irun. El Centro de Patrimonio Mueble de Gipuzcoa, Gordailua, es más que un gran depósito para las colecciones de la Diputación Foral de Gipuzkoa y las que están bajo su tutela. Además de custodiar el patrimonio, las obras se conservan, se restauran, se investigan y se documentan en el centro de Irun.
Asimismo, mediante convenios de colaboración y en función del contenido físico del centro, este acoge también fondos de terceros, como los de San Telmo Museoa o Kutxa, entre otros. Así lo explicaron ayer la directora foral de Cultura, Garazi Lopez de Etxezarreta, y la diputada de Cultura, Juventud y Deporte, Ikerne Badiola, que ofrecieron una visita guiada por Gordailua en compañía de la comisión de Cultura de las Juntas Generales.
fondos En esta primera fase se introducirán paulatinamente en Gordailua 55.000 piezas que provienen de los fondos de la Diputación (23.281 de la colección etnográfica, 1.604 de la de arte y 4.557 del Untzi Museoa) y otras 26.371 de San Telmo. La Diputación ha trasladado a Gordailua todos sus fondos, que en total suman cerca de 30.000 piezas, y San Telmo está haciendo lo propio, ya que casi todas sus obras de arte han sido ya llevadas a Irun. "En estos tres últimos meses se han introducido 11.000 piezas que en su mayoría están aún sin colocar", según explicó Antton Arrieta, responsable de Gordailua, cuya construcción, finalizada en 2011, costó 16 millones de euros.
Entre las nuevas incorporaciones hay baúles o libros del Koldo Mitxelena que actualmente se guardan en bolsas para ser sometidos a un tratamiento de anoxia: se elimina el oxígeno y se introduce nitrato para asfixiar a los insectos. En las estanterías descansaban ayer, entre otras cosas, tacatacas para niños, un confesionario o los moldes de los fondos de cabaña del caserío Igartubeiti en los que se iba acumulando la paja.
El recorrido habitual de cualquier pieza etnográfica o arqueológica que entra en Gordailua comienza siempre en dos almacenes de tránsito o de espera ubicados en el semisótano, donde se estudia el tratamiento que necesita. Después, hay tres piscinas diferentes, una de las cuales sirve para desalar (actualmente contiene cañones de Getaria y huesos de Ballena). En otra se introducen las piezas grandes de madera para sustituir la resina por el agua y otorgar consistencia, y en la última piscina se realiza la electrólisis para eliminar la oxidación.
El itinerario continúa por diversas salas: la de fotografía, a la que van a parar los cuadros que necesitan un tratamiento especial; la de cuarentena; y la de registro, que sirve para introducir en la base de datos el código de la pieza y encontrarla después a través del lector óptico. Arrieta explicó que "el avance tecnológico permite mezclar las piezas de lugares diferentes y organizarlas conforme al tipo de material y el tema". Además, el centro también cuenta con una sala de restauración en la que se está realizando actualmente el saneamiento de un cuadro de Eugenio Azkue.
Giorgio Studer, encargado de restaurar material arqueológico, explicó que su trabajo, que antes se realizaba en Arteleku, consiste generalmente en tratar los hallazgos salidos de las excavaciones. Las piezas grandes, como carruajes, arados, maquinaria agrícola o columnas de caseríos, van a parar a unos almacenes.
La planta baja, que está diseñada para ser abierta y acoger estudiantes y profesionales, cuenta con un espacio didáctico, la sala de documentación y de investigación. Allí se pueden contemplar la variedad de cuadros que están almacenados en unos armarios llamados peine.
"El centro está especialmente capacitado para acoger el material arqueológico y paleontológico de Gipuzkoa", subrayó Arrieta. Y por ello, en la segunda planta se encuentra un almacén con 3.520 estanterías, que disponen de condiciones de temperatura y humedad controladas.