donostia - Retorna Mikel Landa a la Itzulia después de que el pasado año no pudiera disputar la prueba. Con el número uno a la espalda, algo que “ilusiona” al corredor del Movistar, Landa asume la dificultad de triunfar en la carrera vasca que tanto le apasiona porque la crono plana de Lodosa probablemente le penalizará. “A partir de ahí habrá que ir al ataque”, establece el de Murgia, que compartirá equipo con Quintana por primera vez.

En la Itzulia le han otorgado el número uno. ¿Qué siente, responsabilidad, ilusión, presión?

-Ilusión. No deja de ser un número, pero me hace ilusión llevarlo.

Usted es una de las principales referencias del pelotón. En la Itzulia será el foco de todas las miradas. ¿Cómo lo lleva?

-Bueno, poco a poco me estoy acostumbrando a esa responsabilidad, a esa presión. La verdad es que dentro del equipo me estoy sintiendo muy arropado en ese aspecto. Estoy preparado. Me gusta pasar más desapercibido, pero ahora es lo que me toca.

Después de no haber disputado la Itzulia el pasado año, supongo que tenía especiales ganas de correr en Euskal Herria.

-Sí, el año pasado no estuve, la vi por la tele, y la verdad es que este año tenía ganas de correrla. Para los corredores euskaldunes es una carrera muy especial. Es un recorrido montañoso, aunque este año han metido una contrarreloj un poco diferente y quizás no es tan buena para mí, pero siempre es bonito correr en casa.

Usted ganó en Aia en 2015. A partir de ahí, explotó como ciclista. ¿Ha marcado un antes y un después la Itzulia en su carrera deportiva?

-La victoria en Aia fue un punto de inflexión porque me dio más confianza en mí mismo. Eso hace que luego puedas rendir mejor.

¿Qué espera de la carrera?

-Las etapas de Zarautz y Bermeo pueden marcar diferencias, aunque entre los favoritos va a ser difícil que las haya. Hasta la crono habrá una carrera y a partir de ahí habrá que ver cómo salimos y qué se puede hacer en las últimas dos etapas. Habrá que ir al ataque después de la contrarreloj.

¿Qué opina sobre el recorrido de la Itzulia?

-Es parecido al de otros años, aunque quizás menos selectivo. Sí que existen las trampas de Zarautz y Bermeo, pero no creo que sea suficiente para hacer daño a los favoritos. Luego, la crono es muy plana y los escaladores saldremos perjudicados. Habrá que ir a la contra, al ataque. La carrera puede salir beneficiada si luego, en las dos últimas etapas, los escaladores vamos al ataque.

Venció en Aia y en Garrastatxu en sus últimas participaciones en la Itzulia. ¿Tiene marcada alguna etapa para la presente edición?

-Voy a estar intentado pelear en todas porque son etapas duras, pero, sobre todo, en la del Santuario Arrate. Es una etapa que me gustaría ganar. Es una cima mítica. Siempre se considera la etapa reina de la Itzulia y la tengo marcada.

Se habla de las emboscadas de la Itzulia. ¿Son etapas con tanta trampas como se está advirtiendo?

-Cuando se avisa tanto dejan de ser trampas (risas). Creo que la gente las tiene muy vistas. Acabarán siendo una trampa porque queremos entrar todos a la vez y no cabemos.

Además de la crono plana, otra de las novedades de la carrera es la aparición de las bonificaciones. ¿Qué le parece?

-Habrá que ver qué pasa. Quizás se peleen más las etapas entre los favoritos y no se permita llegar a las fugas porque todo el mundo querrá la bonificación.

La nómina de rivales para la Itzulia es considerable. Estarán Nibali, también los hermanos Izagirre, Kwiatkowski, Alaphilippe, Porte? ¿Cuál es el máximo candidato a la victoria?

-Creo que la carrera va a estar muy apretada. Se va a decidir por poco. Viendo el recorrido creo que es ideal para corredores como Alaphilippe, Kwiatkowski? Luego, tanto Nibali como los dos hermanos Izagirre también van a ser rivales duros.

Usted competirá al lado de Quintana por primera vez en la Itzulia. ¿Están definidos los roles?

-Todavía no nos hemos juntado. No hemos hablado de ello, pero creo que correremos los dos para lo mismo: para ganar. Uno no tiene por qué estar supeditado al otro y estar todo el día pendiente. Tenemos que jugar con dos cartas y aprovecharnos de esa ventaja sobre los rivales.

¿Los roles para el Tour están fijados o tampoco?

-Tampoco lo hemos hablado. Creo que será lo mismo.

Al leer la entrevista de Quintana en el diario ‘El Tiempo’ de Colombia da la impresión de que él le ve como un gregario, como una pieza más del engranaje en el equipo para vencer el Tour. ¿Usted no se ve como un gregario?

-A día de hoy, no. Mis objetivos están claros.

Todavía no han competido juntos y parece, tal vez por culpa de los medios de comunicación, que existe una guerra psicológica entre ustedes para establecer quién va a ser el líder en el Tour.

-Bueno, quizás. En realidad no tenemos nada que decir, pero sí que parece que cuando hacemos entrevistas individuales cada uno reivindica su estatus. Yo tengo claro por qué estoy en el Movistar. Vengo a sumar y a correr para el equipo. Tenemos que aprender a correr juntos para sacar el mayor beneficio para el equipo.

¿Entiende que a Quintana le haya podido molestar su contratación?

-Sí, lo puedo entender. Él, al final, ha estado como líder en el Tour y en las carreras que ha querido. Ahora llego yo y entiendo que no le guste.

De cara a la etapa de pavés del Tour corrió la E3 Harelbeke. ¿Cómo fue la experiencia?

-Ha sido una experiencia dura, pero bonita a la vez. Me he encontrado con una carrera muy interesante, no solo por los adoquines, sino también por la forma de correr, que es más agresiva. Existen distintas normas respecto a una carrera normal. Es curioso.

¿Qué sensación le ha dejado correr sobre los adoquines?

-Me daba miedo, pero con una presión adecuada de los neumáticos y con una cinta doble en el manillar se va mejor. Sigue siendo igual de duro, pero se afronta de distinta manera.

¿Se ve más seguro?

-No sé si más seguro, pero ya no tengo esa incertidumbre de lo que va a ser, ahora ya sé lo que es. Volveremos después de la Itzulia para ver los tramos de adoquines y conocerlos un poco más.

¿Considera que esa etapa puede ser crítica para el desarrollo de la carrera francesa?

-Sí, seguramente será un día clave. Después de la etapa de Roubaix a algunos de los favoritos les pasará algo. Algunos saldrán favorecidos y otros, perjudicados. Será un punto de inflexión.

Tanto en Andalucía como en la Tirreno-Adriático estuvo en cabeza. Sin embargo, le penalizó la crono en ambas carreras. ¿Le preocupan sus prestaciones contrarreloj?

-Un poco sí. Es verdad que creía que estaba mejor y no la había trabajado tanto. Pensaba que ese trabajo lo tenía hecho pero la verdad es que falta coger la posición que había conseguido en el Sky y eso me ha penalizado bastante. No estoy como quisiera, pero nos hemos dado cuenta y estamos a tiempo de corregirlo y de mejorar el rendimiento.

¿En qué punto se encuentra ahora mismo en esa lucha para rendir mejor en la lucha individual?

-Ahora mismo estoy mejor que en la Tirreno. Hemos hecho unas pruebas en el velódromo de Tafalla y hemos visto que mi posición no era nada buena. La hemos mejorado, pero tenemos que seguir haciéndolo.

Está obligado a recuperar su mejor versión si quiere pelear el Tour.

-Sí. Tenía mucha confianza en las cronos después de mi etapa en el Sky y tengo que recuperar esa confianza. El no estar como entonces te hace dar vueltas a la cabeza con el tema. Hasta que no esté en los números de antes, iré a contrapié.

Los vatios de potencia los conserva. ¿Es cuestión de dar con la posición óptima sobre la bicicleta?

-Sí. Saber que muevo los vatios necesarios me tranquiliza. Tengo que limar la posición, buscar una posición que me permita ir más rápido y estar en los tiempos del año pasado.

En esta tesitura, ¿considera que la crono de Lodosa es un examen?

-Sí. La voy a afrontar con otras ganas, voy a tener otros resultados, porque hemos mejorado, y seguramente me sirva para sacar conclusiones.

En su equipo, el Movistar, señalan que su objetivo debería ser estar a un segundo o poco más de un segundo por kilómetro de los rivales capaces de vencer una gran vuelta.

-Sí. Aunque no he empezado bien, sé que tengo los vatios y si limo bien la posición podría estar en esos números. A corto plazo sería una gran referencia, pero a largo plazo no me pongo un objetivo concreto, salvo mejorar lo máximo posible.

Sus preparadores dicen que si fuera capaz de mantener una posición aerodinámica como la de Castroviejo, que es un especialista puro, estaría en sus tiempos.

-Por vatios, sí, pero hay que tener esa posición y es complicadísimo. Yo tengo el don de subir bien y otros la capacidad de tener una posición muy aerodinámica.

Ha demostrado que mantiene intacto su potencial escalador con su victoria en Sassotetto.

-Sí. Ese es mi fuerte. Después de haber pasado un invierno bueno, sin contratiempos, ha podido salir mejor el trabajo.

¿Cuál es el balance de la campaña hasta estos momentos?

-Muy bueno. Quitando ese punto negro de la contrarreloj, que no me ha permitido luchar como quisiera tanto el podio de la Vuelta a Andalucía como el de la Tirreno-Adriático, creo que la condición ha sido muy buena y la adaptación al equipo, también. Conseguí una victoria de etapa en la Tirreno. Va todo sobre ruedas.

Se comenta que el Tour podría vetar la participación de Froome en caso de que antes no quede resuelto su caso. ¿Cuál es su opinión?

-No sé. Si no corre y se demuestra que no es culpable, ¿qué pasaría? Si corre y se demuestra que lo es... Creo que se deben acatar las normas que están escritas. Hay un reglamento y hay que seguirlo.

Coincidió con Froome, su excompañero de equipo, en Andalucía. ¿Conversó con él de su caso?

-Sí, me preocupé un poco por él. Le pregunté cómo lo llevaba en lo personal. Él me dijo que no estaba viviendo momentos fáciles. Le animé. Espero que todo se solucione pronto.

Hablemos del futuro. ¿Ve a la Fundación Euskadi, que preside, disputando la Itzulia el próximo año?

-No lo sé. Ojalá tengamos ese nivel y y podamos disputarla. En la Fundación seguimos trabajando poco a poco, como siempre. No tenemos ninguna prisa. Si tanto el nivel deportivo como el nivel de categoría nos lo permite, ahí estaremos.