Es un clásico: recibir una llamada de teléfono de una empresa para ofrecernos el chollo de nuestra vida. Muchas veces son empresas comercializadoras de diferentes servicios, desde telefonía a electricidad pasando por seguros o paquetes de televisión que nos resulta familiares y de las que se ha sido o se es cliente. Otras son empresas absolutamente desconocidas que ofrecen los más variopintos bienes o servicios.

El caso del correo electrónico es más sangrante todavía. La carpeta de Correo no deseado, o directamente la Papelera, se llena de mensajes comerciales, de spam y de ataques de phishing que no han sido solicitados.

Una teleoperadora durante una llamada comercial. Freepik

Además de las molestias que suponen, provocan una gran inquietud: ¿de dónde han sacado mi dirección de correo, mi número de teléfono?

La intimidad y los datos personales son cada vez objeto de mayor protección y no es agradable saber que andan por el ciberespacio sin control.

La respuesta más sencilla es que hemos podido ceder voluntariamente nuestros datos a alguna empresa a la hora de solicitar un servicio o darnos de alta en alguna aplicación o web. No leer hasta el final de las condiciones y aceptar directamente pueden hacer que los datos acaben en una lista de marketing. En función del nivel de transparencia de la empresa en cuestión será más fácil controlar o no esta cesión de datos y hasta dónde pueden llegar.

Pero otras veces son datos extraídos de cuentas robadas a empresas y plataformas que cuentan con miles de suscriptores. Periódicamente se conocen que hackers o piratas informáticos han burlado la seguridad de los archivos de diferentes empresas o páginas web sustrayendo los datos de las cuentas de los clientes, incluyendo las contraseñas. A partir de aquí, lo más leve que puede pasar es que nos contacten dentro de planes de marketing.

Pantalla de búsqueda y consulta de posibles filtraciones en internet

Para averiguar si tus datos, los relacionados con el email y el número de teléfono forman parte de alguna lista asaltada, se puede acceder a la web Have I Been Pwned, que se encarga de recopilar todas la filtraciones por pirateo que se conocen en internet. Y tantas que da mucho miedo.

Esta página funciona como un buscador, en el que en un recuadro de texto se introduce el número de teléfono o la dirección de correo electrónico y te avisa de si ha sido pirateado o no de alguna lista.

Si una vez se pulsado el botón de intro. La parte inferior de la web aparece en verde, todo va bien, sigues a salvo. Te recomiendan una serie de medidas para seguir así. Pero si el color es rojo, son malas noticias. La contraseña está circulando en alguna lista clandestina robada. Justo debajo del aviso aparece la lista de las plataformas de la que ha sido sustraída la cuenta que se ha consultado para que el afectado puedan entrar a cambiarla antes de que se produzcan daños irreparables. No importa que la pagina afecta haga mucho tiempo que no se utilice, lo más prudente es entrar y cambiarla.

El recuadro rojo avisa de que el numero de teléfono o el email está en alguna lista de datos robada.

Evitar las llamadas indeseadas

La Agencia Española de Protección de Datos (AEDP) ofrece una serie de consejos para librarse de las molestas llamadas comerciales.

La primera opción es inscribirse en la Lista Robinson. Este es un fichero de exclusión publicitaria gestionado por la Asociación Española de Economía Digital en la que los inscritos expresan su voluntad de no recibir publicidad no solicitada. En teoría, es de obligada consulta para quienes quieran realizar alguna campaña. Además, si se es cliente de la compañía o se les ha dado un consentimiento pueden remitir publicidad a pesar de estar inscrito.

Para prevenir la llegada de este tipo de publicidad conviene hacer uso de las fórmulas que algunas empresas ofrecen la posibilidad de marcar si se desea recibirla o no. Si por algún motivo se dio el consentimiento, puede ser retirado a través de un medio sencillo que la empresa debe dejar al alcance del cliente.

También se puede ejercer los derechos de oposición o de supresión del uso de datos. El primero significa que no se quiere que esos datos sean usados con fines publicitarios y el segundo expresa que se quiere que los datos sean borrados de la base de datos de la empresa.