Donostia. ¿Cómo va el stage?

Estamos 20 ciclistas en Mojácar, donde se suele concentrar todos los años el equipo en Almería. Para no ir todos juntos, que entraña más peligro y tardarías mucho en dar un relevo, nos dividimos en dos grupos de diez. Yo estoy en el segundo, que supuestamente va más despacio, pero si salimos del hotel cuatro minutos más tarde, llegamos cuatro minutos más tarde... Ahí vamos Freire, Barredo, Thallingii, Van Winden, el neo Slagter, Flens... El ambiente es bueno y estamos entrenando duro. Yo llego algo más justo que otros años, pero me he puesto las pilas.

Vamos, que no le veremos delante como otros años en la París-Niza...

La idea es echar un cable a Luis León, que está con ganas de repetir victoria y va en el primer grupo. Mi año será similar a otros: Mallorca, Andalucía, París-Niza, Catalunya, País Vasco, Castilla y León, Flecha y Lieja. Luego haría un parón de cara al Tour; correría el Dauphiné Libéré, con una concentración antes y después, tras el Campeonato de España, haría Tour, Clásica y Vuelta.

¿Se nota la marcha de Menchov?

Mucho. Entrenando, en la mesa... Éramos un grupo que teníamos mucha confianza. Solo entrenando, con Denis íbamos más despacio.

La apuesta de Rabobank es Gesink.

El chaval está fuerte. Tiene un apartamento en Girona y ahí puede entrenar bien. El equipo aspira a meterlo en el podio de París, pero el Tour son palabras mayores y hacen falta muchas batallas encima para estar peleándolo. No es lo mismo ir al Tour con la tranquilidad de que Denis debe sacar las castañas del fuego, que cargar con la responsabilidad del equipo. Si le calmamos en momentos puntuales, es capaz de estar ahí.

El Tour excluye a Denis, ¿lo intuía?

No, no, no. Estaba ante su gran oportunidad, por calidad y por el cambio de aires, que te da un punch extra el primer año, porque deseas ganarte el respeto de todos y eso se traduce en rendimiento. Antes de ir al Geox sabía que se podía quedar sin Tour... Lo bueno es que lo sabe pronto y puede centrar su año de cara a mayo, y hacerlo muy bien en Giro y Vuelta.

Garate va por su tercer año en Rabobank; no tiene el punch del debut...

No estoy acomodado, pero sí asentado. Tengo una responsabilidad para hacer ciertas cosas en el equipo y eso me motiva. Estoy rodeado de jóvenes que, aunque no te lo digan, se fijan mucho en lo que hacen los veteranos. Por ello, debemos dar ejemplo.

En la Vuelta 2010, cuando falló Menchov, esperaba un mejor Garate. ¿Fue cuestión de forma, algo mental?

No nos salió una a derechas. Fuimos desde el inicio a contrapié, y no fuimos capaces de coger una triste fuga. Y lo intentamos. Al final me desesperé, porque no estaba súper, pero sí para hacer algún pinito. No lo supe ver y al final me dejé llevar un poco.

También el Mundial fue a contrapié.

Desde luego. La lectura de la carrera la hicimos bien. Salió lo que esperábamos, pero no preveíamos que nos pillara donde nos pilló. Al final, nos la jugamos como quisimos, con Óscar en la última recta, pero para ello hubo que quemar todos los cartuchos, y Óscar vivió mucha tensión al ver todo perdido, lo que te merma mucho. Se nos fue la carrera a mitad de prueba, no había pinganillo y no pudimos parar a los tres de delante. No teníamos referencias, y creo que si no hay pinganillo, la organización debe poner más de su parte. No es que no sepamos leer la carrera sin pinganillo, sino que te den referencias, que te digan quién tira...

Es partidario del pinganillo, ¿no?

En las categorías inferiores, nunca lo habría puesto, porque hay jóvenes que no huelen las carreras. Pero arriba, si lo quitas, debes dar más información, porque si no vas a ciegas.

¿Qué le parece el regreso a Euskadi de la Vuelta a España?

Nunca debió irse. Pero ya conocemos las circunstancias. Otras disciplinas deportivas tienen competiciones estatales que se juegan en Euskadi y no pasa nada. Y con la afición que hay aquí, la Vuelta debía volver.

Ha vivido la afición italiana, la belga, la holandesa. ¿Es mucho decir que la vasca es la mejor del mundo?

Sí. Más o menos tras la época de Olano noté cierto declive en el número de aficionados, pero los dos últimos años estoy viendo mucha afición, y me alegra. Cada vez veo más cicloturistas en la carretera, y eso es bueno para el ciclismo. Pero hay grandes aficiones en otros sitios.

Con Freire, Luis León y Barredo, a Rabobank le gusta lo español...

No es habitual en otros equipos, pero aquí sí: desde la llegada de Óscar con Joseba (Núñez), luego Flecha, Horrillo, el colombiano Ardila o Denis, que era más español que ruso. El grupo de españoles les respondemos, somos fáciles de llevar, no damos problema, y lo valoran. Los directores están aprendiendo castellano, y, a diferencia del año pasado, los entrenamientos de la concentración nos los han pasado en español, al igual que un test de alimentación. Es un detalle.

Rabobank está asegurado hasta 2016. ¿Garate llegará tan lejos?

Seguro que no, porque a este equipo no le veo fecha de caducidad. Junto a Euskaltel-Euskadi, es el que más años lleva en el pelotón sin cambiar de nombre. El día que pierda la motivación o que vea que ya no aporto nada al ciclismo, lo dejaré, pero aún me veo otros tres años más... Noto que antes ya iba bien con 3.000 kilómetros y ahora necesito 5.000 o 6.000.

¿Veremos un Garate como el de 2009? Agresivo, con olfato...

Eso espero, yo estoy mentalizado. El otro día, la hija (June) me decía: Aita, kopa asko dauzkazu... Beste bat irabaziko duzu? Beste koparen bat irabazten baduzu, neretzat, bale? Así que aún le debo una copa (risas).