Madrid. De Eddie Campbell conocíamos sus trabajos autobiográficos (Alec) o su tino para colaborar con estrellas del cómic (Alan Moore, en From Hell), pero ahora descubrimos la pasión del dibujante por las historias de gángsters, que desarrolla con su talento habitual en La agencia de detectives Black Diamond (Astiberri). "Es una historia de aventuras y misterio. El productor de cine William Horberg tenía la esperanza de que, si aparecía antes en cómic, se podría vender como filme. La forma original tenía una trama muy directa: un héroe de labios apretados y algunos villanos astutos que deben ser descubiertos", recuerda Campbell (Glasgow, 1955) en una entrevista con Efe.
"Los guiones de películas pasan por muchas reescrituras, así que pensé que Bill no se opondría a que yo modificase la historia. Añadí un montón de cosas y saqué otras tantas que no tenían ningún sentido; en esencia, lo convertí en un cómic, y luego incluí unas cuantas ideas que hicieran reflexionar al lector", apunta. La trama arranca en un pequeño pueblo de Missouri, donde el supuesto granjero John Harlin pasa los días con su esposa. De la noche a la mañana, la vida del protagonista se tuerce hasta límites insospechados: las autoriades le buscan por el robo de un tren, y su mujer desaparece en extrañas circunstancias. Desesperado, Harlin huye hacia las calles de Chicago, pero los agentes de Black Diamond no están dispuestos a permitir que el sospechoso vaya muy lejos. Uno y otros descubrirán que nada es lo que parece en los EEUU de finales del siglo XIX, una época caracterizada por la corrupción y la ausencia de justicia.
"Estaba interesado en recrear una ciudad, Chicago, en un momento determinado de su historia. Me gusta más hablar de sensaciones que de apariencia. Pero todo es una suposición. No estoy seguro de que tal cosa sea realmente posible. Ese tiempo y ese lugar resultan demasiado lejanos de todo lo que conocemos", advierte el autor. Al margen de otras ideas, Campbell juega en esta historia con "algunos planteamientos sobre las tecnologías y el mundo moderno". "El siglo XX llega con una gran explosión. Después de eso, nada parece funcionar correcamente. Por eso hay un personaje que no deja de repetir: 'Son los tiempos que corren", señala.