Como el zoom de una cámara. Así abordó Carmen Reina, directora de IA y Datos en MásOrange, la entrevista con Andrés Pedreño (Cartagena, 1953) durante las Jornadas Tecnológicas de Euskaltel. Desde el gran angular global al primer plano de las empresas. El catedrático de Economía aplicada expresó que el viejo continente tiene un gran déficit en IA y “también en otras tecnologías”. Las grandes empresas que manejan nuestros datos son todas estadounidenses.
En un principio, Microsoft estaba prácticamente en solitario pero ya entrado el siglo XXI llegaron Apple y Google, con facturaciones que triplican el PIB estatal en la caso de la primera de ellas. O también las redes sociales agrupadas en Meta (Facebook, Instagram o WhatsApp), situando a EEUU con “ventaja diferencial en lo tecnológico”. China ha pasado de ser una economía feudal hace poco más de un siglo a “darnos lecciones verdaderamente impresionantes en cómo avanzar en tecnologías como la IA” mientras que Europa tiene el liderazgo... en regulación.
Pedreño, miembro del comité para la elaboración del libro blanco sobre IA y Big Data, defendió que tenemos que experimentar y asumir riesgos, “crear una cultura del miedo (a la IA) es contraproducente, confundimos regulación con educación”. Actualmente, muchas ideas para startups se venden o las escalan en EEUU. “Demos una oportunidad a las empresas, una regulación preventiva no es lo adecuado, necesitamos valientes en la administración”, aseveró.
“Crear una cultura del miedo(a la IA) es contraproducente, confundimos regulación con educación”.
Open AI rompe el mercado
La aparición de la estadounidense Open AI en 2015, abierta a todo el mundo y en principio sin ánimo de lucro, rompió el mercado y se consolidó en 2022 con su herramienta ChatGPT. Lo más parecido que existe en Europa es la francesa Mistral, creada en 2023 y con un crecimiento espectacular en pocos meses.
Hoy en día la IA genera riqueza equivalente al PIB del Reino Unido por lo que, para Pedreño, es necesaria una “política activa y eficiente de IA” con fondos de inversión especializados, “nos faltan ecosistemas. No estamos a la altura”, denunció Pedreño. La Inteligencia Artificial tiene usos potenciales en cada sector, “hablamos de multiplicar la productividad por diez” con la automatización de los procesos documentales, toda una revolución en empresas y administraciones, el uso de IA en logística o la gestión de la movilidad en ciudades.
“Nos faltan ecosistemas. No estamos a la altura”
“Hay que perder el miedo” Andrés Pedreño mostró su contrariedad a que “el 70% de los titulares generan miedo a la IA” cuando lo que se necesita es “ilusionar a los jóvenes con la tecnología, enseñar pensamiento computacional, una cultura favorable a la tecnología”.
“En Educación Primaria tenemos que introducir, con el juego, el pensamiento computacional”
“La Inteligencia Artificial está creando más empleos que destruye, según una encuesta de la patronal. Siempre ha sido así. La economía de la IA es extraordinariamente sofisticada. ¿También necesitamos poner límites a la IA? Sí. Nunca deberíamos dejar que la IA sentenciara o tomara decisiones sobre la vida. Tendría que convertirse en el ayudante del juez o del médico. Puede recibir un diagnóstico magnífico de la IA, pero el médico decide. Con esas restricciones, lo que necesitamos los humanos es empoderarnos con la IA”.
En un instante de la conversación afirmó que “no es lo mismo economía digital que transformación digital”, recordando a modo de ejemplo que “se ha dicho que la mejor banca es la no banca. Kenia e India, al no ser países bancarizados, a través de los antiguos móviles y los SMS hacían operaciones y transferencias bancarias, los costes operativos fuera, rapidez, hasta en la selva podían hacer transacciones eficientes y rapidísimas. Nosotros tenemos oficinas, estructuras pesadas. En realidad, cuando hablamos de transformación digital, no es algo que incremente la productividad, como se ve desgraciadamente. Consolida modelos obsoletos con sistemas que no son eficientes. Necesitamos ser disruptivos”, añadió Pedreño.
No obstante, afirmó con rotundidad que la IA “nunca decide sobre un derecho fundamental”. A pesar de que la IA puede gestionar en pocas horas lo que a una persona le llevaría meses, la última palabra sobre lo que necesita un paciente la tendrá su especialista y las sentencias las dictarán jueces. En esta línea, Pedreño defendió que “hay que empoderar a las personas”.
Cultura de formación en las empresas
El especialista en nuevas tecnologías recomendó a las empresas que apuesten por la formación: “Nos tenemos que introducir en una mecánica de cambios rápidos”. También se mostró a favor de la creación de una oficina de IA para identificar dónde es necesaria y definir las prioridades y objetivos; de crear una política de datos que aborde cómo ordenarlos y complementarlos; y de garantizar la ética del dato, que es posible con la tecnología existente, exigiendo responsabilidad a las empresas en caso de uso indebido.