donostia - Que una de las series de culto de la década se emita a partir de las doce y veinte de la noche y en ración doble, con lo que acaba a las dos y cuarto, es para meditar sobre los gustos del público y los criterios de los programadores. Se trata de la cuarta temporada de Homeland (mucho mejor que la tercera aunque ya no cuente con Damian Lewis), que arranca esta madrugada en Cuatro. La acción se traslada a Pakistán, donde el islamismo moderado se enfrenta a la radicalización que promueve el Estado Islámico, y donde EE.UU. y la CIA mantienen un peligroso equilibrio de poder. Ni la actualidad ni la trascendencia del tema le han proporcionado una ubicación más sensata. Antes se estrena Tyrant, también con sesión doble. Es una ficción con una calidad por encima de la media, aunque sin protagonistas conocidos, sobre el hijo exiliado de un dictador obligado a regresar a su país y atrapado en una trama de poder y corrupción en la que está en juego la estabilidad de Oriente Medio. Cualquiera pensaría que son temas que interesan y preocupan, pero... a las 21.30, Gym Tony. - Merche Peña