Donostia. Hablar de favoritos para hacerse con el triunfo final en el Tour de Francia es hacerlo de Alberto Contador y Andy Schleck. Dos ciclistas distintos, dos maneras de vivir el ciclismo que comparten un mismo objetivo, llegar a París con el maillot amarillo. El mismo que ya ha lucido en lo más alto del podio de los Campos Elíseos el de Pinto en tres ocasiones y que ha tenido al escalador luxemburgués como acompañante un peldaño más abajo en dos ediciones. Este año, con los Alpes como jueces de la mejor carrera del mundo, el pequeño de los Schleck tratará de cambiar las tornas y ser él quien tenga que mirar hacia abajo para encontrar a su principal rival, a Contador, que podría acusar el cansancio después de haber ganado el Giro.
Que Alberto es el dominador de las pruebas de tres semanas no es nada nuevo, no obstante ya ha sumado en su palmarés tres Tours, dos Giros y una Vuelta, pero dentro de su cabeza fría, de su personalidad tranquila, seguro que hay una imagen que le vendrá a la mente, lo que sucedió en la decimoquinta etapa de la ronda gala del año pasado. No se mostró tan fuerte como de costumbre ante un ataque de Andy, por aquel entonces líder, en Port de Balés. El destino, caprichoso, le jugó una mala pasada al luxemburgués y se le salió la cadena. Atacó Contador, generó polémica. Sacó fuerzas de flaqueza, pasó el mal trago y se colocó como líder.
Pidió perdón el de Pinto. Aguantó los ataques de la prensa y los de Schleck y mantuvo el liderato. Además no disputó a Andy la etapa en el Tourmalet. Cansado quizá por las dos semanas que ya llevaba acumuladas en las carreteras francesas, Alberto no se mostró tan fuerte como en sus dos anteriores triunfos en el Tour, lo que quedó plasmado en la última contrarreloj, donde solo pudo ser el 35º a más de cinco minutos y 30 segundos de Fabian Cancellara.
Andy es sin duda alguna el más firme opositor para desbancar a Contador. Ya lo demostró el año pasado terminando a tan solo 39 segundos, y en la que será su cuarta participación en el Tour quiere aspirar a lo más alto. Cualidades para ello no le faltan, especialmente si demuestra la mejoría en las pruebas contra el crono -su gran hándicap- que ya exhibió la temporada pasada. A ello se amarrará el luxemburgués, que llega a su madurez deportiva con un único objetivo, vestir el maillot amarillo en París, algo de lo que ya ha avisado: “Esta vez quiero subirme a lo más alto del podio”.
Los resultados de uno y otro a lo largo de este año no son para nada comparables, pero tampoco lo fueron el año pasado. La consigna de Andy es clara, desgastarse lo mínimo para llegar al Tour en perfectas condiciones. Por este motivo, apenas ha disputado la Vuelta a Suiza, donde ha acabado el decimoctavo y, salvo en una etapa, en el resto no se ha mostrado en los puestos de cabeza. A diferencia del de Pinto, el pequeño de los hermanos luxemburgueses aún no ha conseguido ninguna victoria en lo que llevamos de año. Contador, por su parte, suma nueve triunfos, entre ellos, el Giro y la Volta a Cataluña.
UN EQUIPAZO En su afán por desbancar a Alberto de lo más alto del podio, Andy cuenta con uno de los equipos más potentes para conseguir su sueño. En dura pugna con el RadioShack, el Leopard-Trek deberá mostrar su fortaleza para guiar a su líder hacia el triunfo. Con Fabian Cancellara y Frank Schleck como guías, el luxemburgués tratará de lograr su primer Tour.
Alberto Contador llevará a sus mejores gregarios a la ronda gala. El equipo no estuvo a la altura de su líder en el Giro y no parece que en la ronda francesa las cosas vayan a variar mucho. Atraído por una jugosa oferta de Bjarne Riis, el pinteño cambió el Astana por el Saxo Bank y, junto al madrileño, su principal escudero en la ronda gala de 2010, Dani Navarro, decidió hacer lo propio. En esta ocasión, además, contará con la ayuda de Richie Porte.
Sea cual sea el trabajo que desempeñen ambos conjuntos para tratar de aupar a sus jefes de filas a lo más alto, en los últimos kilómetros, en los decisivos, serán Alberto Contador y Andy Schleck quienes deberán demostrar por qué son considerados los favoritos para llegar de amarillo a París.