Donostia - Terminaba la primera etapa de la París-Niza en Meudon, en una larga recta ascendente al 5% sobre terreno adoquinado. Había atacado a dos de meta Vuillermoz, presa fácil de un reducido pelotón, lanzado, en cuya cabeza asomaron dos maillots rojos del Bahrain Merida. Eran los hermanos Izagirre. Ion, de lanzador. Gorka, intentando aprovechar su rueda, aunque Julian Alaphilippe logró colarse entre ambos. Quizás pensara el galo que el menor de la saga ormaiztegiarra luchaba por la victoria. El destinado a hacerlo, sin embargo, era el mayor, ganador a tenor de lo visto gracias a la habitual toma desde el helicóptero.
Resultó que no, que el velocista Arnaud Démare (FDJ), experto él en llegadas masivas y apretadas, se salió con la suya. Su cuerpo cruzó más tarde que el de Gorka la linea de meta. Pero lo que cuenta aquí es la rueda delantera, ligerísimamente avanzada gracias a un decisivo golpe de riñón.
Los Izagirre se las habían arreglado para alcanzar bien colocados un tramo final marcado por las curvas peligrosas y un asfalto mojado por la constante lluvia caída durante la jornada. Pero la faena la remató Démare, con Laporte (Cofidis) tercero y Tim Wellens (Lotto Soudal) cuarto.
dos segundos de diferencia Los jueces picaron dos segundos entre los seis primeros clasificados y un pelotón en el que Ion concluyó la etapa en la décima posición, ofreciendo muy buenas sensaciones. Jakob Fuglsang (Astana) entró cortado, a un minuto y 38 segundos, y perdió todas sus opciones, igual que Tejay Van Garderen (BMC), obligado a abandonar tras una caída.
El resto de los favoritos al triunfo final cumplieron con el expediente antes de la segunda jornada de la prueba, que tiene lugar hoy entre las localidades galas de Orsonville y Vierzon, sobre un trazado plano de 187 kilómetros y con una previsible llegada al sprint (15.15 horas, Teledeporte).clasificación