Xabier Muriel, director de rendimiento del Movistar, que apostará para la general con Enric Mas y buscará el protagonismo de cazar etapas con Iván Romeo y Pablo Castrillo, se incorporará al Tour que comienza el sábado en Lille y concluirá el día 27 en los Campos Elíseos de París tras una travesía de 3.338,8 kilómetros por territorio galo, en su segunda mitad.

Sobre el papel, en la cartografía del Tour que viene, será a partir de la bisagra del primer día de descanso cuando la competición emergerá para tasar el valor y la capacidad de los mejores.

Regresa la Grande Boucle a su modelo más tradicional, el de un arranque donde se agolpan etapas más abiertas a distintos protagonistas y un segundo acto que está perfilado para los grandes jerarcas.

“En los últimos Tours, desde el primer día, los de la general tenían algo en juego simplemente porque eran comienzos con más dureza. Eso contribuía a que la carrera, dentro de la tensión lógica que genera el Tour, a la que acuden los mejores ciclistas del mundo en su mejor estado de forma posible, fuera algo más tranquila porque esa dureza servía para aclarar el panorama”, radiografía el director del Movistar. 

Riesgo en las primeras etapas

En esta ocasión, el bloque inicial de la carrera abre las opciones de posibles ganadores. “Eso provoca que haya más riesgo porque habrá más corredores buscando el premio”, describe Xabier Muriel, que subraya que en esas primeras jornadas “el trabajo de los equipos va a ser fundamental para proteger a los líderes y evitar situaciones de riesgo. Todos querrán estar delante porque se supone que estadísticamente tienes menos riesgos de sufrir un problema o de sufrir una caída. Eso genera un estrés extra porque todos quieren estar delante y no hay espacio para todos”.

Xabier Muriel, director de rendimiento del Movistar. Movistar Team

Considera Muriel que el objetivo de los líderes es salir de ese primer bloque “sanos y salvos. Habrá que cruzar los dedos porque hay muchas etapas con alguna trampa”, advierte Muriel, director de rendimiento del Movistar. 

El diseño del arranque, con una jornada inaugural para los velocistas, supone un cambio respecto a las llegadas de Bilbao en 2023 y de Florencia el pasado curso, donde se activaron los favoritos de la general. “Cuando hay más gente con opciones, todo se complica”, apunta Muriel.

Varias opciones de esprint y finales donde sobresalen repechos ideales para puncheurs, pero también para quienes se juegan el Tour, siempre pendientes de cualquier movimiento, sugieren un alto nivel de tensión y nerviosismo.

“En días así la colocación es fundamental. Aumenta el estrés y la presión por ir delante. Los ciclistas están muy fuertes, sin sufrir desgaste o fatiga y eso implica que hay más candidatos para ganar. Además, siempre está la amenaza del viento, lo que añade otro elemento que juega a favor del nerviosismo y la incertidumbre”. La quinta etapa serenará los ánimos.

Crono el quinto día

Espera la primera crono del Tour en Caen en un recorrido llano, de 33 kilómetros. “Es una crono de potencia, ideal para especialistas. Un día importante para los favoritos porque las cronos siempre lo son. A partir de ahí se puede ordenar la carrera. Es un trazado idóneo para Evenepoel”, establece el técnico de Zaldibia. 

Al día siguiente, la propuesta fija 3.500 metros de desnivel y un repecho final del 14% en Vire Normandie. El Muro de Bretaña, 2 kilómetros al 6,9% con rampas de hasta el 15%, asoma el séptimo día. “Hay varias etapas con muros y repechos. Los mejores querrán estar ahí. Habrá pelea por la colocación. Estar mal colocado implica poder dejarte algunos segundos”.

La décima etapa será una festejo. La Fiesta Nacional francesa coincide con el recorrido del Macizo Central, la sartén del país. Aguarda un durísimo recorrido de 163 kilómetros y más de 4.400 metros de desnivel, con un total de siete ascensiones puntuables, entre ellas la subida final a Puy de Sancy, en Le Mont-Dore, con 3,3 kilómetros de subida al 8%.

“La del Macizo Central es una de las etapas marcadas para los de la general. 4.400 metros de desnivel, sin un metro llano, con repechos duros y, probablemente, muchísimo calor”, disecciona el director del Movistar. 

Tríptico de los Pirineos

Después de la jornada de descanso, el Tour invoca a los Pirineos, donde sobresale la cronoescalada a Peyragudes. “Un día perfecto para Pogacar o Vingegaard. La cronoescalada decidirá mucho. Además, el día anterior hay que subir Hautacam, un puerto durísimo, de los que hacen daño de verdad. Una de las etapas más importantes, que unida a la cronoescalada, definirá quién no puede ganar el Tour”.

El impacto de los Pirineos lo cierra la etapa con final en Superbagnères. “Otra etapa súper dura, con los clásicos Tourmalet, Aspin y Peyresourde. El que no esté bien quedará al descubierto porque será ya el tercer día consecutivo de alta montaña. Los Pirineos dejarán la carrera muy definida”, argumenta Muriel, que establece la llegada en el Mont Ventoux (15,7 kilómetros al 8,8%), cima de la 16ª etapas, como una jornada especial por la jerarquía de una montaña que no hace prisioneros.

“Es cierto que la etapa solo propone el Mont Ventoux, pero estamos hablando de un puerto tremendo. Es de esa clase de subidas en las que vas bien y de repente revientas. Es un horno, no tienes donde guarecerte. Estás en un paisaje donde entra el viento e incluso es difícil ir a rueda. Es una montaña mágica. Un puerto muy duro, muy incómodo, con el aire espeso y rampas muy constantes. Un puerto en el que puede ocurrir de todo. En el Ventoux no te puedes fiar”, analiza Muriel. 

La dureza de los Alpes

Expone el de Zaldibia que de las dos etapas alpinas que restan, es la del final en el Col de la Loze, más de 26 kilómetros de subida hasta los 2.304 metros, la que marcará el ser o no ser. “Otro día increíble de dureza y más aún por la altitud. Se sube el Glandon, la Madelaine y el Col de la Loze, que es un puerto interminable y en su parte final, en la de los toboganes, es una montaña que se te cae encima”, analiza el director del Movistar, que ve en el final en La Plagne, el recuerdo de la figura de Miguel Indurain.

“Otra etapa con grandes subidas, el Col de Sasies, el Col du Pré, el Cormet de Roseland y La Plagne, con sus 19 kilómetros al 7,2%. Será el último escenario para la batalla, si aún quedan fuerzas, pero probablemente para entonces esté todo decidido. Es un Tour con varias etapas decisivas en la montaña y con esa clase de puertos en los que puedes perderlo todo si estás mal”, cierra Xabier Muriel sobre un Tour que promueve la alta tensión antes del vértigo de las montañas.