El Giro, la primera gran vuelta por etapas de la temporada, tocó ayer a su fin en Roma, entre adoquines y monumentos históricos. Una carrera que en el futuro será recordada por la enorme gesta de Chris Froome, una alocada cabalgada de 80 kilómetros en solitario por los Alpes con la que emuló a Fausto Coppi; pero también por la debilidad exhibida por Simon Yates a solo tres días para el final, cuando acariciaba su primera grande después de dominar con una exultante superioridad en las dos primeras semanas. En un ámbito más privado quedarán otros logros, como las cuatro victorias de etapa del esprinter Elia Viviani o el feliz descubrimiento de un gran escalador como Richard Carapaz, que ha dejado su sello con un triunfo parcial. Una victoria de etapa que el sábado celebró por todo lo alto Mikel Nieve, que se regaló una de las jornadas más exigentes del Giro el día de su trigésimo cuarto cumpleaños. A lo alto de Cervina llegó escapado el leitzarra con una renta superior a los dos minutos sobre sus compañeros de fuga y casi siete minutos sobre Pello Bilbao, que certificó ayer su sexta posición en la prueba, su mejor clasificación en una gran vuelta.
Nieve y Bilbao han sido los dos vascos más destacados en un Giro de Italia en el que la presencia de corredores de Euskal Herria se ha limitado a cinco, ya que además de los dos ciclistas mencionados, en la salida de Jerusalén también se presentaron otros tres: Víctor de la Parte, Markel Irizar e Igor Antón.
Bastante suculento ha sido el botín obtenido por Mikel Nieve y Pello Bilbao, más aún cuando desde un principio ambos asumieron que su función en la carrera italiana sería la de trabajar en favor de sus jefes de filas. El prólogo de Jerusalén, donde fue sexto a solo 18 segundos de Tom Dumoulin, todo un especialista contra el crono, y las primeras etapas de montaña situaron al gernikarra entre los mejores, dentro de un top10 del que no se bajó. Al contrario, el hundimiento de corredores que le superaban en la tabla, como Estevan Chaves, Simon Yates y Thibaut Pinot, le permitió escalar alguna posición y firmar un más que meritorio sexto puesto.
Acabado el Giro, Pello Bilbao pone fin a un primer tramo de temporada excelente, en el que destaca la victoria de etapa lograda en la primera jornada del Tour de los Alpes así como el octavo puesto en la clasificación general de la Itzulia.
En la gran cita vasca del ciclismo no pudo estar Mikel Nieve, que tropezó con una piedra mientras entrenaba en Sierra Nevada, pocos días antes de estrenar su nuevo maillot del Mitchelton en la Volta a Catalunya. Pese a que en un primer momento las lesiones no parecían revestir gravedad, los exámenes médicos a los que fue sometido mostraron una doble fisura en la cadera. Tuvo que parar unos días y se plantó en la salida del Giro con solo siete días de competición: la Lieja-Bastoña-Lieja y las seis jornadas del Tour de Romandia. Su progresión fue a más en la ronda italiana, en la que trabajó para su líder, Yates. Hasta que su suerte cambió el viernes. Hundido, sin fuerzas, el inglés se dejó casi 40 minutos y todas sus opciones de ganar el Giro camino de Bardonecchia el día de la cabalgada de Froome. Nieve, fiel escudero, arropó en todo momento a su líder y el sábado se soltó la melena en busca de una nueva victoria, la tercera que logra en la ronda italiana.
Abandono de antón Menos que el navarro ha disfrutado del Giro Igor Antón, que acudió a Israel mermado por unos problemas digestivos que comenzaron a lastrarle en el Tour de los Alpes. Pese a que aguantó como pudo, por su cabeza rondaba la opción de retirarse, como así hizo finalmente cuando apenas habían transcurrido 20 kilómetros de la décimo quinta etapa. Allí se acabó su Giro, tal vez el último.