Donostia. Alberto Contador se ha acostumbrado a vivir bajo los focos, que por algo es el mejor ciclista del mundo en pruebas de tres semanas -lleva imbatido tres Tours, un Giro y una Vuelta-. Y sus circunstancias le han obligado a aprender a convivir con la espada de Damocles sobre su dorsal. Sabe que todo lo que ha hecho este año y lo que pueda hacer en las próximas seis o siete semanas, cuando tres jueces decidan su futuro, pueden caer en saco roto y su nombre ser borrado del palmarés de la Vuelta a Murcia, de la Volta a Catalunya y, por supuesto, del pasado Tour de Francia. Sin embargo, el pinteño, al que alumbran todos los pronósticos del brutal Giro de Italia que hoy comienza, no siente presión. Ni por las entretelas de su caso -"confío en un final feliz", volvió a asegurar ayer-, ni por su condición de favorito número uno en la corsa rosa. "Algunos tienen más presión que yo, como Vincenzo Nibali o Michele Scarponi -que por algo son italianos, algo que siempre pesa en su carrera, pero más si esta conmemora el 150 aniversario de la Unificación de Italia-, y también el Geox con Menchov, ya que es su carrera del año".

Los cuatro son los grandes aspirantes a coronarse en Milán. Son el póquer de ases de un pelotón con 23 equipos y 207 corredores, cifra que excede el límite máximo de 200 ciclistas pero que la Unión Ciclista Internacional permitió para hacer hueco al mayor número posible de escuadras transalpinas en una edición especial. Por la efeméride y, también y sobre todo, porque el recorrido, por complicado que parezca en una prueba siempre criminal, entona un más difícil todavía: siete llegadas en alto y una cronoescalada, en un vía crucis por Marmolada, Giau, Piancavallo, Grossglockner, Gardeccia, Tonale y los tres que han levantado mayor expectación aún que la propia Marmolada: Zoncolan, Finestre y Crostis, el inédito coloso con una bajada más temida todavía que su subida.

Con semejantes ingredientes, Contador, Nibali, Scarponi y Menchov son los principales comensajes de un banquete indigesto para comerlo a pedales, aunque el espectador la goce desde la cuneta o el sofá. Otros invitados, que no convidados de piedra, son Joaquim Rodríguez, Roman Kreuziger, Carlos Sastre, David Arroyo y un Igor Antón que quiere hacer historia en un Giro descomunal y convertirse en el primer ganador de etapa de Euskaltel-Euskadi. Cerca de la mesa presidencial, se sientan Garzelli, Pozzovivo, Le Mevel, Machado, Di Luca y los guerrilleros de Androni-Giocattoli (Sella, Serpa, Rujano...).

Highroad y Garmin, favoritos Por sexta edición consecutiva, el Giro incluye una contrarreloj por equipos, esta vez de 19,3 kilómetros entre Venaria Reale y Turín. La capital del Piamonte también lo fue hace 150 años de la Italia unificada, cuando Giuseppe Garibaldi entregó el sur al rey Víctor Manuel, que había hecho suyo el norte. La crono, corta, técnica y con varias curvas que complican la armonía, no debería deparar demasiadas diferencias. HTC-Highroad y Garmin-Cervélo parten al frente de los pronósticos, por delante de Liquigas, Sky o RadioShack