficio de tocar a solas uno se acostumbra por obligación, porque la música es un evento colectivo”, reconoce Santiago. “Aunque no me lo hubiera propuesto como meta, este álbum cierra en cierto modo un ciclo, al cabo del cual me vuelvo a sentir como aprendiz”, apostilla.
“La vida como un resplandor”, canta en Los inadaptados, la canción que lo abre, inspirada en la última película de Marilyn Monroe y reflejo de “los últimos destellos del siglo XX”. Apoyándose en la música popular ibérica y la del otro lado del mar, la estadounidense (blues, r&b, rock, soul y el jazz), mexicana y del Caribe, Juan Perro ladra canciones sin estribillos fáciles (apenas solo Agua de limón resulta certera a la primera escucha) pero repletas de misterio, letras trabajadas (amor, sexo, fronteras, pasión, medios de comunicación?) y ecos de son, jazz, fronterizos, ibéricos, de bossa y hasta de rap.
heterodoxo y crítico Su hermano pequeño, Luis, que compartió el proyecto Las Malas Lenguas con Santiago tras la desaparición de Radio Futura, ha regresado, cuatro años después de su anterior disco, Lejos, con Lógica y proporción, un álbum en el que con su timbre profundo y curtido, de cantante heterodoxo que suple con matices diversos sus carencias vocales, desgrana canciones de un rock de raíz negra, melodías intrincadas y con letras de tono descreído, cínico y crítica fina e inteligente.
Amor supremo llega cargada con la tradición del viejo blues y soul mientras que El último rock viaja hasta Nueva Orleans, trombón incluido. El blues late en la canción que titula el CD, en Días mejores se acerca a la magia melódica del pop con unas bellas palmas, rescata el vals en Dulce delirio y parece recordar al grupo madre (del que rescata En alas de la mentira, en clave acústica y algo monocorde) en los aventureros arreglos de Una razón.
Son canciones que celebran el amor y la esperanza, que reivindican la soledad en Nada y la disidencia frente a las redes sociales, la política o el deporte, y que denuncian la falsedad, cuando canta “serás perdido y olvidado”, en referencia al rock. Canciones de un resistente que se siente “despistado y sin zapatos”. En Es descortés molestar canta “noche fría para siempre, lo que tuve no lo quiero”, plantando cara al presente y sin un ápice de nostalgia.