donostia. A los festivales les suele incomodar destacar a unos intérpretes sobre otros para evitar menospreciar o dañar el ego de los artistas. Hay ocasiones, sin embargo, en las que no subrayar una propuesta respecto a las demás sería una injusticia. Y la Quincena, en la introducción a su programa de este año así lo reconoce: "Entre las grandes orquestas que acudirán, merece una mención aparte la Orquesta Sinfónica de Radio Colonia-WDR". La formación alemana posee "un vínculo especial" con el festival donostiarra: desde que actuara por primera vez hace 13 años, en 1998, se inició una relación "fructífera", que ha dejado, subraya el certamen, "una estela imborrable". Este año la agrupación estará dirigida por su nueva batuta titular, el finlandés Jukka-Pekka Saraste, que ha relevado a Semyon Bychkov.
Hoy la Sinfónica alemana seguirá escribiendo su página en la biografía del festival con el primero de los tres conciertos que ofrecerá en la recta final de la Quincena. En su primera velada, la orquesta de Colonia se moverá en clave romántica, con obras representativas del periodo que llevan la firma de dos compositores muy presentes en esta edición: Liszt y Mahler. Del compositor húngaro se interpretará Totentanz -también conocida como Danza macabra-, un tema en el que expone su fascinación por la muerte y por la melodía Dies Irae de Berlioz, y que proporcionará la posibilidad de brillar al pianista ruso Boris Berezovsky.
crepuscular El eco del final de la vida se asomará también en Mahler, puesto que se aborda la Sinfonía nº9, la última completa del compositor, un testamento desdichado en el que se lamenta de la muerte de su hija. Para algunos es su mejor sinfonía.
Mañana incorporarán al barítono Peter Fried y la mezzosoprano Jeanne-Michèle Charbonet para representar la ópera El castillo de Barbazul, de Bartók. Influido, sobre todo, por Debussy, la historia de la mujer que descubre los cadáveres de la esposas anteriores de su marido inspiró uno de los momentos más sobresalientes del compositor húngaro. La segunda parte del programa explorará los inicios de Schönberg con su primera obra orquestal, Pelleas et melisande.
De la muerte a la paz, y la oda a la alegría: el lunes, con el Orfeón Donostiarra, Charbonet, Gerhild Romerger, Christian Elsner y Michael Volle, la orquesta volverá a Schonberg (Friede auf Erden, Paz en la tierra), probará con Brahms (Schicksalslied, Canción del destino) y rematará la emblemática Sinfonía nº9 de Beethoven.