washington. El escritor estadounidense Mark Twain sabía cómo vender un libro y vuelve a demostrarlo cien años después de su muerte con la publicación del primer volumen de su autobiografía, que se ha convertido en un bombazo editorial.
El sello de la Universidad de California, encargado de editar el libro que salió a la venta el pasado día 15 y que sacará otros dos volúmenes autobiográficos de Twain en los próximos años, planeó inicialmente una tirada de 7.500 ejemplares. Una semana después de su debut, la obra va ya por su sexta edición, con 275.000 ejemplares en el mercado y demanda para mucho más.
"La verdad es que nos ha sorprendido el interés popular en el libro", reflexionó Robert Hirst, responsable del equipo de la Universidad de Berkeley en California que custodia los documentos autobiográficos de Twain y que trabajó durante seis años en el primer volumen. "Esperamos que además de comprarlo lo lean", bromeó Hirst sobre el volumen de más de 700 páginas, que aparecerá en el puesto número siete de la lista de super-ventas de no ficción de The New York Times el próximo domingo, según adelantó el diario.
Autor de novelas memorables como Las aventuras de Huckleberry Finn (1885), considerada por numerosos críticos como la primera novela de la literatura moderna de Estados Unidos, y famoso por su punzante sentido del humor, Twain impuso un embargo de un siglo a su autobiografía. "Un libro que no se publica durante un siglo da al escritor una libertad que no podría tener de ninguna otra manera", explicó en una entrevista con el diario London Times en mayo de 1899. Twain no quería que sus confesiones hiriesen los sentimientos de ninguno de sus coetáneos y menos aún los de sus posibles descendientes.
Maestro de la observación y del lenguaje, Twain dictó la mayor parte del contenido de su autobiografía -que ronda las 5.000 páginas- desde la cama a una de sus secretarias, Miss Hobby, cuatro años antes de su muerte, en 1910, a los 74 años. "Deambular libremente por toda la vida, hablar sólo de las cosas que te interesan y dejar de hablar de ellas en el momento en el que su interés palidezca", dijo Twain de su método autobiográfico.
Laura Trombley, historiadora y autora de un libro sobre los últimos y difíciles años de Twain, que vio morir a su hija pequeña, Jean Clemens, cuatro meses antes que él, dice que el escritor sabía cómo mantener el interés de los lectores.
Dura crítica de Twain, a quien describe como "narcisista, extremadamente ambicioso y muy vengativo", Trombley reconoce su talento: "El que cien años después de su muerte sigamos hablando de él es la mejor prueba de ello".