En los últimos días, las altas temperaturas y los cielos despejados en gran parte del Estado han permitido que las playas se llenen de bañistas y turistas. Sin embargo, el buen tiempo no ha impedido que tres playas de Gran Canaria tuvieran que ser clausuradas por el avistamiento de tiburones, en concreto, fueron las playas de Melenara, San Agustín y Salinetas. También fue avistado a escasos metros de la orilla en la playa de Zarautz un tiburón peregrino, uno de los escualos más grandes pero completamente inofensivo, el pasado mes de mayo y que posteriormente apareció muerto en Getaria.

Si bien las personas que estuvieron allí se llevaron un buen susto, no han sido las únicas. La presencia de estas criaturas marinas tan cerca de las costas es una realidad que ha ido aumentando en los últimos años. Los expertos calculan que son entre 50 y 80 especies distintas de tiburones las que se han aproximado a las playas, perturbando la tranquilidad de los bañistas. En consecuencia, es importante saber cuál es la razón que subyace tras estos avistamientos, qué peligros suponen y cómo hay que actuar para prevenir posibles accidentes.

¿Qué especies son las más comunes?

Aunque las aguas del Mediterráneo, el Atlántico o el Cantábrico no son el hábitat habitual de los tiburones, se han encontrado varias especies de escualos merodeando en ellas.

  • Tiburón azul (Prionace glauca): También llamado tintorera, es una especie nativa del Océano Atlántico, pero que se ha distribuido por todos los océanos y mares del mundo. Su cuerpo azul metálico de alrededor de 2 metros es estilizado y alargado, aunque su vientre es blanco, y su hocico largo y cónico. Es un nadador rápido y migratorio, alimentándose principalmente de peces y calamares. Está clasificado como casi amenazado.

Tiburón azul (Prionace glauca) en las islas Azores, Portugal Diego Delso

  • Tiburón pintarroja (Scyliorhinus canicula): Es una especie pequeña y delgada (entre 40 y 50 centímetros de longitud) que habita en el Atlántico nororiental y el Mediterráneo. Con su distintivo patrón moteado y ocho aletas negras, este tiburón vive en profundidades de hasta 1.200 metros, alimentándose de crustáceos y peces pequeños. Se pesca principalmente para obtener aceite y pasta de pescado.

Pintarroja moteada pequeña en un acuario Thomas Ernst

  • Cazón (Galeorhinus galeus): Es un tiburón de tamaño mediano, presente en mares templados de todo el mundo. Alcanza hasta 2 metros de longitud y se alimenta de peces y cefalópodos. Valorado por su carne y aceite de hígado, es una especie de importancia comercial y enfrenta amenazas por sobrepesca. Por eso, está en "peligro crítico".

Cazón (Galeorhinus galeus) en el acuario de la Bahía Ross Robertson

  • Marrajo dientuso (Isurus oxyrinchus): Conocido también como tiburón mako, es una especie grande, veloz y con dientes afilados. Habita en océanos templados y tropicales. Alcanza velocidades de hasta 60 km/h y mide hasta 4 metros. Su dieta consiste en peces, calamares e, incluso, otros tiburones. Es apreciado en la pesca deportiva y comercial, pero está amenazado por la sobreexplotación.

Tiburón marrajo dientuso Mark Conlin

¿Dónde hay más presencia de tiburones?

Desde hace décadas, los tiburones se están acercando a las costas de Galicia, Asturias, Alicante, Tarragona, Granada, Mallorca, Menorca, Ibiza, Tarragona, y el estrecho de Gibraltar. Son más habituales en zonas del Cantábrico y el Atlántico por sus más frías aguas, aunque también existe la presencia de especies más inofensivas en el mar Mediterráneo. Sin embargo, estos lugares no son el hábitat natural de estos depredadores, ya que sus aguas no son profundas.

Si bien el temor por encontrarse a alguno no desaparece, las estadísticas están de nuestro lado. De hecho, en el Archivo Internacional de Ataques de Tiburón del Museo de Historia Natural de Florida solo hay registros de 6 ataques en el Estado español desde 1847. En cambio, en el Instituto de Investigación de Tiburones (SRI son las siglas en inglés) apuntan a un mínimo de 36 avistamientos en el país.

¿Por qué aparecen tiburones en nuestras playas?

Aunque las causas son muy diversas, la mayoría de expertos señalan que el cambio climático podría estar detrás de este acercamiento a las costas. El catedrático de biología marina de la Universidad de Sevilla, José Carlos García Gómez, considera que el calentamiento global ha llevado a cambios en las temperaturas del agua y en los patrones de migración de las especies marinas. Este "proceso de subtropicalización" de las aguas del Atlántico norte ha provocado que se desdibujen las áreas nativas y de distribución de todas estas especies de tiburones que se desplazan en busca de aguas más frías o alimento.

Es más, el aumento de las temperaturas o la sobrepesca pueden haber disminuido tanto las poblaciones de peces que los tiburones "no encuentren alimento y por ello se acerquen a zonas costeras de alta mar", asegura García Gómez. En esa misma línea se ha pronunciado el biólogo marino Charlie Sarria: "Puede ser que se acerquen porque buscan comida, por el aumento de las temperaturas o porque están heridos por la mordedura de otro pez y se acercan para morir".

¿Qué hacer si me encuentro un tiburón en la playa?

Encontrarse un tiburón cuando vas a bañarte es una experiencia inesperada y terrorífica, pero siguiendo una serie de pasos, se puede salir airoso de esa situación. En primera instancia, se puede reducir el riesgo evitando aguas turbias y áreas de pesca, así como nadar al amanecer o al atardecer.

El paso más importante es respirar profundamente y mantener la calma para poder evitar la posible respuesta agresiva del tiburón. Dicho esto, hay que moverse hacia la orilla con movimientos suaves y constantes, evitando los desplazamientos bruscos y rápidos que pueden interpretarse como los de una presa. Como la propensión a atacar presas separadas es menor, también ayuda mantenerse en grupo.

En caso de que el tiburón se vaya acercando, uno debe mirarlo e intentar parecer lo más grande posible. A menudo, los tiburones atacan desde atrás y prefieren presas más pequeñas. Por eso, extender los brazos y las piernas puede llegar a disuadirlos. De todas formas, ante cualquier riesgo de avistamiento, lo más lógico es informar a los socorristas para que cierren la playa o alerten a otros bañistas.