Donostia. Hoy es su

Es la clásica que mejor se adaptaba a mis características, la que más me gustaba y la que mejor me ha salido. La he corrido tres veces. La primera, en Panaria, debí trabajar para el equipo. Las otras dos veces fue con Euskaltel, y en una fui el dieciséis y en la otra, séptimo. Es de las pocas carreras que me gustaría correr todos los años, junto a clásicas como la París-Tours. El año pasado no me llevaron, y me dio mucha pena.

¿La echará hoy de menos?

Ya sabía que no iríamos a la Milán-San Remo. Cuando la eché mucho de menos fue el año pasado, pero no pierdo la esperanza de que la vuelva a correr. Ojalá sea con mi actual equipo; sería señal de que hemos crecido. Como he vivido en Italia, sé cómo se vive allí esa carrera. Por eso me motivaba tanto. Un caso similar es Óscar (Freire), ya que al margen de ser una carrera que se adapta muy bien a él, corrió en Mapei y allí le inculcaron lo que significa esa carrera. Y lo mismo con Igor (Astarloa), que la vivía de forma especial.

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Es muy difícil lograr un resultado ahí. En Italia veía cómo se prepara la gente para esta carrera. Mapei, por ejemplo, hizo un equipo expresamente para ganar en San Remo. Para los italianos, es su principal objetivo del inicio del año. Yo al menos pude ser séptimo en 2009.

Y en 2010 no corrió…

Fue un cúmulo de circunstancias. Entonces no estaba bien con el equipo, y aunque sabían que estaba bien y lo podía hacer bien, me llevaron a la Volta, donde intenté hacerlo lo mejor posible. Me dio pena. Hubiera sido mi cuarta participación, y el objetivo habría sido hacer entre los diez primeros, con la confianza de que ya lo había hecho una vez.

¿Cuál es la clave de esta carrera?

El otro día hablaba con compañeros de Euskaltel, y les dije que es importante correr antes la Tirreno-Adriático y recuperar bien, ya que te da el punto para luego estar delante en la San Remo; estar motivado y tener claro que son 300 kilómetros y hay que ir todo el día guardando porque al final te va a hacer falta todo. A 50 ó 60 kilómetros de meta se arranca la moto y ya no se para. En cada látigo, en cada instante que uno te mete el manillar, debes saber que hay que limar porque no puedes ceder, porque en cuanto cedas, se puede acabar tu carrera en una caída o un corte. Lo que yo más temía era la Cipressa, porque son casi 5 kilómetros. En el Poggio, era más difícil que me quedara. Hace dos años, podía haber coronado más arriba, pero me limité a ir a rueda de Cavendish, porque sabía que él estaba bien y tenía al lado gente como Hincapie que le iban a llevar adelante. En el sprint, le vi arrancar a Haussler, me fui tras él pero Hushovd se echó a la izquierda y me quedé cerrado. Creo que podría haber sido tercero. Tenía muy buenas piernas, que es lo que cuenta: llegar con fuerza, como han demostrado en los últimos años Haussler o Freire, para mí los favoritos con pocos más. Hay otros quizá más rápidos, pero a los que les cuesta llegar.

Parece que le llegará un triunfo...

Ojalá. Estar ahí es importante. Cuando te vas acercando a los puestos de cabeza, coges confianza y entonces solo te falta un poquitín más de suerte o fuerza para ganar. Quería demostrar que Aitor está aquí y no quiere perderse ninguna carrera. El equipo confía en mí y me siento como si llevase tiempo con los compañeros.

¿Le ha costado cambiar el chip de un ProTour a un equipo menor?

No tanto. Las carreras que me dan pena son las clásicas, pero yo lo veo desde otro lado, y es que en este equipo nunca me van a poner un límite, y en Euskaltel, por mucho que anduviese, nunca iba a correr País Vasco o el Tour, porque hay un grupo de corredores por encima. Eso te hace daño. Te afecta saber que por mucho que andes vas a ir a la Vuelta a Polonia y no a la Vuelta a España. No sé si te desmotiva o te ayuda a no seguir progresando. Ahora hay jóvenes muy buenos en el equipo, y ojalá encuentren el cariño para seguir creciendo. En Caja Rural voy a correr mi primera Vuelta al País Vasco, y con mucho respeto por el nivel que hay. Y si nos invitasen a la Vuelta, intentaría debutar con el equipo.

¿Está volviendo al Galdos que casi garantizaba un triunfo con Panaria?

Este invierno vi tan cerca que quizá no volviera al pelotón, que eso me está ayudando a llegar delante y, aunque llegue muerto, intentar meterme en el sprint. Por mí, y por el equipo, para que dure muchos años.

Va a ser un ciclista eterno, porque no se ha castigado en las grandes

Todo el mundo me dice que aparento menos que los 32 años que acabo de cumplir. Si de cabeza estás bien, la edad es más secundario. Gente con 38-39 años está para ganar País Vasco. La experiencia hace mucho, sobre todo en las grandes carreras, donde puedes tirar para estar con otros más fuertes.

Eso busca Caja Rural con Galdos...

Sobre todo Iñigo (Cuesta), del que cada día aprendo algo. Él es el fichaje estrella del equipo, y cuando se ponga bien llegará algún resultado.

¿Presiona o satura el tener que lograr la invitación para la Vuelta?

A los compañeros les digo que si nos presiona, nos mermará en carrera. Lo que debe hacernos es motivarnos para salir a cada carrera a buscar la fuga o el resultado; es lo único que está en nuestra mano. Si no nos invitan, que no sea por no habernos dejado ver.